En el siglo XXI sobrevive el sistema global centro-periferia para el desarrollo del capitalismo en occidente. En los países centrales el estado de bienestar , defendido por sociedades organizadas y movilizadas, continúa pautando el desarrollo socio-cultural y político-institucional.En la periferia latinoamericana el neoliberalismo, polo opuesto del estado de bienestar, es el que pauta el desarrollo de sociedades que crecientemente se oponen a sus dramáticas  consecuencias.

América Latina es una y es múltiple al mismo tiempo. El neoliberalismo discurre en espacios históricos diferenciados en distintas subregiones y países. La región andina es laberíntica y enigmática. En el siglo 19 y 20 fue escenario de guerras fratricidas. Bolivia quedó sin salida al mar. Pérú Chile y Ecuador protagonizaron guerras como consecuencias diplomáticas que persisten en el siglo 21. Venezuela y Colombia  hoy son adversarios beligerantes diplomáticos e ideológicos.

Venezuela es protagonista de una grave crisis social y política y es parte de la disputa geopolítica mundial. Chile es el escenario de los éxitos y el fracaso del más celebrado modelo neoliberal latinoamericano.La presión de las multitudes, sangrientamente reprimidas en las calles, ha abierto una senda política para cambiar la Constitución neoliberal, que Pinochet dejó como funesta herencia.

Fueron venezolanos, patriotas americanos, Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Francisco de Miranda, Andrés Bello, Antonio José de Sucre, libertadores y fundadores de naciones en el siglo 19.

Son andinos cuatro premios Nobeles de literatura. Dos chilenos poetas, Gabriela Mistral y Pablo Neruda; un colombiano. Gabriel García Márquez. y un peruano, Mario Vargas LLoza, novelistas. Cien Años de Soledad es la novela escrita en español más leída y traducida en el mundo hasta la fecha. Los 20 poemas de amor de Neruda fueron los versos escritos en español más traducidos y leídos en el mundo del siglo 20.El proceso andino de integración  es conceptualmente el más avanzado de los que ha construido América Latina. La región andina puede tener en la tercera década del siglo 21 un nuevo comienzo o una permanencia en el laberinto que ha sido su historia.

El gobierno de facto de Bolivia ha convocado a elecciones en Marzo del 2020. Esas elecciones hay que contextualizarlas, como otras que ocurrieron en Sudamérica después de golpes de Estado y gobiernos de facto. Son el inicio del fin de un período autoritario.Los autores y cómplices del golpe deben tener una participación legal y pacífica. El MAS, la fuerza política mayoritaria y derrocada, debe participar con iguales condiciones. Una observación internacional de la ONU, la Unión Europea y el Centro Carter puede ayudar decisivamente a garantizar paz y legalidad en los anunciados comicios. La OEA, cómplice del golpe, no sería una buena observadora internacional. Las fuerzas políticas opositoras al gobierno de facto lideradas por Evo Morales desde el exilio y las que apoyan al gobierno de facto deben acordar acatar el resultado de las elecciones, si la observación internacional acepta que fueron transparentes. Un proceso de reconciliación nacional, sin hegemonía militar, debe ser el principal resultado de los comicios bolivianos.

En Perú hay elecciones parlamentarias el 26 de Enero del 2020. Al leer la prensa peruana parece que ese acontecimiento no está tan cercano. La principal noticia de El Comercio y El Correo de Lima es una encuesta de fin de año en la cual los peruanos mayoritariamente se pronuncian porque la mejor noticia del 2019 fue el cierre del Congreso decretado por el Presidente Vizcarra, asunto permitido por la legalidad peruana. Un recorrido por las principales informaciones  políticas que aparecen en los medios hegemónicos tienen que ver con problemas judiciales de ex presidentes, todos acusados de actos de corrupción .En Perú la judicialización de la política y su destaque mediático parecen cubrir la coyuntura. La desigualdad social acumulada y la caída del crecimiento macroeconómico, que son manifestaciones sintomáticas de los problemas del neoliberalismo peruano, aún no son noticia. Consultado para esta columna, Jorge Nieto, intelectual y político peruano, ex ministro de Defensa (2016-2018) explicó que el tema principal del Perú neoliberal es que la corrupción es la principal estrategia de acumulación empresarial y los líderes políticos se han transformado en instrumentos de esa estrategia corrupta de atesoramiento de riqueza.

Pero sólo los políticos son perseguidos y llenan las noticias. El resultado es un record mundial. Un expresidente suicidado (Alan García); dos expresidentes en la cárcel, uno en Perú (Alberto Fujimori) y otro en Estados Unidos (Alejandro Toledo), en proceso de extradición. Hay que sumar otro expresidente en prisión preventiva domiciliaria por tres años (Pedro Pablo Kuczynski). Son datos que  rompen otro record mundial de extensión de una prisión preventiva. Este es el resultado de décadas de fracaso de la política administrando desde el Estado un proceso de neoliberalismo económico, que tuvo a la corrupción empresarial como principal beneficiaria y como instrumentos y víctimas judiciales y mediáticas a  líderes políticos salpicados por la corrupción.

En Ecuador habrá elecciones generales en el  2021. El país vive la tensa calma posterior al levantamiento liderado por el movimiento indígena en octubre del 2019 y que el presidente Lenin Moreno tranquilizó derogando el decreto del alza de los combustibles. Pero el ajuste neoliberal contemplado en el Acuerdo stand by con el F.M.I, que conlleva la continuación del estancamiento económico y posibles privatizaciones, amenaza la actual tensa calma.

Hay encuestas que muestran un pesimismo generalizado sobre el 2020 y un enorme desprestigio de todas las funciones del Estado y de instituciones básicas del convivir social. La Presidencia de la República, la Asamblea Nacional, la Fiscalía del Estado, la Contraloría del Estado, la Función Judicial. Y algo poco común: las Fuerzas Armadas Ecuatorianas, la Iglesia y los medios de comunicación tienen el mismo desprestigio social.

La atmósfera de pesimismo general con la situación económico-social y de rechazo al cuadro de instituciones que le han dado cierta cohesión a la sociedad ecuatoriana es material combustible. Mas la perspectiva de elecciones generales en el 2021 puede actuar como extinguidor preventivo de un incendio social semejante al de octubre del 2019.

El Ecuador históricamente ha sido  un país de sorpresivas apariciones en los procesos electorales. El 2021 no será una excepción. Las encuestas muestran a un líder social indígena catapultado por las movilizaciones de octubre a la escena político-electoral. Leonidas Izza aparece por encima del candidato del “correísmo” y del banquero Guillermo Lazzo como el principal rival de Jaime Nebot en la elecciones presidenciales del 2021.

Jaime Nebot (ex alcalde de Guayaquil) tiene como apoyo principal su exitosa gestión municipal de dos décadas, la más importante ciudad del Ecuador, derrota  a Izza en segunda vuelta, según la encuesta. La narrativa política de Nebot es la ideología de la prosperidad. Puede ser pero tal vez insuficiente. La psicología social de los sectores populares posiblemente requiera que la narrativa de la prosperidad sea acompañada de menciones complementarias emparentadas con el humanismo social.

La candidatura de Izza es una espontánea expresión social. No está formalizada. Y su narrativa electoral no está formulada.

Sobre la situación del expresidente Rafael Correa en esta  coyuntura es que sobre el pende la espada de Damocles de la Constitución de Montecristi y el Código Penal que producto de esa Constitución con la que se inauguró la llamada Revolución Ciudadana que Correa y el actual presidente Moreno lideraron. Esa Constitución equiparó delitos económicos con crímenes de lesa humanidad, que son imprescriptibles. Hoy Correa está acusado de cohecho y, en virtud de las arbitrariedades de esa misma Constitución y su Código Penal, podría ser juzgado y condenado en ausencia.

Cuando la sociedad ecuatoriana se sosiegue y sus élites vean las cosas en perspectiva, habrá que anular en el andamiaje jurídico surgido hace 14 años aquellos pasajes que hacen del estado ecuatoriano un paria en materia de legal de derechos humanos.