Lejos de las especulaciones políticas, pero también lejos de los demás dirigentes y ministros, Alberto Fernández profundizó su política sanitaria en el AMBA. Aislado hasta mitad de semana en Olivos, el presidente analizó las curvas de crecimiento y habló con especialistas. La decisión fue puramente pragmática, tal como dijo que le explicó al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Con el único gobernador con el que se reunió fue con Axel Kicillof, quien salió pública y enfáticamente a defender las restricciones temporales en medio de la virulenta escalada del virus.

Al mediodía del viernes, el presidente y Kicillof se reunieron a solas en Casa Rosada. Analizaron cómo quedó la adaptación de la normativa nacional al sistema provincial, las ayudas económicas que se van a instrumentar y cómo facilitárselas a los comercios afectados. Repasaron las alternativas para el nuevo escenario post 30 de abril, cuando caduquen las medidas y el progreso del plan de vacunación en la provincia. Al mismo tiempo que transcurría el encuentro, Rodríguez Larreta daba su segunda conferencia de prensa en dos días, quejándose de la virtualidad de las clases por 15 días. Ni Kicillof ni Alberto la pudieron ver.

La coordinación del presidente y el gobernador es clave para controlar los peligrosos números del AMBA, luego de que Mauricio Macri agitara por Twitter a Larreta y a los intendentes del conurbano de Juntos por el Cambio para desacatar la normativa nacional. Además del recurso del jefe de Gobierno porteño ante la Corte Suprema, el jefe comunal de Vicente López, Jorge Macri, presentó un amparo en la Justicia. “Voy a hacer todo lo posible para que los chicos el lunes estén en las escuelas”, dijo en Twitter al anunciar la presentación. También le pidió a Kicillof que los reciba para «discutir las medidas adoptadas».

En la misma línea, su par de San Isidro, Gustavo Posse, y de San Miguel, Jaime Méndez, declararon a la educación como un «servicio esencial» por decreto. Otros, como Néstor Grindetti, de Lanús, o Julio Garro, de La Plata, se sumaron a las quejas en redes sociales, pero no mucho más.

 Desde la gobernación fueron tajantes. «Si quieren hablar que lo llamen al gobernador. Las reuniones no se piden por Twitter», retrucaron en el entorno de Kicillof. Y también recordaron que tanto el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, como la ministra de Gobierno, Teresa García, tienen los teléfonos abiertos.

La última reunión de los jefes comunales con el mandatario fue el 7 de abril. Fue cuando les anticipó que su idea era adherir a todas las medidas que resolviera la Nación. En esa oportunidad, ninguno de los intendentes opositores se opuso al endurecimiento de las restricciones.

En contraposición, los jefes comunales del Frente de Todos -junto a legisladores nacionales y provinciales- salieron a respaldar las medidas con una solicitada. En el texto señalaron: «Son dos semanas que exigen un esfuerzo colectivo en el AMBA, que también permitirá descomprimir la sobreexigencia que está sufriendo el sistema sanitario y los trabajadores y trabajadoras de la salud, a quienes debemos preservar por ser en definitiva los principales protagonistas de esta pelea que estamos dando hace más de un año».

Como contraparte, en la primera noche de las restricciones, los intendentes del Frente de Todos se encargaron de mostrar en sus redes el acatamiento que tuvieron. Lo hicieron con fotos de calles vacías en cada uno de sus distritos.

Algo similar pasó entre los gobernadores, quienes acompañaron las medidas que le atañen a sus jurisdicciones, pero sin aumentarlas debido a que no tienen la misma situación que hay en el AMBA. Los mandatarios de Salta, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Chubut, Jujuy, San Juan, Tierra del Fuego, Ente Ríos, La Pampa, Corrientes, Neuquén y Santa Cruz, hicieron público su apoyo a la decisión presidencial, más allá de algún reclamo aislado por la falta de consulta. Es que la mirada de Fernández está puesta en el AMBA y en el resultado que estas medidas puedan reflejar en las curvas de contagio. Y en ese contexto, a diferencia del año pasado, su aliado principal es Kicillof. «