Los ruidazos en contra de los aumentos indiscriminados a las tarifas eléctricas comenzaron en distintos barrios a finales del año pasado y este viernes, 1 de marzo, en coincidencia con la apertura del Congreso, miles de manifestantes se movilizaron hasta la Plaza de Mayo para decir «basta de tarifazos».

Las acciones crecieron en popularidad con el correr de las semanas, por lo que los vecinos autoconvocados decidieron unificar todas las protestas frente a la Casa Rosada.

Con escasa cobertura de los medios audiovisuales, las protestas fueron cada vez más grandes y organizadas. “Muchos de los que venimos a la esquina lo votamos a (Mauricio) Macri. Y a (Elisa) Carrió. Pero esto no se aguanta más”, cuenta María Estela, una jubilada de Floresta. “Yo lo único que tengo que hacer, con todo lo que me está pasando a mí y a la gente, es salir a la calle, todos los viernes. De esta esquina no me sacan más hasta que se vayan”, anuncia.

Los ruidazos son transversales, no son patrimonio de los barrios más pobres de la Ciudad. Van desde San Telmo, Belgrano, Lugano hasta Caballito. “Estos tipos están locos, todo sube menos el sueldo y están llegando facturas de 3000 a 5000 pesos. ¿Cómo vamos a hacer? ¿Hay que dar de baja el servicio y pasar a vivir como en la prehistoria?”, pregunta Marcelo, taxista de 53 años, vecino de Caballito.

Los ruidazos son acciones directas que, por definición, pretenden darle visibilidad al reclamo por el tarifazo. No son impulsados por ningún partido político de la oposición, pero sí cuentan con la participación de sus militantes en las calles y en las redes sociales.

Si bien comenzó como una manifestación espontánea, organizaciones de la sociedad civil se plegaron rápidas a la movida. Carlos Wilkinson, del Movimiento Comunero en Asamblea Ciudadana, cuenta que, en su barrio de Colegiales, la movilización empezó cuando el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quiso sacar la plaza Clemente para poner un shopping. La iniciativa fue resistida por los vecinos. “Pusimos una mesa en Federico Lacroze y Álvarez Thomas y en menos de dos horas firmaron 400 personas contra el tarifazo y el cierre de escuelas Nos dimos cuenta que había una efervescencia ciudadana fuerte”, relata y destaca la importancia del movimiento comunero como forma de participación democrática.