La tregua que se firmó el 23 de agosto entre los dirigentes del Ascenso y el Comité de Regularización que maneja la Asociación del Fútbol Argentino duró apenas tres semanas. Como el gobierno no cumplió con las cuotas del Fútbol Para Todos ni con los descuentos en los operativos policiales y los traslados de los planteles, la rebelión empieza a tomar temperatura otra vez. Este fin de semana, por caso, en Capital sólo se juegan los partidos de Primera, porque las fuerzas de seguridad no prestan servicios: están custodiando la audiencia pública por las tarifas del gas. “Se busca el desfinanciamiento del Ascenso para armar una Primera con recursos omnipresentes. Le quieren hacer creer a la sociedad que los culpables de la deuda son los equipos del Ascenso cuando somos los obreros de la fábrica. Si habláramos metafóricamente, en Primera están los CEO y los gerentes. Somos clubes de barrio en situación de riesgo”, advierte Daniel Ferreiro, vicepresidente de Nueva Chicago y líder de la mesa de la B Nacional.

–¿Qué es un dirigente de fútbol del Ascenso?

–Es muchas cosas: un jugador de fútbol frustrado, un soñador. Son tipos que quieren retribuir algo al barrio donde nacieron, que se identifican con los colores, con un sentido de pertenencia y su DNI es el carnet de su propio club. Los clubes del Ascenso somos todos pobres. Nacimos en barrios y ciudades pobres. No somos de dimensiones nacionales.

–¿Qué es dirigir un club?

–Si logro que un pibe esté en la cancha y si logro dar la igualdad deportiva a los chicos del barrio, ya me siento hecho. Los clubes del Ascenso tenemos muchas más actividades que, por ejemplo, Boca. La pileta de cualquier club del Ascenso tiene más socios que la de Boca. Nadie lo cree, pero es así. En Mataderos, por ejemplo, creamos un hóckey femenino que hoy tiene 600 chicas. Superamos la igualdad de género dentro del club con deporte femenino. Estamos avanzando en crear un fútbol femenino. Acá no se gana dinero. Acá tenés que ir a los pequeños comerciantes de la zona, mangarlos para que inviertan en los propios chicos del barrio.

–¿No hay autocrítica? Los dirigentes están muy desprestigiados en la opinión pública.

–Los dirigentes del fútbol estamos tan desprestigiados como los políticos y como el señor Alejandro Burzaco. Torneos y Competencias está muy desprestigiado pero sigue televisándonos. Burzaco está preso, pero ¿hay autocrítica de los medios? ¿Y en la política? Los dirigentes sabemos que hicimos las cosas mal, pero venimos de 35 años de un unipersonalismo que fue muy difícil romper. Ahora tenemos una intervención, cuando todo pintaba para ir a una elección. La autocrítica está y somos responsables, pero hay que seguir trabajando. Tiene que haber una auditoría y el que haga las cosas mal, a la Justicia.

–¿Por qué votaron la Superliga?

–Cuando tenés un estado de desfinanciación, lo urgente mata a lo importante. En 80 o 90 por ciento de nuestras decisiones estamos coaccionados por lo urgente. Chicago es un club del ascenso pero tiene 350 empleados: plantel, profesores, administrativos, trabajadores part time. Estás tremendamente condicionado cuando exprofeso te están desfinanciando por algún motivo que presuponés pero no podés comprobar.

–¿Cuál sería el motivo?

–En la línea de pensamiento que tienen estos señores que hoy toman decisiones en la AFA, les encantaría que jueguen sólo cuatro o cinco equipos. Pero para que haya un equipo grande tiene que haber diez que no sean grandes. Y para que haya un campeón debe haber un último. Vos tenés que glorificar al campeón, pero tenés que ayudar al último. Son unos capitalistas truchos. El Ascenso es la última trinchera que queda en defensa de las entidades civiles sin fines de lucro que somos inclusivas desde el punto de vista social y llegamos donde el Estado no llega. Somos la última trinchera que queda para que el fútbol no sea una gran sociedad anónima.

–¿Quiénes toman decisiones en la AFA?

–El gobierno a través de una de sus oficinas públicas, como la Inspección General de Justicia, intervino la AFA. Les negó votar a su presidente a 75 asambleístas. ¿Por qué? Porque tal vez no le gustaba el Chiqui Tapia, Hugo Moyano o Marcelo Tinelli. Más antidemocrático que eso no vi en mi vida. No le permite votar presidente y sí le permite votar un cambio de estatuto. Ese el grado de intervencionismo arbitrario que hoy tiene la AFA.