El tranvía tuneado para el Mundial tiene una de sus cabeceras en la playa de Le Havre. Al lado del skatepark abierto más grande de Francia, FIFA diseñó un espacio de recreación y encuentro para los y las hinchas futboleras en cada una de las nueve sedes del torneo. Los días de partido, puede seguirse el encuentro en pantalla gigante. Ahí, cerca de las aguas frías del Canal de la Mancha que divide Francia e Inglaterra, hay una exposición de fotos que recupera fragmentos de historia del fútbol femenino. En una de ellas, a color, Ada Hegerberg levanta el Balón de Oro de 2018; en otra en blanco y negro, las pioneras del fútbol francés posan frente al Arco de Triunfo, vestidas de traje y levantando sus brazos, días antes de viajar a disputar el Mundial de 1971 en México.

Leah Caleb y Gill Sayell se detienen frente a esa imagen. Ellas integraron el plantel inglés en esa Copa del Mundo, que aún no estaba organizada por FIFA, algo que recién se daría 20 años después, en en 1991. Sayell tenía 14 años y Caleb 17 cuando el 21 de agosto se enfrentaron a la Selección argentina y perdieron 4 a 1 en el estadio Azteca. Las inglesas que estarán después en la tribuna del Stade Océane mirando atentas el ajustado triunfo británico llegaron hasta ese Mundial sin ningún tipo de apoyo por parte de la federación de su país.

Aunque Leah Caleb y Gill Sayell sabían que las pioneras argentinas estarían en Le Havre jamás imaginaron encontrar de casualidad en la estación de tren a Elba Selva, Marta Soler, Eva Lembesis, Blanca Brucoli, Teresa Suárez, Angélica Cardozo y Betty García, siete de las mundialistas argentinas con las que se enfrentaron en el campo de juego en 1971. Las argentinas que llegaron a Francia invitadas por la organización Fuarfem, hoy forman parte de las Pioneras del Fútbol Femenino, una iniciativa de la exarquera Lucila Sandoval para recuperar la historia silenciada de las futbolistas que jugaron entre la década del ’50 y la del ’90 en el país. 

El público va llegando a la explanada del Stade Océane. En Alta Normandía, es de esperar que la hinchada argentina juegue de visitante ante Inglaterra. Entre la muchedumbre de camisetas y banderas blancas y rojas, a las pioneras les piden fotos, las saludan, las aplauden, las filman. Ellas, que estuvieron décadas invisibilizadas, ahora están ahí en el centro de la escena. En el Mundial del quiebre, del antes y el después, de las reivindicaciones, de la mediatización y visibilización, la historización del fútbol femenino –un camino de luchas y prohibiciones– y sus protagonistas también tienen lugar.

Cuarenta y ocho años después de ganarle 4 a 1 a Inglaterra, las pioneras debatirán desde la tribuna el planteo táctico de Carlos Borrello, algunas se morderán las uñas ante cada llegada clara de las inglesas y Marta Soler –la arquera de ese equipo mundialista– mirará con detenimiento y admiración cada pelota que envuelve con todo el cuerpo Vanina Correa y gritará como un gol el penal que ataja la arquera de la Selección.

Ante 110 mil personas en el estadio Azteca de México, las pioneras golearon a las inglesas. Pero casi nadie se enteró: la noticia no salió en los medios y esas jugadoras –que perdieron trabajos por ir a representar a Argentina– nunca fueron reconocidas. Ahora son testigos del cambio de época. Sin saberlo, la volante argentina Ruth Bravo y la defensora inglesa Lucy Bronze hablarán sobre lo mismo, en un agradecimiento a la historia del fútbol femenino en su país. La argentina en conferencia de prensa y la inglesa, en una nota para el diario Le Monde. «Creo que sin su lucha y sin abrirnos ese camino que hoy también estamos abriendo para las generaciones que nos siguen, no habríamos logrado lo que estamos logrando», había dicho la argentina antes del partido. «Les debemos mucho a esas mujeres que jugaron antes de nosotras. Hoy, a diferencia de aquella época, hay un gran equipo de respaldo para las jugadoras, que incluye médicos, kinesiólogos, nutricionistas, entrenadores y guardias de seguridad», había señalado la campeona de la Champions League con el Paris Saint-Germain. Achicar esa distancia que fue disimulada en los 90 minutos gracias a las atajadas de Vaninca Correa será el desafío de la siguiente generación de la Selección. «