La última semana quedará en el recuerdo como una de las más críticas de la era macrista; entre otras cosas, por la ruidosa caída del acuerdo libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur que el ministro de Producción, Francisco Cabrera, dio por hecho un día antes de que sobreviniera el fiasco.

Tras negarse a sellar el pacto en Buenos Aires, la UE asegura formalmente que la firma será en enero de 2018 pero fuentes locales que conocen los detalles de las negociaciones creen que si hay una chance no se producirá hasta abril.

El bajón parecía impensado siete días atrás, cuando el presidente Mauricio Macri lanzó con bombos, platillos y loas al comercio multilateral, la 11ª Cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC), primera de la historia en suelo sudamericano y el gran desafío previo a la cumbre 2018 del G20 desde la perspectiva de Cambiemos.

Los funcionarios demostraban optimismo pero las críticas del empresariado no tardaron en llegar. Fundamentalmente, desde la Unión Industrial Argentina (UIA), que se pasó las semanas previas advirtiendo sobre el «apuro» del gobierno en querer acordar un entendimiento de libre comercio con un conjunto de potencias. Una iniciativa a priori muy desfavorable para la producción nacional.

La crítica de los industriales, que complementó a los cuestionamientos políticos y sociales, no desanimó al gobierno nacional. El panorama de la OMC, con unos 2000 funcionarios y 1500 hombres de negocios entusiasmaba a la presidencia y al ministro Cabrera, uno de los pocos que circularon entre el hotel Hilton de Puerto Madero y el Centro Cultural Kirchner (CCK), era motivo de una expectativa que empezaría a deshacerse con el paso de las horas hasta que se estrelló el miércoles, sin gloria pero con bastante pena.

El foro empresarial

Si el gobierno se anotó un poroto en la OMC fue por haber organizado el martes el primer foro empresarial en la historia del organismo internacional. Formalmente, la iniciativa fue muy celebrada pero a la hora de concretarla dio frutos tan escasos como el resto de la Cumbre.

La apertura del foro estuvo a cargo del presidente Macri. Sin embargo, en el auditorio mayor del CCK sorprendió la proporción de asientos vacíos. Los pocos empresarios importantes eran argentinos: Paolo Rocca, de Techint; Luis Pagani, de Arcor; el agroexportador Gustavo Grobocopatel; el actual ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere; Adelmo Gabbi, de la Bolsa de Comercio; y Marcos Galperín, de Mercado Libre.

Los industriales, como Daniel Funes de Rioja, de la UIA, y el farmacéutico Alejandro Roemmers, se quedaron conversando con la prensa en los pasillos, una vez más sobre las dificultades del acuerdo que impulsaba el gobierno.

Off side

El desconcierto del gobierno frente al camino adverso de las negociaciones con la UE tocó su pico máximo el mismo martes, cuando el ministro Cabrera, en conferencia de prensa, dio prácticamente por hecho el entendimiento con la contraparte. «Lo queremos firmar rápido. Si fuera ahora (en Buenos Aires), mejor, pero si no, será el 21 de diciembre en Brasilia.» La declaración de Cabrera sorprendió a todos. Especialmente cuando al poco rato la OMC anunció el fracaso total de las negociaciones.

La última oferta del Mercosur fue la desgravación del 90% de todo el comercio. Los europeos, como el gato maula, apenas se comprometieron a «revisar positivamente» el ofrecimiento para, pocas horas después, dar por terminadas las conversaciones. «