La Universidad Rey Juan Carlos, de España, terminó siendo más conocida por la cantidad de maestrías truchas que otorgó –y la lista puede crecer en cualquier momento– más que por la excelencia de la enseñanza que imparten sus docentes. Lo cual generó ácidas críticas entre el alumnado, que desfiló frente a los medios de comunicación para mostrar su indignación sobre el trato que recibieron allí dirigentes de los dos grandes partidos de la transición democrática, el Popular (PP) y el Socialista Obrero Español (PSOE), envueltos en una ciénaga que parece no tener fin. También los docentes están que trinan y a la seguidilla de renuncias en la cúpula le siguen imputaciones que se cuecen en los pasillos y, para rematar, docentes contratados no cobran sus tareas desde marzo, cuando el primer chanchullo salió a la luz. Por si esto no bastara para observar este momento de la política española, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, finalmente decidió mostrar su tesis doctoral, aunque el líder del PSOE sólo estaba acusado de haber plagiado gran parte del texto con el que se graduó en otra casa universitaria, la Camilo José Cela.

El «temita» del master de la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, la conservadora Cristina Cifuentes, estalló en marzo, cuando el portal <www.eldiario.es> publicó una investigación en la que se revelaba que la mujer –que aspiraba al liderazgo dentro del PP, por entonces en el gobierno con Mariano Rajoy– había obtenido su título sin haberse tomado la molestia de concurrir a clases. Acosada por esta novedad, y por la difusión de un video donde se la veía intentando irse de un supermercado sin pagar una crema antiarrugas, renunció al cargo a fines de abril.

La causa por la financiación ilegal del PP, pocas semanas más tarde, terminaría arrastrando al gobierno de Rajoy y en ese escenario Sánchez hizo el sorpasso  para ocupar su lugar, el 2 de junio. En su Gabinete designó a Carmen Montón como ministra de Sanidad. Con un sólido prestigio y un cuadro reconocido en cuanto a la salud pública, tuvo que dimitir esta semana porque el mismo portal –sostenido por sus lectores mediante suscripción–reveló que también había obtenido su master en la URJC en condiciones irregulares.

Sánchez trató de salvarla del escarnio pero básicamente de no incinerarse cuando no había cumplido 100 días en el sillón de mando. Pero la presión mediática fue más fuerte.

Además, quedaba como un suerte de enroque, ya que al mismo tiempo el nuevo líder del PP, Pablo Casado, también aparecía en la mira. Emergente de la crisis del tradicional partido de la derecha española, Casado llegó a la cumbre partidaria en julio. Fue «compañero» de Cifuentes en la URJC, pero ninguno de los que asistieron a aquellos cursos recuerdan haberlo visto. Para colmo, tiene un récord impresionante de haber rendido 18 materias en apenas dos años en dos carreras simultáneas, aunque en una universidad privada, Derecho y Administración de Empresas. Lo del master ya era de vicio, tal vez por eso se niega a presentar los documentos que prueben que hizo todo como corresponde.

El problema es que los archivos de respaldo que podría probar quién hizo qué en relación en la URJC, según denunció este viernes el centro educativo, fueron borrados por manos anónimas. Se trata de 5000 correos electrónicos del Instituto de Derecho Público del período entre 2008 y 2014.

Sánchez aprovechó la espuma para presentar su tesis doctoral. La denuncia de dos medios de la derecha era que había hecho copy-paste. Según reveló eldiario.es, el texto contiene muchas citas sin entrecomillar, pero al final del trabajo consta de dónde fue sacado cada frase ajena.

El dirigente de Podemos Juan Carlos Monedero especula con que Sánchez no quería mostrar su tesis porque es más bien floja y agrega que el error fue no haber puesto las comillas y una llamada a pie de página, para evitar sospechas. En cuanto a la profusión de citas, él tiene una para ilustrar a qué vienen, del ya fallecido semiólogo italiano Umberto Eco. «Copiar un libro es cometer un plagio, copiar dos, dos plagios; copiar muchos, una tesis doctoral.»

En el PSOE, en cambio, ven el ataque desde la derecha –entre los mas entusiastas acusadores estuvo Ciudadanos– a la aprobación del decreto que permite exhumar el cuerpo del dictador Francisco Franco. «


A la sombra del Borbón

No son pocos los que consideran que parte del escandalete de la Universidad Rey Juan Carlos tienen relación con los programas de estudios superiores que con pompa y circunstancia adhirieron los países de la Unión Europea, el Plan Bolonia. Se redujeron desde los ’90 los estudios de grado y la preparación se debe completar con especializaciones, que son criticadas como una forma encubierta de privatización de la enseñanza pública. Así florecieron másters como el que miembros del PSOE y del PP hicieron en tiempos récord y mientras estaban ocupados en otras cuestiones políticas.

La URJC ya venía en falsa escuadra desde que Fernando Suárez, rector entre 2013 y 2017, y medievalista de cierta fama se tuvo que ir casi por la puerta del fondo cuando se descubrió que había cometido 15 plagios de unos 20 autores en sus obras.

Suárez es hijo de Luis Suárez, otro historiador de aquellas épocas, que fue presidente de la Hermandad del Valle de los Caídos, donde todavía están los restos de Franco. Juan Carlos de Borbón, que le da nombre a la ahora machucada universidad, también tiene lo suyo. Designado a dedo por el dictador a contrapelo de la sucesión entre los Borbones, subió al trono formalmente a la muerte del caudillo, en 1975. Y abdicó en junio de 2014, envuelto en escándalos que todavía lo acosan, como el de una amante que en julio pasado reveló que la había usado como testaferro para ocultar una fortuna en Suiza.