El Fondo Monetario Internacional corrigió a la baja las expectativas sobre una recuperación de la economía argentina durante 2021. Según el informe que dio a conocer este martes, el PBI local crecerá 4,5%, cuatro décimas porcentuales menos que la estimación dada a conocer en octubre.

Lo curioso es que el mismo estudio prevé que en todo el mundo la recuperación será un poco más vigorosa de lo que se preveía. Globalmente el crecimiento será de 5,5%, traccionado por las mejoras de India (11,5%) y China (8,1%).

Las previsiones están contenidas en la actualización del Panorama Económico Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) que elabora el organismo. El documento advierte que la situación es “de una incertidumbre excepcional” debido al coronavirus y explica que el alza prevista para este año y también para 2022 (4,2% a nivel global) se debe a la esperanza de que lo peor de la crisis sanitaria haya quedado atrás. Pero los economistas del Fondo no se animan a cantar victoria y avisan que “aunque las recientes aprobaciones de vacunas han generado esperanzas de un cambio radical en la pandemia a finales de este año, las olas renovadas y las nuevas variantes del virus plantean preocupaciones”.

El texto señala que “la fuerza de la recuperación variará significativamente entre países, dependiendo del acceso a intervenciones médicas, la efectividad del apoyo de políticas, la exposición a efectos de contagio entre países y las características estructurales que ingresan a la crisis”. Así, en América Latina la recuperación será de sólo 4,1%, bastante por debajo del promedio mundial. Países importantes de la región, como Brasil y México, crecerán incluso a menor ritmo que la Argentina.

El pronóstico del Fondo es más conservador que el del gobierno argentino, que insiste en su estimación de que la economía local se recuperará en un 5,5%. El alza del consumo privado y la inversión pública serán los pilares de ese rebote, según plasmaron las autoridades en el Presupuesto 2021.

A nivel global, el Fondo prevé que será necesario poner en el centro de la atención no sólo la situación sanitaria (el desarrollo de vacunas y su puesta al alcance de todos los países) sino otra cuestión que ya atravesó Argentina hace algunos meses: la reestructuración de sus deudas soberanas. “Muchos países, en particular las economías en desarrollo de bajos ingresos, entraron en la crisis con una deuda elevada que se prevé que aumente aún más durante la pandemia. La comunidad mundial deberá seguir trabajando estrechamente para garantizar un acceso adecuado a la liquidez internacional para estos países. Cuando la deuda soberana sea insostenible, los países elegibles deberían trabajar con los acreedores para reestructurar su deuda bajo el marco común acordado por el G20”, apunta el estudio. En ese sentido, el canje de bonos concretado en septiembre, con tasas de interés significativamente más bajas y plazos extendidos (y en el que el FMI tuvo mucho que ver con sus reiterados avales al gobierno argentino) parece estar marcando rumbos.

La actualización del WEO se produjo en forma simultánea con el Foro de Davos, el encuentro anual entre líderes políticos, empresariales y financieros de todo el mundo. Este año, por la pandemia, la tradicional cita en ese pequeño enclave suizo se reconvirtió en una sucesión de videoconferencias y exposiciones virtuales sobre la situación internacional. Está programado que el jueves sea el turno del presidente argentino, Alberto Fernández.