Ya avanzada la noche del 11 de abril de 2002, cuando era inminente el intento de golpe, el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez, permanecía en el Palacio de Miraflores, horas previas a que el Alto Mando Militar venezolano anunciara a través del general Lucas Rincón Romero que le habían solicitado la renuncia a Chávez.

Posteriormente sería detenido para que asumiera el presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona. La historia de aquella intentona culminó con el pueblo alzándose contra los golpistas y con Chávez restituido en el poder tres días después.

En el interregno, bolivariano estuvo a punto de ser ejecutado o de perder la vida en algún eventual enfrentamiento entre leales y traidores. Sin embargo, hubo un “mandato” que lo obligó a permanecer con vida. Fue un llamado de Fidel Castro, que el fallecido Chávez recordaría en la entrevista que le realizó Daniel Filmus, en su documental sobre líderes latinoamericanos.

“La noche anterior pues, unas horas antes”, recuerda Chávez, “yo todavía en el Palacio, ya cayendo, hundiéndome, Fidel logra, yo no sé cómo logró Fidel comunicarse conmigo, porque nos estaban saboteando electrónicamente, los yanquis tienen tanta tecnología que los teléfonos celulares no funcionaban, las líneas estaban colapsadas. ¡Eh! Y no sé cómo hizo Fidel, pero él logró, Fidel Castro un teléfono: ¡Aló! Y Fidel. Después que hablamos como tres minutos me dijo: ‘Bueno, yo no sé muy bien lo que vas a hacer…’.

Algo así me dijo. Pero me dijo: ‘Chávez, tú no eres Allende —y me dio prácticamente una orden—. Chávez tú no mueres hoy, tú no mueres hoy, Chávez. Haz lo que quieras, pero tú no mueres hoy, aquí te espera tu pueblo’, me dijo”, relató en ese documental publicado en 2010.

“Casi que no puedo cumplir la orden (risas). Al final la cumplimos, Chávez no murió aquel día. ¡Ah! Murieron otros que dieron el pecho allá en Puente Llaguno, masacrados por la metralla de los francotiradores que mandó el imperio, extranjeros y otros venezolanos. Y todavía, cuando aquí por fin, después de cinco años, hay algunos presos, entonces me acusan de tirano, porque hay algunos presos y dicen que son perseguidos políticos de Chávez, son unos asesinos. Te das cuenta cómo es la farsa del imperialismo y sus aliados internacionales”, recordaba el venezolano.