El Banco Central bajó 25 puntos básicos (o un 0,25%) la tasa de interés que ofrece en sus letras, las conocidas Lebac. Así, en la licitación de esos títulos efectuada este martes 20, el BCRA aceptó renovaciones al 26,5% anual para las colocaciones a 28 días. También convalidó tasas levemente menores para plazos mayores, que descendieron a 25% para las letras a 273 días.

En parte por esta decisión, el ente monetario no pudo renovar la totalidad del megavencimiento del martes, que equivalía a más del 40% del stock de Lebac existente. De los $526 mil millones que vencían, hubo colocaciones por $439 mil millones. De esa manera, otros $87 mil millones quedaron en la calle y le dieron mayor liquidez al mercado.

Este último dato fue el que más inquietud despertó, ya que la baja de la tasa fue muy leve y era acorde con las expectativas que fomentó el gobierno nacional. De hecho, la nueva tasa que convalidó el BCRA es la que se venía negociando en el mercado secundario de títulos.

Ese dinero sobrante decidió salirse de la operatoria con Lebac, que ya están teniendo un rendimiento apenas por encima de la inflación, que se aceleró en los últimos dos meses y que viene a un ritmo de 25,4% interanual a juzgar por el dato oficial de febrero. La incógnita es cuál será su destino.

Si los inversores deciden pasarse al dólar, presionarán nuevamente sobre el valor de la divisa. En lo que va de marzo, en un giro brusco con respecto a la teoría de libre flotación de la moneda que había pregonado en los últimos dos años, el BCRA se desprendió de U$S 1168 millones para que la cotización no se acerque a $21. Este martes el cierre fue a $20,54, tras una venta de U$S 45 millones. La persistencia en la corriente compradora podría desafiar las por ahora nutridas reservas del Central.

Pero el gobierno tiene un as en la manga: absorber ese circulante con la emisión de bonos en el mercado doméstico, con el doble propósito de evitar una suba desmedida del billete y reemplazar financiamiento externo por local, despegándose de las subas en las tasas internacionales que se aguardan para los próximos meses.

El ministro de Finanzas, Luis Caputo, ya dejó entrever que ese será el camino. Si se confirma esa metodología, será una buena noticia para el Banco Central, que no necesitará seguir sosteniendo el peso y verá disminuir el ritmo de crecimiento de su déficit cuasifiscal (los montos que paga por los intereses de sus letras), en un intento por sanear su ya vapuleado balance.

En cambio, esas cifras pasarán al rojo financiero del gobierno, con lo que el Estado, es decir el conjunto de la población, terminará pagando los costos de la bola de nieve que se armó con las Lebac que el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, emitió a mansalva.