La causa por el supuesto abuso de al menos medio de centenar de niños contra el sacerdote Justo Ilarraz, ex prefecto del seminario de Paraná, fue finalmente elevada a juicio oral, a casi cuatro años de iniciada.

El juez de Transición N°2, Pablo Zoff, dictó la medida luego de rechazar el planteo de nulidad que había interpuesto la defensa del cura entrerriano, además de los recursos de extinción de pruebas y el pedido de sobreseimiento.

A Ilarraz se lo investiga por presuntos abusos contra niños de entre 10 y 14 años, internados en el seminario paranaense, cometidos entre 1984 y 1992.

La investigación se había iniciado en septiembre de 2012 y estuvo a cargo del juez Alejandro Grippo hasta noviembre de 2014, cuando pasó a la jueza Susana María Paola Firpo, quien hace una semana fue designada transitoriamente en otro juzgado. Ahora, el juez Zoff desanuda la causa, caratulada como «promoción a la corrupción de menores agravada», que venía sufriendo demoras por las trabas legales introducidas por los abogados defensores del presbítero.

El caso Ilarraz desnuda una trama de ocultamientos a la que no serían ajenas las máximas autoridades de la arquidiócesis de Paraná. Un ex seminarista declaró recientemente en sede judicial que el arzobispo Juan Puiggari le ofreció 500.000 pesos a uno de los denunciantes para disuadirlo de continuar la acción penal, versión que fue desmentida por la curia local.

En tanto, una carta llegada desde el Vaticano a los tribunales locales revela que en 1997 Ilarraz confesó los abusos ante un tribunal eclesiástico, y que mostró arrepentimiento.

El caso involucra a otro alto representante de la jerarquía católica: el cardenal Estanislao Esteban Karlic. En 1995, como arzobispo de Paraná, tomó conocimiento de las primeras denuncias contra Ilarraz y dispuso realizar una investigación puertas adentro de la diócesis. Karlic declaró haber seguido los pasos que contemplaba entonces el Código de Derecho Canónico, pero omitió informar a la justicia sobre los abusos.