Aunque la renovación de la Plaza de Mayo no concluyó, como estaba previsto, para esta conmemoración del primer gobierno patrio de 1810, Mauricio Macri la bordeó a pie, junto a su Gabinete, para encabezar su tercer tedéum como presidente. La caminata del pelotón de funcionarios hasta la Catedral Metropolitana incluyó el nuevo enrejado que dividirá a la Plaza en dos. El ritual protocolar estuvo blindado por la policía y fue en absoluta soledad. A diferencia de la multitud que comenzaba a concentrarse alrededor del Obelisco, para participar de un evento organizado contra el FMI, el desfile de ministros ocurrió en silencio. En lugar de público, sólo hubo camarógrafos, granaderos, custodios y la foto de un elenco presidencial atravesado por las internas palaciegas que reabrió la crisis cambiaria. También por la tensión de los meses que se avecinan: un escenario político signado por el veloz traslado de la corrida del dólar a los precios y por la conflictividad social que cosechará el nuevo ajuste del gasto público que el gobierno oficializará cuando firme un nuevo acuerdo de endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) (ver recuadro).

Las preocupaciones políticas que manejan los colaboradores de Macri, y del jefe de Gabinete, Marcos Peña, no son las mismas que barajan alrededor de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. En La Plata, la mayor obsesión gira en torno al impacto político de la inflación y del aumento de precios en el Conurbano Bonaerense. «Es la máxima prioridad que tenemos, pero buena parte de ese impacto depende de las políticas nacionales, por eso vamos a buscar señalar a los formadores de precios que tienen un alto nivel de responsabilidad en esto», confió a este diario un alto funcionario provincial, cuando salió de la reunión de Gabinete ampliado que encabezó Macri este jueves en el Centro Cultural Kirchner (CCK), para contener a 1400 integrantes de la primera línea de la burocracia estatal de Cambiemos. La dimensión del malestar que respira la mandataria bonaerense también se sustenta en otras dos luces rojas del tablero: las consecuencias del aumento de tarifas de servicios públicos y los cimbronazos que provoque el incremento de las naftas que, por ahora, fue postergado hasta el mes que viene, pero que ya tiene un «atraso» del 40 por ciento.

La zozobra que ya no quieren ocultar los escuderos de Vidal no es compartida en la Casa Rosada, especialmente en materia tarifaria. Macri  »está cada vez más convencido de la necesidad del vetar la ley que salga del Congreso para frenar el aumento de las tarifas», explicó uno de los funcionarios que reporta a Peña. «Ya lo anunciamos hace un mes, los costos políticos del veto ya fueron pagados, sólo resta aplicarlo», aseveró la fuente. La certeza es acompañada con las estadísticas que tiene el gobierno para negar el malestar generalizado del aumento de las tarifas. «Todos dicen que se quejan, pero los números no lo reflejan», retrucó el funcionario, mientras sostenía un informe de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec). El estudio data del lunes pasado y concluye que «con temperaturas superiores a las de abril de 2017», el mismo mes de este año «presentó un ascenso de la demanda de energía eléctrica del 7%, en comparación con el mismo período del año anterior, mientras que el consumo de Capital y el Conurbano Bonaerense mostró un ascenso importante: en Edesur creció 4,4% y en Edenor subió 2,8%, mientras que el global alcanzó 3,5%», sostiene el documento del organismo que tiene a las principales distribuidoras eléctricas como «partners», pero no estima las ganancias que esto les dejará como consecuencia.

La radiografía privada del consumo es leída en Balcarce 50 como otro «brote verde» que sirve para apaciguar los panegíricos que atraviesa al tinglado político de Cambiemos, especialmente desde que radicales y lilitos iniciaron una ofensiva para postergar los aumentos que Macri quiere mantener sin mediaciones. El paper concluye que «el incremento (de consumo) se presentó tanto en los grandes y los medianos usuarios (industriales y comerciales) como en los pequeños usuarios (residenciales) de todo el país». Los números de abril pasado, que tanto agradaron a Macri, «representan el consumo global más importante para los meses de abril en la historia».

Cerca de Vidal discrepan con esa algarabía y advierten el uso de la nueva Ley de Defensa de la Competencia, que fue aprobada en medio de la crisis y reglamentada esta semana que pasó. La mandataria se prepara para señalar, personalmente, a las empresas responsables de la remarcación, mientras sus escuderos guardan silencio sobre el derrotero político del oficialismo para 2019. «No hay plan B», sostienen cerca de Vidal, cuando son consultados sobre las dudas que rodean al operativo de reelección de Macri para el año próximo, aunque insisten en la «tozudez» de Peña. Al igual que el presidente, el jefe de Gabinete les asegura a los miembros de la mesa chica que el escenario político cambiará y permitirá un segundo mandato con menos amarguras que las previstas para un semestre, que podría extenderse hasta marzo, cuando arranque un cronograma electoral lleno de comicios provinciales, desdoblados de la presidencial de octubre. La única coincidencia entre macristas y vidalistas es que el nivel de descontento, y la pérdida de 10 puntos en las encuestas, no es capitalizado por ningún integrante de la oposición, cuyos referentes deberán recorrer el mismo cronograma electoral.

Dujovne vuelve a Washington

Las negociaciones con el FMI de «seis u ocho semanas» que pronosticó el gobierno, podrían reducirse «sensiblemente», según confió a este diario un alto funcionario del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que este lunes volverá a viajar con destino a Washington para retomar el poroteo que mantiene con el organismo internacional. La mayor garantía de esa aceleración no sólo tiene que ver con el diseño del ajuste en ciernes, sino con el rol del gobierno norteamericano como garante de las pretensiones argentinas para obtener un préstamo «stand by». El interlocutor de la Casa Blanca en el directorio del Fondo es el primer director gerente David Lipton, que está por debajo de la parisina Christine Lagarde. «El problema es que está en plena partida, y no es un hombre de Trump sino un activo militante demócrata», confió otro alto funcionario de Hacienda. Aun así, cerca de Dujovne se muestran confiados en un veloz desenlace. El sillón de Lipton podría quedar en manos del republicano David Malpass, subsecretario de Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro, y el primero en anunciar el apoyo de Washington a las negociaciones que anunció Macri.  «