Una convocatoria artística por redes con debate sobre estereotipos, naturalizaciones e invisibilidad de mujeres, destinada a escuelas de todo el país, captó la atención hasta del ex ministro de Cultura de Dinamarca. Lala Pasquinelli, como artista visual y «abogada en otra vida», impulsó después de la experiencia de acciones artísticas y charlas, el primer «Festival de hackeo de tapas de revistas». En tan solo una semana, se llenó la casilla: 50 escuelas y miles de estudiantes se inscribieron para hacer las actividades pautadas por «Mujeres que no fueron tapa» (MQNFT) para hacer arte mientras se analizan los mensajes sobre modelos, cirugías e hipersexualidad en los medios. 

¿Hackeo de revistas? Sí, porque lo que en los años ochenta era divertido, «hoy da vergüenza ajena», dice uno de los posteos escritos por Lala, antes de que la semana pasada «los medios nos trajeran tres ejemplos de estereotipos y violencia», que impulsaban miradas rancias y ofensivas sobre el amor entre hombres (TyCSports, spot sobre el «contagio» homosexual), formas de levante a muchachas rusas promovidas en el manual de ruso de la AFA y etcétera. Para montar el festival no hay límite de cupo porque cada institución replica las pautas prácticas, artísticas y de enfoque, cumpliendo así los tres objetivos de MQNFT: «mostrar los estereotipos en los medios», «desnaturalizarlo» y «hacer visibles a las mujeres que hacen».

Y si los mensajes se parecen entre sí, a Lala, la buscadora de imágenes para crear arte liberador y consciente, se le reveló un patrón de mujer en tapa, en los suplementos de espectáculos, en los programas de tevé. Todos respondían a la bajada implícita homogénea: mujer blanca, mujer joven, mujer con botox, mujer photoshopeada. Pero como escribe, “las cosas cambiaron, ya no tenemos que mostrarnos perfectas”. Y como la serialidad del modelo sigue vivito y tapeando poniendo la mirada en la apariencia «perfecta», Pasquinelli, no sólo desde MQNFT sino en su red personal denuncia: «esta foto está floja de mujeres», «lo que no debería estar ya en los cuentos, desde los medios está en formato de noticia», «Las revistas nos tratan como tontas», «debemos ser perfectas». MQNFT en su movida cooperativa es un modo de evidenciar los discursos violentos, pedir por el igualismo en publicidad y actuar la resistencia en los medios para no reproducir violencia. Esta movida pegó fuerte y se copió en serie (de la bueno): «El año pasado hice muchas cosas, me convocaban a hackeos en las escuelas. Después de marzo, di una charla TED para maestros. A partir de ahí me empezaron a llamar de escuelas de Entre Ríos, La Rioja, de todo el país. Empecé a tratar las experiencias: los estudiantes descubrían todo un mundo, de  cómo los medios construyen mensajes.» Y refiere que en esa parte «explosiva» del collage, una de las propuestas artísticas, las alumnas y alumnos hablan de ellos mismos a través de las revistas.


Mujeres en tapas, varones en videojuegos; publicidades, programas de espectáculos. Basta con encender la tevé o ver la revista del domingo en todo terreno como para darse cuenta de que las miradas en los medios y propagandas siguen dirigiendo modelos de mujeres y varones que no representan cómo nos sentimos, cómo nos gusta vernos o cómo nos vinculamos con otros y otras. En la última semana, «tres ejemplos de estereotipos y violencia» fueron traídos por los medios, recopila Pasquinelli, quien pasando las hojas de las revistas, un día cualquiera, descubrió que el diario más vendido de la Argentina proponía decididamente la naturalización, a través de su revista de domingo, estereotipos clave para hackear: «siete de cada diez tapas eran ocupadas por hombres; con otra particularidad, los hombres que aparecían en las tapas de esas revistas eran diversos, distintos visualmente. Había jóvenes, viejos, gordos, flacos, pelados y con pelo largo; y también eran diversos los intereses que representaban, había cocineros, médicos, deportistas, científicos, artistas», describe la historia en su página MDQNT.

En charla con Tiempo, Lala cuenta la génesis en primera persona: «Para mí la primera posibilidad de hackeo es cómo hago yo para desarmar los mensajes de los medios que dicen que nunca está bien cómo sos, por cómo funciona el marketing de la cultura.» Por esto que explica actúa en zonas de empresas, corporaciones, escuelas. «Se empezaron a parecer mucho las respuestas, eso me impactó muchísimo. No sabía cuáles iban a ser, pero me di cuenta de la potencia de generar registro de cómo nos gusta ser. No tiene que ver ni con la play ni el botox. Otras de las cosas que me pasaron es que venía fantaseando en el modo de llegar a personas de lugares a donde no podía ir. Un docente me escribió: ‘hoy trabajamos con este post’, ‘estuvimos hackeando revistas’, y compartían sus imágenes.»


La herramienta de MQNFT hoy es brindada a otros a través del festival, después de que Lala se reuniera con docentes o autoridades de escuelas, pedagogos, educadores que habían participado en las acciones para que le ayudasen a pensar un material facilitador para otros, nuevas aulas y alcances. Por ejemplo, «trabajamos con la fotografía, cómo aparecen las mujeres en los medios en todos los sectores de la comunicación, en redes, en la publicidad, los videojuegos. Mostramos en la acumulación el modo en que aparecen las mujeres, sus metáforas, por ejemplo mujeres desnudas que son iguales entre sí y que no se nos parecen ni a sus primas ni hermanas, ni sus mamás. Trabajamos si se ven reflejadas en esas tapas.»

Otros temas tienen que ver con la apariencia física, la maternidad y la sexualidad. A partir del material disparador se genera la conversación con los  estudiantes de niveles medios. «También la masculinidad que se construye desde la cultura», explica, «donde los héroes son violentos y matan a mucha gente, están ensangrentados, armados. Así les mostramos algunas publicidades de afuera para ver otros modelos de masculinidad, se les pide que sean hipersexuales, violentos e insensibles. Una de las intervenciones es: ‘levanten la mano a quiénes les dijeron que los hombros no lloran’.» Y en este caso: «No queda uno que no la levante» (risas). Al final del trabajo los coordinadores y coordinadoras del aula enlazan el debate con la primera parte, la del collage. Allí «aparecen cosas profundas, momentos en que disfrutan en relación a la naturaleza, con la cultura y el deporte.»


Para participar del festival, desde MQNFT envían el material paso a paso, y quedan a disposición para responder cualquier pregunta acerca del mismo. Y aunque está destinado a secundarias, cuenta Lala, «yo lo hice con niños de nueve años y el resultado fue genial» porque «hacen preguntas, cuentan cosas». La medida redobla la perspectiva en el tercer tiempo, cuando después de una encuesta que responden los docentes para saber qué pasó, cómo impactó, a cuánta gente llegaron las actividades del festival, las acciones permanecen en el tiempo y el espacio. «Tal vez hacen una revista o llevan esta conversación a las clases de literatura y empiezan a leer a escritoras mujeres.»

«Mujeres que no fueron tapa» lleva dos años en la experiencia de Lala Pasquinelli, también colaboradora con el grupo Economía Feminita (este miércoles a las 19, presenta en el espacio cooperativo de este diario el libro Mujeres que transforman. Experiencias que inspiran). Una buena prueba e impulso para todos los medios a la autoevaluación y el diagnóstico, pero además constata que desde un motivo individual de una artista que quería hablar de los estereotipos en su obra personal, centrada en la desigualdad en la representación, la hipersexualidad en mujeres y con tan solo pedacitos de revistas, es factible alcanzar un proyecto sólido y cooperativo de alto -efectivo- alcance por la igualdad.

Consultá la página http://www.mujeresquenofuerontapa.com/, escribí a [email protected] para recibir las bases de inscripción para el Festival de hackeo de tapas de revistas.