El número 270 cobró importancia determinante para los Estados Unidos: es la cantidad de electores que el sistema electoral requiere para que un candidato se asegure ser electo presidente. Ocurre cada vez que hay elecciones pero en estas presidenciales de 2020 vuelve a ser la meta mágica, dada la paridad entre republicanos y demócratas, que siguen contando voto a voto en cada uno de los Estados para acercarse a esa cifra anhelada. Cada uno de los electores pasa a ser imprescindibles.

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Hasta el mediodía de la Argentina, estaban muy definidos la mayoría de los Estados y la disputa se centraba en siete de ellos. El registro parcial indicaba que de los 538 electores que se eligen en esta ocasión, Joe Biden se había asegurado 238, en tanto Donald Trump va por los 213. Por su puesto que, dado los resultados tan cerrados en la mayoría de los distritos, el pronóstico final es sumamente incierto y depende de si se afirman las tendencias o se revierten.

A través de su cuenta de Twitter, el presidente volvió a poner en duda el voto anticipado por correo. «¿Cómo se explica que cada vez que cuentan los depósitos con votos enviados por correo son tan devastadores en sus porcentajes y su poder de destrucción?”, se preguntó Trump irónicamente.

Más temprano había vuelto a poner en duda el voto anticipado por correo, que se cree que beneficiaría masivamente a Biden, y adelantó que judicializaría la elección.

“Anoche estaba liderando, en algunos casos de manera sólida, en muchos estados. Después, uno a uno, empezaron a desaparecer mágicamente a medida que los depósitos de votos sorpresas eran contados. Muy extraño”, sostuvo.

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Quedan por definirse de qué color serán los 87 elegidos de esos estados. Ahí está la clave. Para ganar, Biden requiere 32 electores más y Trump, 57.

Por ejemplo, en Pensilvania. Hasta el mediodía argentino los resultados son claramente favorables para el partido Republicano: 3,1 millones de votos a 2,4, lo que representa un 54,8% a 44,1%. Esa diferencia podría apreciarse como definitiva a favor de Trump, en un estado que siempre fue sumamente importante ya que aporta 20 electores, una cifra que a esta altura, con la paridad de los recuentos finales es más que determinante. Pero hay un dato que aportaron a los analistas del New York Times: restan computarse unos tres millones de votos, la enorme mayoría de ellos provenientes de los realizados por correo, en forma anticipada. Y ese sector de sufragantes, en particular en Pensilvania, se cree que son abrumadoramente favorables a Biden, por lo que el periódico advierte que no sería ilógico pensar que los demócratas puedan dar vuelta el resultado.

En Carolina del Norte, Trump llegó al 50,1% contra el 48,7 de Biden, lo que representa unos 80 mil votos. Claro que lo que falta computar algo menos de 300 mil. Sólo una avalancha de votos demócratas podría evitar que los republicanos se lleven los 15 electores.

En Giorgia, la situación es muy similar, incluso con lo que falta computar y las tendencias. Pero se resalta que en este estado vuelve a primar el sufragio adelantado vía correo, lo que lleva a los especialistas a ser muy cautos en las predicciones sobre quién se quedará con los 16 electores.

En Alaska, donde se pelea por tres electores, la puja está clara aunque resten computar la mitad de los votos, unos 150 mil: los republicanos superan por 63 a 33 en los resultados parciales.

En Nevada, Biden supera a Trump, por sólo 0,4 puntos cuando aún falta un tercio de recuento. El triunfo entrega 6 electores. Puede ocurrir cualquier cosa.

En Wisconsin, la diferencia es de solo 0,7 puntos. Los 10 electores están muy disputados: 49,6% a 48,9/ para los demócratas y resta un 5% de los cómputos.

En Michigan, donde se disputan 16 electores, los demócratas vencen por apenas 3 décimas, lo que en la práctica significa un empate técnico. El 49,4% a 49,1% cuando todavía deben sumar el 5% de los sufragios realizados, puede disparar el resultado final al diablo.

La cuestión es que en muchos de esos estados, la ley electoral define que si la diferencia final es menor a la del 1%, debe recontarse todo. Y eso, obviamente, puede demorar varios días. El tema es que si esos votos pudieran definir el resultado final, la tensión puede dispararse a límites impensados.