Las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur para firmar un acuerdo de libre comercio entre ambos bloques son opacas, poco transparentes y perjudiciales para muchos sectores productivos de la Argentina. Estas críticas se escucharon en un encuentro realizado el jueves pasado en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), organizado por la Fundación Friedrich Ebert y el Centro de Estudios de la Estructura Económica (Cenes) que funciona en el ámbito de esa facultad.

La actividad, realizada en el formato de mesas cerradas, consistió en tres encuentros en los que se trataron distintos aspectos de las negociaciones entre los bloques comerciales.

La constante a lo largo de la primera reunión de la tarde del jueves fueron los planteos dirigidos al funcionario que defendió la posición oficial: Victorio Carpintieri, subsecretario  de Mercosur y Negociaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina.

En su primera intervención, Carpintieri destacó que una asociación de libre comercio con la Unión Europea ayudaría «a mejorar la competitividad de la economía argentina». Pero ante una consulta puntual, debió reconocer que el impacto en el Producto Bruto Interno (PBI) será «modesto». Es decir, según un funcionario del gobierno que participa de manera activa en las negociaciones por el acuerdo de libre de comercio, un acuerdo con la UE tendría pequeños beneficios para el crecimiento de la economía argentina.

«Casi todos nuestros estudios de impacto nos dan que será favorable para la economía del país», dijo Carpintieri. A su lado, Grace Tano, consejera de la Embajada de Brasil en Buenos Aires, reforzó la idea: «En Brasil también nos da un resultado positivo cuando hacemos modelos con las propuestas de integración. El problema es que los modelos son incompletos y no permiten incluir una serie de aspectos, por ejemplo, el impacto de la baja de aranceles», explicó.

El economista Daniel Heymann interrogó acerca de los sectores beneficiados por el acuerdo: «Es difícil ver cómo impacta este acuerdo en la macroeconomía, en el sentido del efecto sobre las exportaciones y el empleo. No hay estimaciones sobre ello», dijo.

Andrés Larisgoitía, experto en relaciones internacionales de la CTA de los Trabajadores, observó que las negociaciones con la UE están marcadas por «la falta de transparencia y la opacidad».

Carpintieri aseguró que «no hay opacidad, sí hay que mejorar la comunicación. Nosotros vamos a seguir haciendo más acuerdos comerciales y la transparencia es un valor que este gobierno tiene presente en sus actuaciones. Pero hay que admitir que este es un reclamo que se siente mucho. Con todo, considero que es injusto que se diga que hay opacidad», aseguró el funcionario de Cancillería.

Del encuentro también participaron los expertos Marta Bekerman, Alberto Müller, Luciana Ghiotto, Felix Peña, Marita González y el excanciller Jorge Taiana.

Las negociaciones entre la UE y el Mercosur se han acelerado en los últimos dos años, luego de estar una década en una situación de impasse. Tanto el gobierno de Mauricio Macri, en Argentina, como el de Michel Temer, en Brasil, le imprimieron un nuevo ritmo.

El ministro argentino de Exteriores, Jorge Faurie, ha sido uno de los protagonistas de esta nueva etapa, al igual que su contraparte europea, Cecilia Malmstrom. Tras el fracaso de Asunción, de principios de marzo, donde los cancilleres de los países del bloque no lograron acordar una propuesta común, siguió un nuevo traspié en Bruselas, dos semanas atrás, donde los representantes de ambos bloques no pudieron avanzar en los puntos más sensibles. «Ellos negocian cupos y nosotros, tarifas», concluyó Taiana. «