Mañana será un día clave para el conflicto docente en la provincia. El gobierno de María Eugenia Vidal se muestra confiado en que al menos la FEB, el segundo gremio en cantidad de afiliados, se siente a la mesa técnica salarial convocada para retomar la discusión salarial. Pero los seis sindicatos que integran el Frente de Unidad Docente estiran el suspenso hasta última hora y recién mañana definirán si participan o no.

El conflicto ya lleva nueve días de paro; el último se cumplió el viernes. Esta semana seguirá el plan de lucha con asambleas, radio abierta, jornada de protesta y también las 48 horas de paro convocadas por CTERA y la Marcha Federal que el miércoles confluirá en Plaza de Mayo. Es que más allá de la discusión salarial con Vidal, los gremios siguen pidiendo que el gobierno de Mauricio Macri llame a la paritaria nacional y que disponga fondos para las provincias.

La reunión de mañana será la cuarta en el marco de la conciliación obligatoria, que los gremios desconocen por entender que es ilegal. Hasta ahora, sólo acataron la medida UPCN, SOEME y AMET, tres gremios minoritarios del sector, mientras que SUTEBA, FEB, SADOP, UDA y Udocba pegaron el faltazo. A diferencia de las anteriores, esta vez el gobierno llamó a comisión técnica salarial –como pedían los sindicalistas– pero siempre dentro del marco de la conciliación y de ahí la resistencia.

«Si la convocatoria es paritaria técnica claro que vamos a ir, pero la conciliación no va más», dijo a Tiempo la secretaria gremial de SUTEBA, María Laura Torres, aunque aclaró que la decisión será tomada el lunes con los otros gremios. Y descartó, no obstante, la posibilidad de que se rompa el Frente de Unidad: «No van a lograr romper el frente porque los pasos los estamos dando en unidad. Acá se juega el destino de los docentes, no la personería de algún sindicato, y nosotros tenemos la responsabilidad de que ese destino se juegue en unidad».

El gobierno, sin embargo, pone todas las fichas a la ruptura y apuesta a que la FEB, principal socio de SUTEBA, se sume al diálogo. Hay señales en ese sentido: por presión de las bases, el gremio conducido por Mirta Petrocini no adhirió el miércoles ni jueves pasado al paro nacional y tampoco hizo huelga el viernes, como sí hicieron SUTEBA y Udocba. Es que la adhesión a las medidas bajó sensiblemente en el interior, donde el gremio es fuerte, y hay apoyo para volver a la negociación.

Si FEB participa de la reunión legitima el diálogo, ya que el gobierno necesita de los gremios con más representatividad –es decir, más afiliados– para traccionar a otros socios más chicos del Frente y para cerrar en el futuro la negociación por mayoría. En la mesa paritaria, FEB cuenta con seis votos, SUTEBA con diez y el resto de los sindicatos sólo tiene uno cada uno.

En Udocba, el gremio vinculado a Hugo Moyano, se muestran más intransigentes. Su titular, Miguel Díaz, dijo a Tiempo que «no tiene sentido ir a la reunión porque no es legítima». «Hicimos presentaciones en la Justicia, desistimos de ir a las anteriores, ¿qué sentido tiene ir? De todos modos seguimos hablando», dijo en relación a sus socios. Y consideró que el gobierno tiene que buscar otras alternativas como aceptar la intermediación del defensor del Pueblo. «Lo vemos con buenos ojos porque sería una instancia distinta e imparcial», acotó.

Desde el gobierno adelantaron que están dispuestos a «mejorar» la oferta del 19% en tres tramos, con cláusula gatillo atada a la inflación, y a discutir algo de lo perdido en 2016 y un plus por «continuidad pedagógica» a lo largo del año, más conocido como presentismo. El sueldo mínimo garantizado para el maestro de grado está hoy en 9801 pesos y los gremios piden no quedar por debajo de la línea de pobreza, fijada en 13.323 pesos. Hasta ahora en la mesa, el gobierno no precisó cuál es la masa salarial que destinará al aumento ni cuántos los fondos nacionales con que contará. El Fondo de Incentivo Docente representa el 10% del salario de cada maestro bonaerense.

Vidal sorprendió esta semana a los gremios al anunciar el pago de un «premio» de 1000 pesos a los docentes que no pararon e iniciaron las clases. La medida generó fuerte malestar en los sindicatos, que le contestaron el jueves con una multitudinaria marcha en las puertas de la gobernación. El viernes, la gobernadora volvió a subir la apuesta y pidió al Ministerio de Trabajo nacional que evalúe sanciones y, de corresponder, les quite la personería gremial a los que no acataron la conciliación. Ayer, el presidente Macri también les envió un mensaje a los docentes al postear una foto de alumnos en clase en Hiroshima, tras la bomba atómica. «Para que un país pueda levantarse, la escuela nunca debe parar», escribió.