En el jazz reversionar temas propios es una costumbre de uso extendido. Se trata de un género signado por la interpretación, y la aparición de nuevas ideas y/o el cambio de integrantes de un proyecto siempre son oportunidades valiosas para ejercitar perspectivas novedosas de composiciones ya registradas. El rock no suele ser tan afín a las relecturas. La tendencia de sacralizar la juventud y el mandato de los primeros discos desalientan revisiones de este tipo –los discos con “amigos” suelen funcionar más como estrategias de marketing multitarget que como verdaderos hechos artísticos–. Pero Divididos, uno de los símbolos más valiosos de la cultura rock argentina, siempre se las arregló para crear sus propias reglas y el lanzamiento de «Haciendo cosas raras», la nueva versión de «40 dibujos ahí en el piso», confirma su voluntad de seguir en ese camino.

La nueva grabación del primer disco de la banda saldrá  a las calles este viernes y tuvo un adelanto muy especial. La cita fue el lunes en La Trastienda, ante 200 fans y algunos pocos periodistas. La propuesta fue escuchar de principio a fin este «Haciendo cosas raras»: canciones conocidas, pero con una interpretación y una perspectiva que respeta y a la vez expande a las originales. El tiempo no es un capricho ni pasa en vano. Divididos grabó «40 dibujos ahí en el piso» poco después de la muerte de Luca y el naufragio inevitable de Sumo. En esos tiempos Divididos todavía no era Divididos. O, para ser más exactos, no era el Divididos de personalidad arrolladora e inconfundible que empezó a edificarse desde «Acariciando lo áspero» (1991). En la grabación original el baterista fue Gustavo Collado y Gillespi tocó la trompeta en algunos temas (reemplazó a Roberto Pettinato, que se había sumado por un lapso muy corto a Mollo y Arnedo, y luego se fue a España).

“En el 88 necesitamos seguir con Diego (Arnedo) más allá de todo. Las ganas de hacer música nos dieron fuerza para ir para adelante en un auto sin parabrisas. Porque hoy, con el diario del lunes, podemos decir que nos fue bien y pudimos seguir creando. Pero no faltó quien dijera que a este grupo le faltaba alguien en el medio, un cantante, para ser más concretos. Con Diego hace más de 40 años que tocamos juntos. Empezamos antes de Sumo. La muerte de Luca y la separación de Sumo fue lo más doloroso que pudo haber pasado. Pero salimos adelante tocando música”, explicó Mollo.

El encuentro en La Trastienda tuvo tres partes. Una primera que incluyó un diálogo distendido entre Mollo, Arnedo y Catriel Ciavarella y un puñado de periodistas;  una segunda dedicada a la escucha atronadora de «Haciendo cosas raras» que –literalmente– hizo temblar a La Trastienda; y un gran final en el que fans y amigos le hicieron preguntas a los músicos. El primer segmento no fue una conferencia de prensa ni una sucesión de protocolos. De alguna manera y fiel a su estilo, Mollo y Arnedo cruzaron géneros y, en esta oportunidad, articularon una charla informativa, preguntas, respuestas y muchas anécdotas. Un Arnedo particularmente locuaz recordó cuando recorría la ciudad con Mollo y un grabador para “captar momentos geniales” –tan mal no les fue, de ahí sacaron muchos fragmentos de letras y el título del primer disco, cortesía de un taxista verborrágico–. El bajista hasta se permitió recordar, reproducir y desdramatizar, cara a cara con su contraparte, un cruce histórico y mítico con un reconocido periodista de rock.

“La muerte de Luca, el final de Sumo y nosotros siguiendo adelante con la música. Hoy corremos el duelo, corremos todo ese dolor y descubrimos las canciones. Eso es este disco. Espero que les guste», develó Mollo a modo de presentación. Divididos interpreta a Divididos puede ser una buena forma de entender de qué se trata «Haciendo cosas raras». Sí, se trata de un reencuentro con las canciones, pero desde un presente de unos Divididos totalmente consolidados y la energía interminable de Ciavarella en la batería. Ni Arnedo ni Mollo son los de finales de los 80. Arnedo se consagró como uno de los bajistas más singulares de la historia del rock argentino y Mollo sumó a sus grandes dotes de guitarristas su gran crecimiento como cantante y sus habilidades como productor.

La versión 2018 de «40 dibujos ahí en el piso» tiene un nombre nuevo –»Haciendo cosas raras»–, un orden diferente de las canciones, “La foca” ahora es una canción con letra y fue rebautizada como “Caballos de la noche” y las tres versiones de “Camarón Bombay” se redujeron a una. Pero ante todo, «Haciendo cosas raras» se desarrolla en interpretaciones más libres, un sonido más cuidado y la mayor riqueza interpretativa de Mollo como cantante. En ese marco se destacan la citada “Caballos en la noche” –la letra refleja al Divididos más luminoso de hoy–, la cautivante profundidad de “Gárgara larga” –el nombre del tema refería a Luca y su inestabilidad estomacal–, el desarrollo más libre y sin trompeta de “¿De qué diario sos?”, la mayor contundencia de “Che que esperás”, el gancho y el bajo invencible de «Haciendo cosas raras» –el tema–, y la cuarta dimensión que ofrece la nueva “Los hombres huecos”. El cuidado arte del disco y las historias escritas a mano por Arnedo en el librito que acompaña al CD son otro valor agregado del proyecto.

Faltan apenas horas para la edición oficial de «Haciendo casas raras» y semanas para el festejo de los 30 años de la banda en el Hipódromo de Palermo. Entre novedades, festejos y cumpleaños, Divididos sigue haciendo historia y extendiendo su mito.


–»30 años – Haciendo cosas raras». Divididos en el Hipódromo de Palermo, Av. del Libertador 4101. 15 de septiembre a las 21.