Anticipando el estreno de «Doctor sueño» en noviembre próximo, este jueves se reestrena en la Argentina «El Resplandor», la ya legendaria película de Stanley Kubrick. LAs dos historias son autoría de Stephen King. Pero «El Respolandor» fue inmortalizada en el cine por Kubrick, mientras que aún no se sabe la suerte que correrá su secuela, aunque nadie apuesta a que quedará en el imaginario –y en los rankings canónicos de críticos y gente de la industria– como de lo mejor que ha dado el cine en todos sus tiempos, más allá de que haya quedado “atrapada” en el género del terror. Pero esa no es la única característica, por lo general presentadas como curiosidades.

Una que a juzgar por los resultados tuvo efectos más que beneficiosos para el film, fue que Kubrick, deseoso de instruir a su elenco del género de terror, los obligó a ver «El bebé de Rosemary» (Roman Polanski, 1968), «El Exorcista» (William Friedkin, 1973) y «Eraserhead» (David Lynch, 1977). Nadie podía continuar el rodaje si no pasaba el “examen” que le tomaba el director sobre cada una de ellas.

Precisamente el rodaje fue otra cosa que generó varios dimes y diretes. Por ejemplo, el que según el Libro Guinness de los Récords le atribuye la escena más rodada de la historia. Se trata de la que Wendy está subiendo las escaleras con el bate: 127 veces se asegura ahí (recordar que el digital no existía, o sea que se trataba de filmación en celuloide, material caro si los hay). Pero varios técnicos –y entre ellos Garrett Brown, inventor del steadycam– dijo que se trataba de un disparate, que sólo fueron 35 tomas en total.

De ahí se desprende otras de las curiosidades: «El Resplandor» fue de las primeras película en usar el steadycam, y sin dudas la primera en mostrar las fabulosas posibilidades narrativas que abría. Claro, siempre y cuando tuviera a un director con el talento de Kubrick.

Lo que nos lleva a otra curiosidad, que hoy ya no resulta tal porque se ha escrito ya mucho del indudablemente diabólico realizador. Un par de cosillas sobre la manía de Kubrick. Una, se dice que filmó la película en orden cronológico, algo que suena desfachatado: el cine se rueda sin orden cronológico sobre todo para no encarecer la producción; así que si a esta idea se le agregan las 127 veces de la escena del bate en la escalera tal vez «El Resplandor» también debería figurar entre las más caras de la historia.

Pero a juzgar por el cansancio del reparto, lo que no se puede negar es que el rodaje fue de los más agotadores que se recuerde. Más de una vez Jack Nicholson contó lo exhausto que caía luego de la cena en su camarín y que incluso más de una vez se fue a dormir sin comer.

Lo cierto -acaso el dato menos refutable- es que Kubrick había pensado en Robert de Niro para el papel de Jack Torrance: luego de «Taxi driver» si había convertido casi en ícono del desquicio. Pero a Kubrick lo convenció más Nicholson.

Lo mismo que, luego de leer con dedicación el guión que le había proporcionado King –por contrato de cesión de derechos siempre se reserva la primera versión y las sucesivas negociaciones–, decidió destrozarlo junto a su guionista Diane Johnson. A King no le gustó ni medio, y aún hoy aprovecha cuando la oportunidad se le presenta para criticar duramente la versión de Kubrick. Es que si bien ambos quedarán en la historia, por «El Resplandor», sin dudas Kubrick fue el más beneficiado.