“Hay una arremetida neoliberal en la región”, afirma el presidente de Ecuador, Rafael Correa, atento a los nuevos vientos que soplan. “Estamos enfrentando problemas externos y la derecha con su aparato ideológico-mediático nos quiere convencer de que el problema es el modelo y no el mundo”, añade en el salón de los presidentes del Palacio de Carondelet, también conocido como Salón Amarillo, donde el jefe de Estado ecuatoriano recibió a Tiempo, Sputnik de Rusia y Valor Económico de Brasil.

A la hora de hacer un análisis de la situación local, el presidente que gobierna Ecuador desde 2007 consideró que su país atraviesa hace poco más de un año “una tormenta perfecta” desde el punto de vista económico. Explicó que Ecuador, una de las tres economías dolarizadas de América Latina, sufre la confluencia de la baja del precio del petróleo y la apreciación del dólar. “La región está pasando momentos duros pero no se puede generalizar la situación de Ecuador por un sencillo motivo: los demás países tienen una moneda nacional (excepto El Salvador y Panamá) y Ecuador no la tiene. Vivimos una tormenta perfecta porque se desplomaron los precios de nuestras exportaciones, entre 2015 y 2016 perdimos casi 9000 millones de dólares. Eso se debe a factores internacionales y no poseemos el instrumento más eficiente e inmediato para administrar la situación que es el tipo de cambio. Todo lo contrario: el dólar se aprecia en lugar de depreciarse. Lo que sucedió en los últimos dos años es mucho más grave que lo que le sucedió en diez años a la convertibilidad argentina. Y con un sistema monetario más rígido como la dolarización”, explicó.

-¿Cuáles son las ventajas hoy de tener como moneda al dólar?

-Permite controlar la inflación. También transparenta operaciones, permite planificar a largo plazo, favorece la inversión extranjera. Pero obviamente para un país en vías de desarrollo los problemas son muchos grandes y graves que los escasos beneficios de un sistema monetario de esta naturaleza. Sino por qué el resto de Latinoamérica no ha dolarizado. De hecho Argentina (cuando lo hizo) no renunció a su moneda y pudo volver a un tipo de cambio flexible. Para un país en vías de desarrollo el cuello de botella es el sector externo y el principal instrumento para controlarlo es el tipo de cambio. A eso, absurdamente, Ecuador renunció hace muchos años. Cometió un suicidio monetario.

-¿Tiene en estudio revisar la dolarización de la economía?

-Salir del sistema causaría un caos económico, social y político así que no nos queda más que sostenerla. Pero siendo conscientes de las restricciones. Es como pelear en el ring de la globalización con una camisa de fuerza. Ahora no nos queda más que continuar con la dolarización, fortalecerla, mitigar sus gravísimos problemas y tratar de aprovechar sus escasas oportunidades.

-La baja de los precios de las commodities es un drama regional. En Argentina ocurre lo mismo con la soja. ¿Qué modo alternativo hay para que nuestros países no dependan tanto de esos bienes primarios?

-La dependencia muchas veces mono-exportadora ha sido la característica de nuestros países. En Ecuador vivimos un círculo vicioso porque queremos evitar aquello pero la dolarización una de las cosas que impide es la diversificación de las exportaciones. Hemos sembrado todos estos años competitividad sistémica con energía que es la más barata de la región, con vialidad, que son ahorros que no se registran pero que existen. Hemos sembrado mucho talento humano mejorando la educación. Pero son procesos que son lentos.

-Según cálculos de Oxfam, dentro de un lustro el 1% de los más ricos de América Latina va a tener más riqueza que el 99% restante. Habitualmente estas políticas económicas se justifican en la teoría del derrame que dice que se llena la copa y que cuando los ricos son más ricos eso algún día derrama. ¿Cómo hacen los gobiernos para lograr que eso derrame de verdad, sobre todo, en economías abiertas y de mercado?

-Esa es una teoría de Simón Kuznets, un gran economista que creó las cuentas nacionales modernas. El papa Francisco, un coterráneo suyo, dice que eso (la teoría del derrame) no ha existido jamás. Tiene razón Francisco y no Kuznets. Eso no ha existido. Por ahí algunos quieren demostrar -torturando las cifras- que eso ocurrió en Alemania, en EEUU. La evidencia dura demuestra que sobre todo después del New Deal en EE.UU, con altos impuestos por ejemplo a la herencia, los ricos pagaron más y no solo crecieron más sino que con mayor equidad. Cuando se profundiza el modelo neoliberal, sobre todo en los ‘80 con Reagan, es cuando EE.UU pierde todo sentido de equidad. Hoy, de los países desarrollados, es uno de los más inequitativos. Pero tal vez un país rico podría darse ese lujo porque la desigualdad no necesariamente signifique pobreza. Mientras que la desigualdad en un país pobre significa miseria generalizada. Nosotros debemos buscar otras formas de desarrollarnos que no sea esa fantasía de la teoría del derrame. Para América Latina y países de nuestro desarrollo relativo, el crecimiento es fundamental. Pero debe ser un crecimiento de calidad, con justicia social y equidad .Ecuador es un ejemplo de ello. Nosotros hemos crecido incluso con los malos resultados del 2015, un 3.9 por ciento promedio en estos nueve años de gobierno, un punto más que América Latina. Somos de los tres países que más ha reducido la inequidad en todo el continente.

-Según el índice de Gini, los gobiernos de sesgo progresista como el suyo, el de Lula, el de Evo Morales, el de los Kirchner, mejoraron sustancialmente la distribución del ingreso en la región. ¿Por qué entonces esa corriente se encuentra hoy debilitada y resurgen los gobiernos de derecha o neoliberales?

-Porque estamos enfrentando problemas externos y la derecha con su aparato ideológico-mediático nos quiere convencer de que el problema es el modelo y no el mundo. El problema es la magnitud del impacto y los problemas que estamos enfrentando. Eso lo utiliza muy hábilmente la derecha y sus medios de comunicación. Además existe un entramado internacional para tratar de desprestigiar a los gobiernos progresistas. Por ejemplo, Bolivia es uno de los países que más crece en Sudamérica pero eso no lo dicen y ponen como ejemplo a Venezuela con todos sus problemas por su alta dependencia del petróleo. Bolivia, que sigue las mismas políticas de Venezuela, de Ecuador, de Argentina, de Brasil con Lula y Dilma, va a ser el país que más reduce la pobreza. Hay un gran aparto ideológico-propagandístico con el que se manipula la información. Los éxitos son claros en cuanto a reducción de la pobreza e inequidad. Enfrentamos la tormenta perfecta y le quieren echar la culpa de la tormenta al capitán del barco. Por el contrario, se ha navegado tan bien que estamos atravesándola en forma bastante eficiente. No pretendamos atravesar una tormenta sin siquiera mojarnos. Pero vamos a llegar a buen puerto. Fue el neoliberalismo lo que fracasó, no el socialismo del siglo XXI, que nos tiene aquí bien parados soportando todas las dificultades. Pero tienen la capacidad de manipular y hacer confundir a la gente que las dificultades internacionales que está enfrentando la región son culpa de los modelos que hemos aplicado los gobiernos progresistas.

El presidente ecuatoriano desmonta algunas operaciones que implementa todo régimen neoliberal y resalta el instrumento impositivo como redistribuidor del ingreso. La eliminación de las retenciones al agro y a las mineras que implementó Mauricio Macri en la Argentina quedan en evidencia ante la explicación del economista: “Esta ideología disfrazada de ciencia sostiene que hay que eliminar los impuestos porque así hay mejor eficiencia. La evidencia no sostiene eso. Es pura ideología. El IVA en Ecuador es del 12%y dicen que es demasiado impuesto. ¿Cómo se redistribuye el ingreso si no es a través de impuestos? Que alguien me lo explique. Hay que retomar sistemas impositivos más progresivos. Pero no solo eso, tenemos que dar un paso adicional, que lo tratamos de dar en Ecuador y no se imagina la violencia que tuvimos que enfrentar: el ingreso es fruto de los medios de producción por lo que hay que distribuir esos medios. Es la forma de distribuir riqueza. Por ejemplo, cobrando mayores impuestos a la herencia. De los multimillonarios a nivel mundial al menos un tercio heredó su fortuna. Debe haber mayores impuestos a la herencia para tener una verdadera democracia y no una aristocracia. Tiene que haber mayores impuestos a la plusvalía, a esa ganancia sin hacer ningún esfuerzo. Tiene que haber mayores impuestos a las fuentes de la inequidad que es la mala distribución de la riqueza. No se puede mantener una comunidad con tantos niveles de desigualdad”, advierte.

-En relación con la economía capitalista, cada vez más se recuesta en sus productos financieros con base especulativa desvinculándose de la producción, de las personas de carne y hueso. ¿A dónde nos va a llevar esta “economía casino”?

-Lo que les estoy diciendo no es nada nuevo, no es mío: los impuestos a la riqueza, al capital, es una herencia de Thomas Piketty, un economista francés, que escribió “El capital en el siglo XXI”. Piketty propone un impuesto progresivo que todavía es una utopía pero se pueden hacer cosas similares. Hay mucha hipocresía, desde muchos países se habla de la lucha contra la corrupción y esos mismos países son donde operan los paraísos fiscales. Nadie va a los paraísos fiscales para transparentar sus movimientos, sus cuentas. Es otro paso fundamental que debe dar la humanidad para evitar esa economía sin rostro humano como la llamó el papa Francisco. Deben prohibirse los paraísos fiscales pero no lo hacen porque los manejan los países ricos y porque muchas veces las personas que tienen sus fortunas allí financian campañas polìticas. Prohibirlos es un paso para evitar la desigualdad.

-Vuelve con mucha fuerza sobretodo en Argentina, los monitoreos del FMI cuestionando el déficit fiscal, recetando programas ortodoxos. ¿Cuáles son las consecuencias de la aplicación de esos programas en la región?

-Es evidente. Por favor revisemos la historia. En Ecuador fuimos alumnos excelentes del FMI. Si esa fuera la solución seríamos desarrollados. En Latinoamérica debiera estar prohibido olvidar. Lo que hemos vivido en los últimos años con nuevas políticas con rostro humano, buscando la justicia social, eso es lo que ha funcionado. El neoliberalismo, los ajustes estructurales y todos los programas de estabilización del FMI fueron un desastre que profundizaron la desigualdad, provocaron miseria y pérdida de soberanía.

-¿Cómo ve la Alianza del Pacífico, el tratado del Transpacífico, este nuevo empuje en cuanto a la diplomacia económica de EE.UU. en la región?

-Es una arremetida neoliberal. Hay una maquinaria ideológica, propagandística, impresionante. Ningún país se ha desarrollado con las políticas que nos tratan de imponer. Se dice que el imperio británico promovió el libre comercio. Revisen la historia. Gran Bretaña ha sido aperturista cuando le ha convenido y cuando no fue proteccionista de acuerdo a sus necesidades. Y es lo correcto. EE.UU fue el inventor del proteccionismo moderno. Pero lo que ellos hicieron para desarrollarse nos lo niegan a nosotros. Y ahora que son los campeones en productividad y competitividad proclaman el libre comercio. Debemos hacer no lo que nos dicen ahora sino lo que ellos hicieron cuando tenían nuestro nivel de desarrollo.

-La vuelta al llano de otros presidentes como Lula o Cristina derivó en acosos judiciales. ¿Teme que haya una persecución en su contra una vez que abandone el gobierno?

-Por supuesto y tienen toda la plata para hacerlo. Y aunque nuestro sistema de justicia ha mejorado mucho siempre se puede encontrar a algún juez medio venal. Pero estoy seguro de que venceremos nuevamente en febrero de 2017. Esto de que “el que nada debe nada teme” es una dolorosa ironía en nuestra Latinoamérica porque bien sabemos que aquí hay gente que debe mucho y no teme nada por su poder. Muchas veces los que no debemos nada tenemos que temer mucho porque desafiamos a los poderes de siempre y no agachamos la cabeza ante los imperios. Cristina tiene todo nuestro afecto, nuestra admiración y toda nuestra confianza. Esto es parte de la lucha.

DOBLE MORAL

–La Argentina atraviesa un fuerte retroceso en materia de DD HH y democráticos desde hace ocho meses. Producto de eso existen patotas que ingresan a las redacciones periodísticas, como sucedió en el diario Tiempo Argentino, se persiguen militantes opositores y hasta se quiso meter presa a Hebe de Bonafini, histórica referente por la lucha de los DD HH en nuestro país. ¿Como vive usted a la distancia lo que ocurre en la patria del primer presidente que tuvo la Unasur y qué le diría a los trabajadores de Tiempo y a Hebe de Bonafini que han sufrido esta violencia? 

–Me pone en aprietos diplomáticos. Hebe es una querida amiga, seguí las noticias, la orden de captura luego la suspensión de esa orden. Tiene toda mi solidaridad y mi afecto. Somos muy respetuosos de la soberanía de los diferentes países. Son los ciudadanos de cada país los que deben juzgar las acciones de su gobierno y democráticamente tomar las medidas que crean convenientes. Lo que sí le puedo decir es que si aquí miro mal a un periodista ya entra en juego la libertad de expresión. En otras partes se hace mutis por el foro. Es una doble moral terrible que existe a nivel regional y mundial que se conjuga con una manipulación informativa terrible.