El ministro británico de Salud, Matt Hancock, anunció este martes un endurecimiento de las medidas de control a los viajeros precedentes de países incluidos en la «lista negra», con altas multas y cárcel a los infractores, en un esfuerzo por frenar la importación de nuevas variantes de coronavirus posiblemente menos sensibles a las vacunas actuales.

«Fortalecemos el castigo por incumplimiento de las reglas; los que adrede intenten ocultar haber visitado en los últimos diez días los países de la lista negra, pueden enfrentar una condena de hasta diez años de prisión; un proyecto de ley correspondiente será legitimado pronto», afirmó Hancock, citado por la agencia de noticias Sputnik.

El Gobierno británico teme la importación de variantes resistentes a las vacunas, especialmente después de que un estudio mostrase que la desarrollada por AstraZeneca/Oxford tiene poca eficacia en adultos jóvenes contra las formas leves de Covid-19 provocadas por la mutación sudafricana, que ascendió a 147 casos.

A mediados de enero, las autoridades prohibieron la llegada de personas procedentes de una treintena de países de las regiones de América del Sur, África del Sur y Portugal, y a partir del próximo lunes se impondrán nuevas medidas para el resto de países del mundo.

Además, los británicos o residentes legales en el Reino Unido que regresen de un país de la «lista negra», a quienes no se puede impedir la entrada, tendrán que realizar su cuarentena de 10 días en algún hotel designado por el Gobierno y pagar la factura de 2.400 dólares por persona.

Para asegurarse de que se cumplan estas normas, Hancock anunció que quien se niegue a realizarse las pruebas PCR se arriesga a una multa de entre 1.300 y 2.700 dólares, mientras que quienes no respeten la cuarentena podrían tener que pagar entre 6.800 dólares y 13.700 dólares.

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Llegó a esa cifra con más de 700 nuevos decesos en hospitales y residencias de ancianos, en medio de sombríos vaticinios en cuanto a un retroceso de esta segunda oleada. Y a corto plazo no parece que la situación vaya a mejorar, debido a que las hospitalizaciones continúan en un nivel alto, con más de 11.000 nuevos ingresos. Unos 28.000 enfermos se encontraban hospitalizados, 3.300 de ellos en reanimación.

En cuanto a los cuidados intensivos, la media de ingresos en la última semana oscila entre 1.700 y 1.800. «En los últimos 15 días hemos triplicado el número de pacientes en reanimación. Y con la llegada de la nueva variante corremos el riesgo de vernos totalmente superados», alertó Yves Cohen, jefe del servicio de reanimación del hospital Avicenne de Bobigny, al este de la capital París.

Al menos 1,9 millones de personas han recibido una dosis de las vacunas que se administran en el país galo y 366.733 las dos aplicaciones necesarias para completar el tratamiento. La cepa sudafricana inquieta especialmente a las autoridades, ya que existen dudas sobre la capacidad del fármaco británico de AstraZeneca para frenarla.