No eran exactamente trolls como le enrostró en su encendido discurso Axel Kicillof, pero sí medio centenar de asesores los que acompañaron a Marcos Peña en su visita a la Cámara de Diputados.

El jefe de Gabinete hizo montar en el Salón de los Pasos Perdidos una estructura de mamparas para resguardar de las miradas indiscretas a personal de todos los ministerios, quienes fueron siguiendo en vivo las alocuciones de los legisladores, al tiempo que nutrían a Peña de datos de la gestión para apuntalar sus respuestas a las preguntas que había recibido con antelación y a otros cuestionamientos surgidos durante la sesión.

Dos imágenes posteadas por el diputado Adrián Grana (FpV) en su cuenta de Twitter ilustran el importante dispositivo de ayuda-memoria organizado en el Congreso, con mesas, computadoras y una impresora. “Esto armó Marcos Peña en el salón de Pasos Perdidos para que le pasen info y no decir burradas como Macri con el monto de las jubilaciones”, tuiteó el legislador. La troupe de Peña optó por ese lugar porque el salón Delia Parodi fue reservado para el lunch de los diputados. El año pasado, el despliegue de asesores ya había copado el Salón Illia, en el Senado.

El detrás de escena montado por Peña para su informe da cuenta del valor que el gobierno nacional ha decidido otorgar a estas exposiciones públicas, sobre todo luego de los repetidos traspiés del propio Mauricio Macri a la hora de expresarse sobre cuestiones centrales de la administración, como el monto de la jubilación mínima, que Macri demostró desconocer.