La Justicia uruguaya considera que Leandro Santos –35 años, dueño de la agencia Latin American Models– es un proxeneta que explotó sexualmente a menores de edad. Su base de operaciones era la Argentina, más precisamente, la noche porteña, donde oficiaba de entregador de jóvenes bellas a ricos y famosos. Pero Santos también entendió que era importante mantener un contacto fluido con alguien encumbrado en la Justicia (ya en 2012 había estado detenido nueve horas por la misma causa, pero su abogado de entonces, Mariano Cúneo Libarona, presentó un hábeas corpus con el que anuló el pedido del juzgado uruguayo) y por eso se dedicó a cosechar una estrecha relación con el fallecido fiscal Alberto Nisman, un reincidente de los reservados y las modelos. 

El jueves, el juez federal Claudio Bonadio rechazó el pedido de excarcelación de Santos, detenido desde el lunes, cuando la oficina de Interpol Uruguay emitió una circular roja (pedido de captura internacional).

El magistrado consideró que «la capacidad adquisitiva con la que cuenta Santos» hace presumible que «en caso de recuperar la libertad intentará eludir la acción de la Justicia para sortear su posible encarcelamiento». 

En febrero de 2012, la jueza uruguaya Graciela Gatti ya había ordenado la detención de Santos, luego de convalidar la acusación del fiscal especializado en Crimen Organizado Carlos Negro. Para el Ministerio Público del Uruguay, «el prófugo (por Santos) integraba una organización internacional dedicada al reclutamiento de mujeres jóvenes, en especial modelos, a quienes les prometían un rápido crecimiento profesional. Una vez lejos de su país y sus afectos, eran sometidas a todo tipo de explotación sexual mediante el pago de una suma de dinero, conectándolas con clientes de un estatus elevado, siendo algunos de ellos miembros de la farándula.»

Entre la cartera de «clientes» de Santos habría figurado Nisman, y por eso la fiscal Viviana Fein, que instruía la causa de la muerte del fiscal, llamó al mánager para que contara lo que sabía. Santos aportó poco. Reconoció los frecuentes llamados telefónicos entre ambos pero aclaró que el hombre que investigaba el atentado a la AMIA «hablaba directamente con las chicas» de su agencia.

Nisman había salido con Danisa Sol Fernández  y Florencia Cocucci, dos modelos del staff de Santos, pero también compartió veladas en boliches de Palermo –como el Rose Bar– y hasta viajes a playas del Caribe con otras chicas de la misma agencia, como Constanza Antonaci, Katja Cejas y Sol Aguilar. «