Pasó la primera fecha con fútbol pago. Nuevamente el codificado llegó al cotidiano de los argentinos. En su momento, el gobierno y medios afines justificaron el final de Fútbol Para Todos porque “con la plata del fútbol se podrían construir jardines y hospitales”. Incluso en 2012 señalaban que con lo destinado a la transmisión de los encuentros se podían erigir 36 hospitales y 666 escuelas o jardines. Sin embargo, esto no sucede: el Ejecutivo tampoco invierte en infraestructura educativa. En estos diez meses del 2017, ejecutó menos del 30% de lo destinado a crear jardines.  

Desde este fin de semana, el primero post elecciones, quienes deseen ver los partidos en vivo deben comprar el pack codificado por 300 pesos, aparte de abonar el servicio HD. Como sucedió con la quita de subsidios al transporte o a los servicios, el costo de la ida del Estado lo asumirá el ciudadano. ¿Qué hará el Ejecutivo con ese dinero? Las autoridades adujeron, incluso cuando eran oposición, que con ese monto podrán haber más edificios de salud y educación. Pero la realidad no muestra ese ímpetu gubernamental.

Según datos oficiales, el programa “Fortalecimiento Edilicio de Jardines Infantiles” del Ministerio de Educación lleva ejecutado en 2017 apenas el 29,1%: invirtieron en diez meses $ 1555 millones sobre un total de $ 5338 presupuestados. Dejaron sin usar más dinero del que Fox y Turner le pagan a la AFA. 

Un informe de CTERA que analiza la inversión educativa este año y la planeada para 2018 es contundente: “hasta el día de la fecha se observa que de los 150 jardines de infantes prometidos para 2016 y los 450 para el 2017, no se han construido ninguno”. El propio titular de la cartera educativa, Alejandro Finocchiaro, admitió en julio pasado que no construirán los 3 mil jardines que prometieron en campaña para estos cuatro años: “Estamos reconvirtiendo ese objetivo a un programa de aulas por dos motivos: en primer lugar, porque el plan original contemplaba determinados requisitos en relación a los terrenos sumamente difíciles de alcanzar para las jurisdicciones provinciales. En segundo lugar, el plan implicaba un gasto corriente muy grande para las jurisdicciones, es decir salarios. Lo que estamos pensando ahora es en la construcción de 10.000 aulas o salas. Es decir, en los lugares donde ya tenemos jardines de infantes, el objetivo ahora es ampliar su capacidad edilicia”, dijo a La Nación.  

“En el caso emblemático de la construcción de jardines de infantes, tan anunciada en campaña electoral y en plena gestión de este gobierno, presenta un dato preocupante ya que en el presupuesto 2018 se propone un incremento del 8,4%, es decir una pérdida real entre un año y otro del  –9,8 %, tomando en cuenta la inflación interanual”, agrega el informe de CTERA. 

El rubro “Infraestructura y equipamiento” del Ministerio de Educación invirtió $ 2847 millones durante el último año de gestión kirchnerista, en 2015. En 2017 aumentaron sólo cien millones ese ítem, cuando transcurrieron dos períodos consecutivos con una inflación acumulada superior al 60%.

En salud tampoco se vislumbra una mayor presencia del Estado. El gobierno no inauguró ningún hospital que no viniera de la gestión anterior. En Provincia de Buenos Aires es donde más se visibilizó esta situación: los que iban a finalizar en Escobar, Ituzaingó y La Matanza, se frenaron o se retrasaron. El de Esteban Echeverría terminó siendo afectado únicamente al PAMI. Y en el centro de salud de la Cuenca Alta en Cañuelas denunciaron un vaciamiento de aparatología, que derivó en que sólo funcione neonatología. 

“A pesar de estar gran parte de las obras concluidas y del equipamiento comprado, más de un millón de personas siguen sin poder hacer uso del derecho a una salud de calidad y en instituciones modernas –apunta el ex ministro de Salud, Daniel Gollán, sobre los casos de la Provincia–. Desde el cambio de gestión en los gobiernos nacional y bonaerense, se paralizaron o suspendieron todas las actividades programadas para poner en funcionamiento estas instituciones”. 

Otro programa clave es el de “Lucha contra el SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual”, que lleva invertidos 1300 millones sobre un total de 2200 millones. Esos 900 millones sin usar se suman a los casi 400 millones que no utilizaron el año pasado. La cuestión no parece ser la falta de dinero, sino en qué se lo gasta: lo destinado a financiar el fútbol gratis equivale a lo que durante cuatro días el Banco Central paga de intereses al mundo financiero por las Lebac.