En medio de una creciente tensión bilateral que podría afectar a la región oriental de Asia, China se ofreció este miércoles a mediar entre Corea del Norte y Estados Unidos para evitar una nueva escalada diplomática alrededor del programa nuclear del aislado país, pero Washington descartó la oferta y argumentó que no están «tratando con una persona racional», en referencia al líder norcoreano Kim Jong-un.

«Desde estos últimos lanzamientos (de misiles norcoreanos) estamos revaluando el enfoque de Estados Unidos. Puedo decir que no descartamos nada y estamos considerando toda opción sobre la mesa», aseguró ante la prensa la embajadora norteamericana ante la ONU, Nikky Haley, y agregó sobre la oferta china: «Aprecio a mis colegas que quieren hablar de diálogo y negociaciones, pero no estamos tratando con una persona racional».

El clima de tensión alrededor del programa nuclear norcoreano volvió este miércoles a dominar el Consejo de Seguridad de la ONU, en las horas previas a una reunión a puertas cerradas en la que se espera se discuta la imposición de nuevas sanciones contra Pyongyang.

Si se aprueban nuevas sanciones, representarían el séptimo conjunto de medidas contra Corea del Norte desde que comenzó este conflicto de larga data.

En la víspera de esta discusión, el principal aliado de Estados Unidos en este tema, el embajador surcoreano ante la ONU, Cho Tae-yul, fue contundente a la hora de rechazar una posible mediación de China y de pedir sanciones.

«La única forma de cambiar el comportamiento norcoreano es continuar aumentando la presión y sanciones a Corea del Norte. No es momento de hablar de diálogo», aseguró el diplomático, quien destacó que todas las otras opciones diplomáticas «ya se agotaron», según la agencia de noticias EFE.

Tras el último lanzamiento de misiles de Corea del Norte y tras una nueva condena ayer del Consejo de Seguridad de la ONU, su vecino del sur comenzó a instalar un sistema antimisiles THAAD estadounidense, una decisión que inmediatamente provocó el repudio público de Rusia y China.

Esta escalada fue la que llevó a Beijing a tomar una posición diplomática más pro activa y a proponer una mediación entre uno de sus aliados en la región y su principal rival en la puja de poder mundial, Estados Unidos.

«Ambas partes son dos trenes que aceleran, se dirigen el uno hacia el otro y nadie quiere dejar paso. La pregunta es: ¿están realmente preparados para una colisión frontal?», se preguntó el canciller chino Wang Yi en la única conferencia de prensa que ofrece en el año, en el marco del plenario anual de la Asamblea Nacional Popular.

La prioridad de China es prender «la luz roja» y «apretar el freno» a ambos trenes, explicó.

Wang dedicó críticas a los dos países. Por un lado, condenó las pruebas misilísticas norcoreanas que «ignoraron la oposición de la comunidad internacional», que interpretan estos lanzamientos como una prueba de poder y una confirmación de su capacidad de utilizar su capacidad nuclear. Por otro lado, Beijing repudió los ejercicios militares conjuntos de Estados Unidos y Corea del Sur, que, según su opinión, alimentan la tensión en esa región oriental de Asia.

Ante las críticas del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la falta de voluntad de Beijing para frenar a Corea del Norte, el canciller chino asumió públicamente el papel que juega la potencia asiática y afirmó que, como país vecino con una relación muy estrecha con Pyongyang, «China es indispensable para la resolución del conflicto».

Formalmente, la guerra de Corea, que tuvo lugar hace ya más de sesenta años, no ha concluido, y lo que media entre las fuerzas combinadas de Estados Unidos y Corea del Sur, por un lado, y las norcoreanas, por el otro, es una línea de cese de fuego y no un límite formal.

«Las conversaciones (a seis bandas entre Corea del Norte, Corea del Sur, Estados Unidos, China, Japón y Rusia) merecen otra oportunidad. La paz aún está a nuestro alcance», instó el canciller chino.

Por el contrario, el canciller chino sostuvo que la instalación del escudo antimísiles estadounidenses en Corea del Sur no ayuda a la reanudación de esas conversaciones.
Tanto Beijing como Moscú aseguran que el dispositivo no sólo se utilizará a modo de defensa, sino que también podría servir para obtener datos de inteligencia de sus bases militares.