El ministro de Economía Alfonso Prat-Gay celebró la emisión de deuda por 16 mil millones de dólares y el gobierno calificó de “histórico” que la demanda hubiese cuadruplicado la oferta inicial. La emisión, que incrementa un 40% el volumen de la deuda pública con el sector privado, servirá para pagarle a los fondos buitres, primeros beneficiarios del festival de deuda pública que propicia el Gobierno PRO.

Otros que festejan son los bancos que realizaron la colocación del bono, que se repartieron 29 millones de dólares en comisiones y, según cálculos de la agencia de noticias Reuters –especializada en finanzas-, obtendrán unos 350 millones de dólares adicionales por vender esos papeles en el mercado gris. Ese club selecto de ganadores está liderado por el JP Morgan, un jugador tradicional de la especulación global con largo y nocivo vínculo con la Argentina. En el mundillo financiero sostienen que el JP Morgan, favorecido como agente colocador (“book builder”), se quedará con la tajada principal de ese negocio paralelo, retaceando la entrega de bonos y cupos a otros agentes financieros, para vender los títulos ellos mismos en el mercado informal, más conocido como “grey market” en el ámbito de las finanzas. En ese mercado paralelo se tranzan precios y papeles desde las horas previas a la colocación formal.

Esa operación multiplica los ingresos de los bancos coordinadores de la emisión –el JP Morgan, el HSBC, el Deutsche Bank y el Santander-, que ya se repartieron 29,7 millones de dólares en concepto de comisión. El gobierno promocionó en abundancia que esas comisiones representan “apenas” el 0,1% de la operación, remarcando que se trató del porcentaje “más bajo” del mercado. Pero nada dijeron respecto a que esas entidades se quedan con una porción importante de los bonos emitidos, para luego “revenderlos” una vez que sube su cotización. Esa operación –llamada “overthecounter”-, implicaría una ganancia aproximada de 350 millones de dólares, según Reuters, lo que equivale a un “premio” descomunal para los bancos, cercano al 2% del total de la operación.

Ese fabuloso negocio llave en mano fue propiciado por Prat Gay, un ex directivo del JP Morgan con cargo de ministro en el gabinete de la alianza UCR-PRO. Pero el antiguo socio político de Elisa Carrió y Victoria Donda no es el único “Morgan boy” del elenco gubernamental. El secretario de Finanzas, Luis Caputo, que tramitó el acuerdo con los buitres, trabajó en el JP Morgan en Buenos Aires y Nueva York. Vladimir Werning -designado como secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo- fue director Ejecutivo y jefe para América Latina de esa entidad. Demian Reidel, director del Banco Central, comenzó su carrera en finanzas en el área de investigación sobre mercados emergentes.

Su jefe fue Miguel Angel Gutiérrez, flamante CEO de YPF, quien trabajó durante veintiún años en el JP Morgan, donde llegó a ocupar el cargo de director general de Mercados Emergentes Globales. Estas presencias colmaron de alegría a Wall Street, que a través de sus voceros mediáticos calificó de “dream team” al equipo económico que lidera Prat-Gay. Con los números a la vista, se entiende el entusiasmo: la Argentina se ofrece como destino seguro para buitres financieros y capitales golondrinas especialistas en depredar y volar.

Destacados

Luis Caputo

El secretario de Finanzas tuvo a su cargo la negociación del acuerdo con los fondos buitres. Su secretaría fue clave en la organización de la emisión de deuda. Viene de ser ejecutivo del JP Morgan en Buenos Aires y New York.

Miguel Gutiérrez

El CEO de YPF trabajó 21 años en el JP Morgan, donde llegó a ocupar una dirección general. Otros «Morgan boys» en el gobierno: Vladimir Werning (secretario de Política Económica) y Demián Reidel (director del Banco Central).