En medio del embate de la derecha continental, promovida por Estados Unidos y sustentada en los socios regionales de Argentina, Brasil, México, Colombia y Perú en el llamado Grupo de Lima, Venezuela inició la preventa del Petro, la criptomoneda con la que Nicolás Maduro espera contrarrestar las restricciones impuestas desde Washington y alrededores.

«Damos inicio formal, de manera exitosa, a la implementación de nuestro criptoactivo, el Petro, y su proceso de preventa», declaró ante la prensa el vicepresidente venezolano, Tareck El Aissami desde el palacio de Miraflores.

La preventa privada fue en esta ocasión de 38,4 millones de petros, sobre un total de 100 millones, que se extenderá hasta el 19 de marzo. El 20 de marzo se lanzará una oferta pública de otros 44 millones y los 17,6 millones restantes quedarán en manos del Estado.

La primera moneda virtual que emite un Estado tiene como respaldo a las reservas petroleras venezolanas y según destacó El Asissami respeta “los mejores estándares de la comunicad de criptomonedas en el mundo, para generar confianza y seguridad en el mercado nacional e internacional».

Maduro, que ya es oficialmente candidato a la elección presidencial, convocada para el 22 de abril venía anunciando desde días antes que habría sorpresas en estos días. Y en un video en Twitter aseguró que este martes sería «un día muy movido».

Horas antes había presentado un video publicitario que causó gran impacto (miralo acá)

«¡Queremos paz!», «¡Queremos una Venezuela para todos!», dice el subtitulado de un video hecho con lenguaje de manos para hipoacúsicos de poco más de un minuto.

El aviso, en el que participan colaboradores muy cercanos del mandatario, hace hincapié en que la oposición -que a último momento y por presiones del canciller de Donald Trump, Rex Tillerson, se negó a firmar un acuerdo por el que habían mantenido innúmeras reuniones en la capital dominicana- no quiere escuchar el reclamo de apoyar la paz en el país.

Obviamente, la publicidad despertó la crítica de los sectores antichavistas, que reclaman soluciones a los problemas económicos por los que atraviesa el país, entre ellas la hiperinflación.

En tal sentido, el gobierno se apuró a comenzar la preventa de la criptomoneda, que se había anunciado en diciembre último como un salto hacia adelante frente a las restricciones monetarias y bancarias a que el país está sometido por el bloqueo de Estados Unidos.

Washington endureció sanciones contra Venezuela desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, apoyado en medidas que ya había decretado Barack Obama al considerar que ese país “es una amenaza contra la seguridad de Estados Unidos”.

Entre las sanciones figuran las que prohíben a ciudadanos y empresas estadounidenses transar deuda emitida por Venezuela y su petrolera PDVSA.

Las criptomonedas, como el bitcoin y el ethereum son construcciones virtuales desarrolladas por privados. No son emitidas por bancos centrales ni por organismos públicos, sino que son el resultado de la creación virtual (el “minado”) de usuarios a través de un registro de transacciones que se conoce como «blockchain». Tampoco tienen un respaldo físico en el mundo real.

No es el caso del Petro, que tiene detrás la seguridad que puede ofrecer la riqueza petrolera de Venezuela, con las principales reservas del planeta.

Para este prelanzamiento, el Petro tiene un precio de referencia de 60 dólares, el equivalente a la cotización del barril de crudo venezolano en enero.

En el White Paper (el llamado Libro Blanco, donde se establecen las normas que regirán a este instrumento financiero) se señala que los ciudadanos podrán comprar hasta una una cienmillonésima (0,00000001) parte del Petro, que se conocerá como «mene».

Los usuarios deben crear una billetera virtual, que estará bajo su responsabilidad. El Petro tendrá el respaldo de 5.300 millones de barriles de petróleo certificados de la Faja Petrolífera del Orinoco, lo que equivale a 267.000 millones de dólares a la cotización actual.

El gobierno reconoce en la carta de presentación de la moneda que la creación del Petro obedece a la necesidad de esquivar las sanciones impuestas desde Estados Unidos, el principal comprador del petróleo y donde PDVSA tiene una cadena de estaciones de servicio con la marca Citgo.

El Departamento del Tesoro de EEUU, sin embargo, advirtió a los ciudadanos de ese país que inviertan en petros que podrían sufrir riesgos legales, ya que rigen las sanciones financieras impuestas a Venezuela