Mauricio Macri comenzará los festejos por el 9 de Julio en el último lugar que visitó antes de convertirse en presidente de la Nación. La Quebrada de Humahuaca recibirá una vez más al líder PRO en una vigilia que será televisada a todo el país. «Va a ser un Bicentenario humilde», anticipan desde las entrañas del partido amarillo en una inconsciente comparación con las celebraciones por los 200 años de la Revolución de Mayo. La Avenida del Libertador y el Campo Argentino de Polo y los desfiles de bandas internacionales serán la escala porteña de las ceremonias que tendrán predominio «castrense».
De arriba hacia abajo, así es como el macrismo encarará los dos siglos de Independencia argentina. Con Gerardo Morales como anfitrión y la Quebrada como escenario el presidente esperará el comienzo del día patrio mezclado entre los lugareños. Macri aterrizará en Jujuy el 8 de julio proveniente de una gira que lo llevará a Estados Unidos y Europa y permanecerá unas pocas horas en la provincia. Durante la noche habrá recitales  a lo largo de toda la Argentina que comenzarán cada 20 minutos y serán parte de la programación de la TV Pública.
Desde el partido amarillo piensan sacarle el mayor provecho posible a la espectacularidad del paisaje montañoso jujeño, tal como hicieron el 19 de noviembre pasado, tres días antes del ballotage que llevó a Macri hasta la Casa Rosada. De allí partirá hacia la vecina Tucumán en donde estará la parte más formal y más original de los festejos.
En la Casa de la Independencia el presidente estará junto a todos los gobernadores argentinos, pero las miradas estarán puestas en los mandatarios de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, Formosa, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chaco, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Esas son las provincias que nunca firmaron el Acta de la Declaración de Independencia. Las litoraleñas, porque respondían al caudillo uruguayo José de Artigas y las demás porque aún no existían como territorios autónomos.
Cada uno de los mandatarios locales suscribirá el acta para que comiencen formalmente las celebraciones. En Tucumán no habrá demasiado contacto con el público por las reducidas dimensiones del histórico edificio en el que bajo la mirada de Francisco Laprida, la Argentina declaró su independencia de España y «toda otra dominación extranjera». Aunque de todas formas en el PRO esperan que haya algo más de calor que el 25 de Mayo pasado, donde la Plaza de Mayo estuvo vallada por temor a las protestas.
«Hace tres meses que comenzamos a preparar los festejos. No van a tener nada que ver con los del Bicentenario de la Revolución de Mayo. Ese fue uno de los puntos de inflexión del gobierno de Cristina. Pero nosotros estamos empezando y la verdad que no creemos que el 9 de Julio sea una bisagra», comentó un asesor del PRO.
Hasta ahora el mayor de los debates atraviesa el cómo será la televisación de los diferentes actos. «Cadena sí, Cadena no», resume las discusiones que se producen acerca de las celebraciones. «El que quiera verlo, lo verá. Vos hacés cadena y la gente apaga la tele», analizan desde Casa Rosada y recuerdan que una de las promesas de campaña giró en torno al uso abusivo de esa herramienta presidencial.

Cuando al mediodía del 10  de julio los festejos se muden a la Ciudad de Buenos Aires, bandas militares de varios países surcarán la Av del Libertador y llegarán hasta el Campo Argentino de Polo. Habrá representantes de Italia, Francia, Estados Unidos, Bolivia, Perú, Chile, Uruguay y hasta Marruecos que interpretarán piezas típicas de sus países de origen. Brasil y Venezuela aún no confirmaron su participación. «Se invitó a muchísimos países, pero algunos tienen bastantes cuestiones internas», explicaron desde el gobierno. La cartera de Defensa que dirige el radical Julio Martínez tendrá más relevancia que en épocas kirchneristas, incluso el cierre estará a cargo de las tres fuerzas. «No somos de hacer actos fastuosos, vamos a darle la justa entidad que tiene el día. Será un acto austero y sencillo», redondeó otro de los colaboradores de Macri. «