Alejandro Dolina es célebre por sus comentarios así como también por sus reflexiones donde todo lo que rodea a la sociedad es un tema importante de su analítica mirada. En una entrevista que le cedió al conductor Luis Novaresio, se explayó sobre las consecuencias de la pandemia en nuestro país, dejando de manera pensativa a su entrevistador, alguien quien en diversas oportunidades se expresó a favor de la economía por sobre la importancia de la salud de la población.

Todo sucedió en Animales Sueltos, el programa que Novaresio conduce habitualmente en el prime time televisivo de América. “Cuando me preguntan si le veo algo positivo a la pandemia les digo que ninguna. ¡Ninguna! ¡Lo peor que tiene es que la gente se enferma y se muere!”, sostuvo de manera enérgica Dolina.

“Al lado de la gente que se muere me parece un pecado extrañar esas bagatelas. Pude haber dicho cómo extraño jugar al futbol o tomar una cerveza con mis amigos en algún momento, pero yo regalo todas las cervezas de mi vida con tal de que no se muera nadie”, aseguró el célebre conductor radial de La venganza será terrible.

Luego, avanzó en una reflexión en la que se lo notó preocupado con respecto a ciertos discursos imperantes en nuestra sociedad. “Si usted dice que todos nos vamos a morir, ¿entonces qué hacemos? Si la respuesta a la pandemia es si todos nos vamos a morir, de algo hay que morir, entonces por qué esperar frente a las barreras bajas si todos nos vamos a morir, por qué respetar los semáforos, por qué viajar a una velocidad prudente, por qué hacer una vida saludable si todos nos vamos a morir. Me parece un fatalismo terrible”, acotó.

Siguiendo esa línea de razonamiento, el escritor y conductor continuó afirmando que “tuvimos alguna vez un príncipe fatalista que decía que ´nadie moría antes de su hora´. Bueno, esa es una de las peores cosas que le puede pasar a una nación, que un príncipe diga que nuestra conducta no sirve para nada porque de todas formas nos vamos a morir. Si después de todo nos vamos a morir, evitar la pandemia es una dilación. Nuestra vida es una dilación, es una espera que tratamos de hacerla lo más larga posible”.

Para concluir, Dolina apeló a la ironía para denunciar conductas sociales temerarias: “¡Qué angustia! ¡Me siento frustrado por la falta de libertad! Mentira, si todo el mundo sale y hace lo que quiere. La frustración personal, la de los pequeños burgueses, me parece una cosa de la cual no vale la pena quejarse demasiado”, concluyó.