El viernes 3 el país amaneció con una novedad que hizo arder las redes sociales por un buen rato: el presidente Mauricio Macri mandó el helicóptero presidencial a buscar a la primera dama y a su hija al aeropuerto Laguna del Sauce, en Punta del Este. La primicia salió publicada en el diario uruguayo El País, cuya línea editorial no es, precisamente, crítica del macrismo, más bien lo contrario. En su versión digital, se incluyó además una galería con cuatro imágenes tomadas por el reportero gráfico Ricardo Figueredo para ilustrar el texto. Una, donde se ve la aeronave oficial argentina detenida en la pista. Otra, en la que aparece el piloto recibiendo a la exclusiva caravana de tripulantes, encabezada por la pequeña hija presidencial, seguida por Juliana Awada, y dos colaboradores del aeropuerto. La tercera, con la pequeña ya en el interior y Awada trepando al helicóptero, sin soltar su cartera. Y, la última, donde se puede observar personal auxiliar ingresando bolsos desde una camioneta van blanca, estacionada junto al helicóptero, que en la puerta del conductor tenía la inscripción Julius Bär, bien visible.

En los comentarios debajo de la noticia de El País digital, varios foristas inflamados de republicano desequilibrio dejaban mensajes como éste: «Ni parecido a lo que hizo la Crischorra con pelo prestado y la jeta hinchada que se hacía llevar los diarios al sur, con un costo de 14 mil dólares cada viaje y también mandaba a sus hijos en avión del Estado pero eso estaba bien, porque en todo el mundo las familias de los presidentes son cuidadas lo mismo que a ellos. Siguen molestos porque Macri y flia, hace décadas tienen finca en Manantiales y todos los años vienen, con la guita de ellos, no la del pueblo que se afanó la chorra zurda con sus carteras Louis Vuitton de 5 mil dólares…».

O como este: «Hay que pensar que Macri ya fue secuestrado por lo tanto está a flor de piel. Con este helicóptero él ya sabe que no serán secuestradas, eso es corrupción? Tirar la plata? Al revés. O crees que para que no comenten unos zurdos fanáticos uruguayos se va a arriesgar? No lo compararás con llevarle todos los días el diario a Kristina?».

También de estos: «Que fea esa cosa de relativizar lo que hoy hace Macri, cuando ayer por lo mismo se arrancaban los pelos. Lo que está mal está mal siempre. Burros» (…) «Que me dicen los fachitos que tanto defendían a Macri y criticaban la corrupción en Argentina? Esto no es corrupción? Cri-cri-cri». (…) «Que sarta de alcahuetes estos forristas! Ni que los paseos privados fueran algo oficial. Comparan viajes de esparcimiento con los viajes que se hacen para fomentar el comercio internacional. No se mienta, Macri tiene su buen sueldito (además de otros ingresitos) como para poder solventarle los viajecito de placer a su mujer sin tener que usar los recursos del Estado. Es verdad, es el presidente pero no es el rey ni el dueño de la Argentina».

En los foros de los sitios argentinos se replicaban argumentos similares y se daban, también, intensos debates sobre la pertinencia o no del uso de las aeronaves oficiales por parte de las familias presidenciales. Trepó tanto el asunto que primero lo tomaron las radios y hasta algún que otro programa de chimentos trató de hacer rating con el tema por la tarde, e incluso la Oficina Anticorrupción despertó de su letargo para aclarar que no había violación alguna a la ley de Ética Pública. Pero salvo a los uruguayos, que habían visto todas las fotos del sitio de El País, a los argentinos la cadena de medios oficialistas les dejó acceder solamente a una parte de lo ocurrido y les escamoteó lo más relevante: la foto donde se puede ver cómo cargan bolsos de una van blanca, en apariencia cumpliendo labor de remís vip, sponsoreada por el banco Julius Bär. ¿Por qué? El 27 de mayo de 2016, el diario La Nación, bajo el título «Macri declaró bienes por $ 110 millones y duplicó su patrimonio en un año» publicó una nota donde podía leerse: «El Presidente, además, declaró por primera vez activos en Bahamas por $ 18 millones. ‘Es el mismo dinero que tenía depositado en Estados Unidos y Suiza con (el banco) Merrill Lynch. Lo que sucedió es que (el banco suizo) Julius Bär compró Merrill Lynch y cambió su domicilio a Bahamas. Es sólo un cambio legal de su agente financiero’, explicó un funcionario cercano al presidente. Y agregó: ‘Macri no tiene una cuenta bancaria en Bahamas. Tiene inversiones financieras’. Aunque no detalló en qué acciones, bonos o títulos públicos invierte el presidente en el exterior». Es decir: Julius Bär es el banco suizo que apareció en escena después del escándalo de los Panamá Papers para trata de compatibilizar el patrimonio que Macri había hecho figurar en sus DD JJ previas con la realidad luego conocida –gracias al trabajo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación– de sociedades offshore e inversiones en guaridas fiscales como Panamá y Bahamas que él, tras el escándalo, mientras hacía anuncios de repatriación y fideicomisos ciegos, trató de atribuir en su totalidad a su padre, Franco, para no quedar judicialmente comprometido en presuntas omisiones tributarias o lavados de dinero.

Es importante destacar que el banco Julius Bär fue uno de los preferidos para vehiculizar los sobornos del escándalo de la FIFA, según la Justicia de los Estados Unidos. También, que aparece utilizado en el affaire de coimas de Petrobras, según la Justicia del Brasil. En 2011, el Julius Bär acordó con las autoridades de Alemania pagar una multa de 50 millones de euros para cerrar una investigación fiscal sobre evasión. Después de siete años de proceso, la entidad aceptó pagar otros U$S 547 millones de multa, por idéntico motivo, pero a la Justicia estadounidense. En el sitio especializado Lavadodinero.com recuerdan el caso: «Recientemente el banco privado suizo Julius Bär aceptó pagar una multa logrando así el diferimiento del juicio en tribunales estadounidenses, tras admitir que realizaba operaciones con clientes para evadir impuestos y esconder miles de millones de dólares en cuentas fuera del país norteamericano. Este proceso se inició en 2009 cuando la entidad empezó a colaborar con las autoridades para buscar un acuerdo. Dos asesores del banco, Daniela Casadei y Fabio Frazzetto se presentaron voluntariamente ante las autoridades estadounidenses para admitir que asesoraban a clientes norteamericanos para ocultar fondos mediante la apertura de cuentas con titulares registrados solo con un código, uso de terceras personas, compañías Shell y otros mecanismos financieros. Según datos derivados de la investigación, hacia 2007 ese banco llegó a tener un total de U$S 4700 millones en activos depositados en más de 2500 cuentas abiertas a contribuyentes estadounidenses. Los dos asesores de la entidad suiza en operaciones que se registraron entre 1990 y 2009 aseguraban a sus clientes estadounidenses que sus cuentas en Julius Bär no serían descubiertas o investigadas».

Buena parte de estos datos los tiene el fiscal federal Federico Delgado, que investiga la supuesta omisión maliciosa del presidente en sus declaraciones juradas tras el escándalo de los Panamá Papers. En su mayoría, la evidencia fue presentada por el denunciante del caso, el diputado por el FpV (Neuquén), Darío Martínez. La foto en el aeropuerto esteño –la de la familia presidencial, el helicóptero oficial y la van ploteada con la publicidad del banco suizo sospechado de lavado que tiene a Macri como cliente– quizá no sume nuevos elementos a la historia de fondo, pero la reinstala. Es el fantasma de Julius Bär, que sobrevuela a la familia –actualmente– más poderosa de la Argentina.

Lo cierto es que mientras los medios oficialistas ignoraban esa foto y alimentaban el debate sobre el uso apropiado de la flota aérea oficial, daban amplia cobertura al llamado a indagatoria a la ex familia presidencial que hizo el juez Claudio Bonadío, oportunísima medida que le permite al gobierno tapar –por ahora– el tarifazo eléctrico, las malas proyecciones de los índices económicos, el inminente paro de la CGT amiga, las acusaciones de soborno al jefe de los espías por Odebrecht y la trepada en las encuestas de CFK, eventualmente candidateada a senadora bonaerense esta semana que pasó, desde un canal de noticias, que no es TN.