«Destinar 7 pesos por mujer es el anti-objetivo. Es la conciencia vaga», disparan desde Economía Feminita, sobre el presupuesto que el Gobierno destina al Consejo Nacional de las Mujeres (CNM), organismo que tiene como propósito fundamental «promover una transformación socio-cultural basada en la plena e igualitaria participación de las mujeres en la vida social, política, económica y cultural del país».

El presupuesto es de 151 millones de pesos, que equivalen a unos 7 pesos por mujer que hay en Argentina. «No alcanza el reconocimiento para generar el cambio. Debe haber un compromiso político», advierten desde una apuesta periodística y académica que se encarga de poner de relieve las problemáticas de género, a partir de datos económicos. «El objetivo es sacar la academia a la calle», explican.

La CNM era hasta hace poco el único organismo nacional destinado a articular políticas públicas relativas a problemáticas de género. A partir del 8 de marzo de este año, comenzó a funcionar el Centro de Desarrollo Económico de la Mujer (CEDEM). Sin embargo, no tiene presupuesto y siquiera aparece en la web del ministerio de Producción, según explica un artículo de El Cronista. «La presente medida no implicará erogación presupuestaria alguna para el ESTADO NACIONAL», dice la Resolución 61-E/2017.

Economía Feminita (EF) se escribe sin ese porque «el concepto de economía feminista viene desde hace años y nos excede», además de «jugar un poco con el concepto de minita». Tiempo recibió a 5 integrantes del equipo que componen la web, fundada en 2015. En total, son 12, entre economistas, filósofas, periodistas, diseñadoras gráficas y científicas.

Periodista: -¿Cómo toman el avance del feminismo en los últimos años?

Agostina Mileo: -Es peligroso ser tan optimista porque también hay un recrudecimiento de la violencia machista. Además, las instituciones permanecen en su rol tradicional. Se toma como ‘bueno, es cuestión de tiempo’. No, no hay tiempo. Esto tiene que cambiar mañana. No hay tiempo para que se sigan muriendo pibas.

Laura Belli: -No alcanza el reconocimiento para generar el cambio. Debe haber un compromiso político.

Candelaria Botto: -El tema está en agenda. Los políticos se sacan la foto con el #NiUnaMenos. Pero no hay políticas públicas sobre género. El Consejo Nacional de las Mujeres tiene objetivos utópicos y un presupuesto irrisorio. El Gobierno le da un equivalente a 7 pesos por mujer para ‘erradicar la violencia de género’, por ejemplo. No hay manera de que eso sea posible. Y encima, se subejecuta. En 2016, se ejecutó el 14.5% de ese presupuesto.

AM: -Es el anti-objetivo. Es la conciencia vaga.

Violeta Guitart, licenciada en economía, explica el nacimiento de la web. «En las redes sociales y en los medios, la cuestión de género está ausente del debate económico y, cuando aparece, se hace de manera superficial o incompleta». Un artículo escrito en 2015 por las economistas Mercedes D’Alessandro y Magalí Brosio (fundadoras de EF) tuvo mucha repercusión y derivó en la creación del sitio. La diseñadora gráfica digital Agurtzane Urrutia advirtió que había un problema con ese contenido: «Las notas estaban desperdigadas. Era necesario que deje de ser un blog y empiece a ser una web amigable con el público. La idea es que la información se encuentre en dos clicks. Por eso, la mayoría de las personas que visitan la página, vuelven». Urrutia aprovecha el espacio para «trabajar en la brecha tecnológica, que es enorme. Sobre todo, en programación».

P: -¿Qué es la economía feminista?

CB: – Es una nueva forma de estudiar a la economía. El análisis tradicional parte de un sujeto que se supone representa a todos los individuos y, en realidad, lo que hace generar un análisis sesgado a un tipo particular de individuo que es el varón, blanco, hétero. La EF te da la herramienta para advertir que se está dejando afuera al marco poblacional mayoritario.

VG: -Es una disciplina académica, pero que necesariamente implica una lucha política. Lo que busca es evidenciar que la economía y la forma en la que funciona están reproduciendo mecanismos de desigualdad.

P: -¿Son suficientes las estadísticas oficiales?

CB: -En líneas generales, no cubren las problemáticas de género. Los datos que se publican nos permiten ver algunas cuestiones. Pero hay muchas limitaciones; por ejemplo, a la hora de estudiar las condiciones de vida de la población trans.

Otra de las realidades inherentes a la mujer que no tienen lugar en las estadísticas es la menstruación. Mileo, comunicadora científica, trabaja «sobre los discursos de la ciencia sobre la menstruación y cómo se forma el conocimiento científico alrededor de la menstruación». También conocida como la Barbie Científica (personaje a través del cual comunica en distintos medios), apunta: «Hay tres reclamos básicos, bajo la consigna ‘El Estado es responsable’: la quita del IVA a los productos de gestión menstrual, ya que tenemos un gasto que no es opcional y que es desigual con respecto a personas que no menstrúan; la provisión gratuita de estos productos para quienes no puedan afrontar el gasto, como ocurre con los preservativos; y el tercer reclamo es justamente por investigación y datos. Hay muchas cosas al respecto que no sabemos; por ejemplo, los tampones no tienen ensayos clínicos a largo plazo para conocer bien qué producen los químicos que se absorben por la vagina. Los productos no tienen que informar esto en los envases porque está considerado un cosmético». Para unificar estos reclamos desde EF lanzaron la campaña MenstruAcción, que se puede acompañar en las redes sociales.

Las EcoFeminitas advierten que uno de los puntos clave para la transformación de la sociedad es la Educación Sexual Integral.

AU: -Es necesaria desde los jardines, para que los chicos sepan cuándo lo están violentando. Enseñar cuáles son los síntomas de la violencia machista para detectarla antes de que se exprese de la manera más grave.

LB: -Puede haber voluntad docente. Pero sin el apoyo del Estado y de las instituciones del Estado, es pelear con molinos de viento.

AM: -El problema es que desde las instituciones se sigue enseñando al sexo como una cuestión funcional y reproductiva. No sólo por temas religiosos, sino desde el cientificismo como dogma. Enseñar que todos nuestros impulsos sexuales están guiados por un instinto de supervivencia de la especie, es una locura. Si seguimos esa línea, el único placer que importa es el del varón. De ahí, a justificar una violación hay un solo paso. En algún punto, los conocimientos que adquirimos a partir de la educación están también filtrados por el machismo. Te dan una idea de la biología bastante inacabada.

LB: -Claro. ¿Quién construye el conocimiento? ¿Desde qué óptica?

«Nace un bebé de una menor de 14 años cada 3 horas y nadie lo sabe, por eso causa tanta sorpresa cuando los medios muestran a una nena de 10 años embarazada», apunta Belli, doctora en filosofía. «La brecha salarial se ubica en un 27% en el sector formal y en un 40 en el informal», recuerda Botto, una de las economistas. Por cuestiones como esta, el objetivo de las EcoFeminitas «es la socialización del conocimiento», dice Mileo. «Queremos sacar la academia a la calle y hacer dialogar a la academia con la calle».

Desde la web, lanzan cursos online, para gente de todo el país, que son hasta el momento el único sustento económico. «Ya pasaron por nuestros talleres más de 300 personas. Explicamos la teoría feminista desde lugares más transversales que la economía. Hablamos sobre los orígenes, las luchas, las distintas corrientes y problemáticas». Para seguir en el camino de la autonomía, buscan apoyo económico y convertirse también en una fundación.

Cuanto más se acerca la lupa a las problemáticas de género, más grande se ve la brecha de desigualdad. Las políticas de Estado aparecen como la gran opción para lograr cambios profundos. «Desarrollos teóricos hay un montón. Lo que falta es voluntad política. Si querés erradicar la violencia de género, tenés que dar la licencia por paternidad, derecho al aborto seguro, legal y gratuito, tener guarderías en los espacios de trabajo… no es que no se sabe qué hacer, es que no se hace».