El escritor cordobés Federico Falco es uno de los cinco finalistas del Premio Hispanoamericano Gabriel García Márquez. La nominación es un reconocimiento a Un cementerio perfecto. Los otros cuatro elegidos son la boliviana Liliana Colanzi (Nuestro mundo muerto), la española Soledad Puértolas (Chicos y chicas), el mexicano Daniel Salinas Basave (Días de whisky malo), y el español Alejandro Morellón Mariano (El estado natural de las cosas). 

El jurado de esta cuarta versión del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez está integrado por Roberto Burgos Cantor (Colombia), Vlady Kociancich (Argentina), Alberto Manguel (Argentina), Anne McLean (Canadá) y Vicente Molina Foix (España). Los cuatro finalistas que no resulten ganadores recibirán dos mil dólares, como «incentivo a la consolidación del género, promoción a su calidad literaria y fortalecimiento a la industria editorial en Hispanoamérica», de parte del Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia. El ganador se hará acreedor a cien mil dólares. 

En 2016, el periodista Mariano Pedrosa de Tiempo Argentino entrevistó a Falco por el libro que acababa de publicar y que le valió la nominación para el premio García Márquez: “Federico Falco domina el antiguo oficio de contar historias, al que hace parecer ligero y desenvuelto -decía Pedrosa. Sus relatos invitan a un paseo sereno e intenso a través de paisajes atrapantes, a veces de flora exuberante, otras de vegetación sometida al capricho estético de la moda, como en los cementerios parque en boga en cierto momento. La solidez del planteo narrativo de Falco ya lo colocó en la primera línea de los escritores latinoamericanos contemporáneos, y su nuevo libro, Un cementerio perfecto (Eterna Cadencia), resulta una de esas joyas que de tanto en tanto brinda el ámbito literario nacional.”

Y agregaba haciendo un paneo de su obra: “Quien repase las últimas obras de este autor –como Cielos de Córdoba (Nudista) o la reedición de 222 patitos (Eterna Cadencia) – se dará cuenta del preciosismo de la mirada que expresa la escritura de Falco. Estos cuentos encaran la soledad, el misterio, la muerte desde historias íntimas y delicados matices. Además, es un entrevistado gentil que le pone garra a la conversación, apenas un día después de que un grupo de delincuentes amparados por la policía y una lamentable fiscal conspiraran contra la voz de este diario. Tal vez por eso comenzamos charlando sobre el oficio y los métodos del escritor.”

Por su parte, Falco revelaba algunos de los secretos de su escritura: “Yo siempre trabajo con varios proyectos de cuentos al mismo tiempo. Cuando me aparece una idea, abro una carpeta de archivos similares, y empiezo a tomar notas, a escribir escenas. Tardo mucho tiempo en darme cuenta por dónde va la historia, cuáles son las tensiones que están en juego. Siempre tengo algo entrevisto, y lo que hago es actuar por acumulación. Abro carpetas donde tomo notas de cada archivo, si voy por la calle y se me ocurre algo, me envío un mail y lo etiqueto al cuento. Esa es la materia prima, cuando ya tengo un sustrato de observaciones, de opiniones, de tonos, de formas de habla, es más fácil sentarse a trabajar y ver por dónde va la historia y acomodar el material.”

La primera edición la ganó el argentino Guillermo Martínez con el libro Una felicidad repulsiva; el premio de la segunda fue boliviano-venezolana Magela Baudoin por La composición de la sal de Plural editores; y en 2016 resultó galardonado el colombiano Luis Noriega, con Razones para desconfiar de sus vecinos. Posiblemente esta cuarta edición sea ganada por un argentino que ha mostrado sobradamente su maestría en el cuento. La ceremonia de premiación se realizará el 1° de noviembre.