Atiende otro interno y dice: «Facu, para vos, de Buenos Aires». Desde el Pabellon 6 de la Unidad Penitenciaria 14, en Esquel, Facundo Jones Huala, lonko del Pu-Lof en Resistencia del departamento de Cushamen y líder de un movimiento de recuperación de tierras para el pueblo mapuche que inquieta al gobierno nacional, al punto que la semana pasada volvió a ser detenido por una causa que sus abogadas defensoras consideran una «aberración jurídica», denuncia: «Esto es básicamente una persecución política».

«Yo ya fui juzgado por esta situación, el año pasado, a raíz de la causa judicial que tengo en el país que hoy llaman Chile y nosotros llamamos Ngulu Mapu. Estuve varios meses detenido en este mismo penal, y el juicio concluyó con la nulidad de todo el proceso, debido a los apremios ilegales contra un miembro del pueblo mapuche que desembocaron en mi captura», explica Jones Huala, de 31 años.

El 27 de junio, Gustavo Villanueva, juez federal de Bariloche, ordenó su detención a raíz del pedido de extradición de Jones Huala realizado por las autoridades chilenas. Horas antes, sugestivamente, el presidente Mauricio Macri y su par trasandina Michelle Bachelet, reunidos en Santiago de Chile, habían dialogado sobre la cuestión mapuche. «Nosotros consideramos esta situación dentro del contexto de una escalada de violencia política generalizada contra la causa mapuche, de la que soy militante y, en mi territorio, autoridad política filosófica, en cuanto lonko», explica el referente indígena, y define los alcances de sus postulados: «Entendemos que para el Ministerio de Seguridad que dirige Patricia Bullrich, las comunidades mapuches son un peligro para la seguridad nacional, por nuestras demandas políticas y territoriales. Si representamos un peligro real es para las inversiones capitalistas trasnacionales y para los oligarcas criollos, enemigos históricos del pueblo mapuche, porque nuestra propuesta política tiene raíz y se expande en las comunidades. No luchamos por concesiones o reformas superficiales, sino por la reconstrucción integra de la nación mapuche”.
Jones Huala ya había sido detenido en mayo de 2016, tras el pedido de extradición por supuestos delitos cometidos en Chile. El juicio que siguió, en septiembre, fue declarado nulo por el juez federal Guido Otranto, pues no se cumplieron las garantías del debido proceso: el dato que permitió detener a Jones fue obtenido de un testigo mediante torturas. Es la Corte Suprema la que debe pronunciarse sobre la nulidad. Sin embargo, el juez Villanueva volvió a ordenar su detención.

«Son dos procesos de extradición simultáneos, concomitantes, contra la misma persona. Esto es ilegal, inconstitucional», aduce Elizabeth Gómez Alcorta, una de las abogadas del lonko. Sonia Ivanoff, también letrada de Jones y de la Asociación de Abogados y Abogadas de Derecho Indígena (AADI), explica que «la Corte ya dijo que el juez está en pleno conocimiento de que hay un juicio de extradición pendiente de resolver. Denunciamos al juez Villanueva por privación ilegítima de la libertad y por prevaricato». El juez también denegó la excarcelación de Jones. Y Otranto rechazó un hábeas corpus presentado por la Defensoría Federal de Esquel. El lonko sigue preso. «Estuve unos días en aislamiento, en una celda de castigo, me quitaron mis medicinales tradicionales, pero a partir de la movilización hubo un cambio de régimen», cuenta. Se refiere a las manifestaciones exigiendo su liberación que hubo frente al juzgado federal de Bariloche y, en la Capital, frente a Tribunales, que terminó con represión por parte de la Policía de la Ciudad y la detención de siete personas, acusadas de lesiones, intimidación pública y resistencia a la autoridad.

En cualquier caso, sostiene Ivanoff, «lo que más nos sorprende es una declaración del secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, a un medio de Bariloche, diciendo que se procedió a la detención porque la Corte ya había resuelto la extradición, una terrible mentira. Esto es persecución política, y la detención ilegítima, abusiva y arbitraria. Persiguiendo a los líderes indígenas, aquí se están criminalizando los derechos territoriales y culturales». «

Resistencia en tierrasde Benetton

Los episodios de violencia institucional contra el pueblo mapuche recrudecieron en enero pasado, cuando Gendarmería y la policía chubutense reprimieron con golpes y balas de goma a la comunidad de Cushamen. Hubo detenciones y varios heridos de gravedad: a un primo del lonko le partieron la mandíbula. Un año antes, en marzo de 2015, el Pu-Lof en Resistencia que lidera Jones Huala inició un proceso de recuperación de tierras ancestrales en el paraje Vuelta del Río, en una estancia de la empresa Benetton. «La gente sigue firme en el lugar, el trabajo se profundiza –cuenta Jones Huala–, a pesar de la represión y las penurias que ocasionó el temporal de nieve. El otro día hablé con mi abuela y solo de la familia de ella ya murieron 16 ovejas». Respecto de sus raíces mapuches, Facundo dice que su papá, Ramón Eloy Jones, «se cansó de que dijeran que era descendiente de ingleses, se llama así pero no sabe de dónde viene su apellido, es más: yo soy medio mestizo pero más por mi mamá».