La necesidad del Banco Central (BCRA) de restringir el uso de dinero en la economía para limitar la inflación, para lo cual mantiene una política de elevadas tasas de interés, llevó a la autoridad monetaria que dirige Federico Sturzenegger a tomar una nueva decisión que requiere de la buena voluntad de los bancos para aplicarse.

En la reunión de Directorio del BCRA del jueves pasado se resolvió eliminar una facilidad que existía desde 2005, por la cual los bancos podían computar los encajes en forma trimestral a fin de año. En un comunicado emitido por la autoridad monetaria se explicó: «Eliminar el cómputo trimestral de los encajes bancarios para el período diciembre-febrero, estableciendo que en dichos meses el cómputo se realice en forma mensual, tal como sucede el resto del año».

El encaje es el dinero que los bancos deben inmovilizar. Es un porcentaje que varía según de dónde provenga el dinero, si de un plazo fijo, una caja de ahorro o una cuenta corriente. La clave es que los bancos no pueden emplear ese dinero.

Los bancos deben efectivizar al final de cada mes el nivel de encajes en función del dinero que recibieron de los depositantes. Por la mayor demanda de dinero que hay a fin de año, el BCRA permitía que en el período diciembre-febrero esa consolidación se hiciera a fines del segundo mes del año.

Eliminar esta excepción tiene un efecto: el BCRA le quita flexibilidad a los bancos, lo que significa pérdida de ganancias ya que los bancos aprovechan la mayor demanda de efectivo por parte de las empresas para elevar la tasa de interés que cobran por el dinero.

Con una menor cantidad de dinero en mano, los bancos tienen menos posibilidades de realizar esas grandes ganancias estivales. Según algunos especialistas, los bancos responderán con una alza de las tasas que cobran por los créditos.

En el mismo comunicado, el Central explicó que «la medida apunta a conseguir un control más estricto de los niveles de liquidez del sistema financiero, acorde a la política monetaria restrictiva que viene llevando adelante el BCRA, tendiente a intensificar el proceso de desinflación».

La entidad agregó que «la modificación regulatoria implementada evitará movimientos abruptos en los niveles de liquidez durante los meses en cuestión».

La decisión del Directorio del BCRA se puede explicar en lo sucedido a fines del año pasado, cuando confiado en la reversión de la inflación, el Central redujo la tasa de interés. Según expresó Sturzenegger en una reciente conferencia de prensa, ese «relajamiento» provocó un alza de la inflación en el segundo trimestre, que se saldó con nuevas subas de la tasa de interés. Dos trimestres después, Sturzenegger aun recuerda el episodio como un error imposible de repetir.

La suba de la inflación de septiembre, del 1,9%, y la posibilidad de que octubre se encuentre en torno del 1,7%, según la consultora Elypsis, sumadas al impacto que tendrán los tarifazos en los precios al consumidor llevó al Central a anticiparse al fin de año.

Pero desde los sectores vinculados a la producción y al comercio señalaron que la posibilidad de un alza de las tasas de interés a fin de año atentará contra «la inversión».

En estos sectores se apunta a que el actual nivel de las tasas de interés atentan contra la posibilidad de establecer negocios rentables.

La eventual suba de las tasas de interés a fin de año también impactará en los créditos UVA, la estrella del sistema financiero argentino. «La mirada del BCRA está puesta en la inflación», concluyó un banquero. «

El gobierno asegura que el consumo masivo repunta tras ocho trimestres de contracción

La última variable económica que se negaba a mostrar signos positivos comienza a darse vuelta. Según el Ministerio de Producción, el consumo masivo creció un 4% en septiembre en términos interanuales, con una expansión del 8% en los hogares de menores recursos y un crecimiento de todas las canastas excepto los lácteos.

Lucio Castro, secretario de Transformación Productiva del Ministerio de Producción, dijo que «llevamos cuatro meses de crecimiento de la industria, con los primeros brotes verdes impulsados por la construcción, y ahora vemos cómo se enciende el motor del consumo en todos los niveles socioeconómicos, particularmente en la base de la pirámide».

Castro indicó que existe un «cambio en el patrón de crecimiento», que lo definió cómo «morfológico» no sólo por los hábitos masivos sino también por el «récord de patentamiento de autos y motos».

La suba del consumo masivo en septiembre, de acuerdo con la medición del Monitor de la Economía Real, es la más alta desde diciembre de 2015, con alcance a todos los sectores socioeconómicos, y significa el cuarto mes consecutivo de expansión.

Desde el sector privado también hubo indicaciones en el mismo sentido, aunque con cifras más bajas.

Según la consultora Kantar Worldpanel, el consumo masivo creció un 1% en el tercer trimestre del año con respecto al mismo período de 2016, luego de ocho trimestres de contracción.

Kantar emplea una metodología propia que presenta en su Consumer Insights de tirada trimestral.

«El consumo masivo estaría iniciando un proceso de recuperación, de consolidarse la mejoría de septiembre –mejor mes del año con un crecimiento del 4% interanual–; esperamos un último trimestre del año positivo, con lo cual el año cerraría con una contracción del 0,5% respecto del 2016», explicó Federico Filipponi, director comercial de la consultora.

Diez días atrás, el Indec informó que las ventas de los supermercados habían crecido por primera vez en cuatro meses. Según el organismo estadístico oficial, la suba fue del 1,2% tanto en el caso de los supermercados como de los shopping.

En medios comerciales se aseguró que «el cambio de tendencia era esperado desde hace meses». El desafío es que se sostenga en el tiempo.«