La rebelión contra el secretario general del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, sigue adelante y agrava la escisión en la histórica fuerza española: los críticos y los fieles se enzarzan en una lucha por el poder que determinará la posición que adoptarán de cara a una eventual formación de gobierno o las más probables terceras elecciones.

«En este momento la única autoridad es la presidenta del Comité Federal, que soy yo», aseguró una de las voces disidentes, Verónica Pérez, que también es secretaria general del PSOE de Sevilla, al presentarse hoy en la sede central del partido en la calle Ferraz de Madrid.

El día después al golpe de mano con el que quisieron forzar la salida de Sánchez, sus críticos reclamaron el poder a las puertas de la sede partidaria mientras los fieles se atrincheraron junto al líder, quien mantiene su plan de convocar a los militantes para que decidan el futuro del partido.

Pérez, dirigente próxima a la presidenta regional de Andalucía, Susana Díaz, principal adversaria de Sánchez, fue a pedir que se convoque la Comisión Federal de Ética y Garantías, órgano que creen que debe dirimir sobre la situación creada tras la renuncia de más de la mitad del Comisión Ejecutiva Federal, máximo órgano de gestión del PSOE.

Pero no la dejaron entrar más allá del hall del edificio: «Interpreto que alguien entenderá que somos una amenaza para algo, porque no nos dejan acceder a las dependencias de Ferraz», denunció dos horas después al salir a la calle.

«Los que se reúnen ahora no son la dirección del partido. Pediría a mis compañeros dignidad personal y política», había asegurado Pérez a su llegada, refiriéndose a los miembros de la Comisión Ejecutiva del PSOE fieles a Sánchez, que se citaron en la sede partidaria tras resistirse a abandonar sus cargos pese al golpe interno sufrido.

Por medio de la renuncia en masa, los críticos del PSOE pretendieron forzar ayer la salida de Sánchez, al considerar que quedaría disuelta la dirección del partido y que una gestora debía hacerse con el control.

Sin embargo, el líder socialista y su núcleo duro no cedieron, argumentando que los estatutos del PSOE no preveían esa posibilidad sino que la dirección debía mantenerse de forma transitoria hasta la convocatoria de un Congreso partidario.

Los críticos tienen mayoría en ese órgano, pero la presidenta de la comisión, próxima a Sánchez, se niega a convocar la reunión. «Espero que nadie secuestre la comisión porque es lo último que me falta ver», advirtió Pérez.

El centenario PSOE, partido referente de la política española que ha gobernado la mayor parte del período democrático inaugurado tras la dictadura franquista, atraviesa su peor crisis interna en décadas a raíz del desgaste sufrido en las urnas a costa de la irrupción del partido izquierdista Podemos.

Sánchez, quien logró que el PSOE resistiera como segunda fuerza detrás del conservador Partido Popular (PP) tras dos comicios generales- 20 de diciembre de 2015 y 26 de junio de este año- vio cómo su liderazgo se desmoronaba con las últimas derrotas en las regionales de Galicia y el País Vasco, en la que los izquierdistas se adelantaron.

La pérdida de confianza en el líder socialista se acentuó en medio de la crisis de gobernabilidad que atraviesa España, tras nueve meses con un gobierno en funciones, y ante el incremento de las voces internas que se oponen a su estrategia en las negociaciones para formar gobierno.

El PSOE está dividido entre los que abogan por permitir con su abstención que el conservador Mariano Rajoy gobierne y los que, como el líder, se reafirman en el «no» y pretenden hacer un último intento por formar un gobierno alternativo con el apoyo de los izquierdista de Podemos y los liberales de Ciudadanos.

«El problema y lo que estamos viviendo supera cualquier debate sobre estatutos. Los ciudadanos están mirando al Partido Socialista y la necesidad de articular una estrategia política diferente para España», dijo la presidenta regional de Baleares, Francina Armengol, al abandonar la sede del PSOE tras participar de la reunión convocada por Sánchez.

«Estoy convencida de que esta Ejecutiva esta tomando las decisiones que tocan, que es convocar un Congreso Extraordinario para que los militantes decidan libremente que quieren que haga este partido», añadió.

«Ante un choque de trenes son los militantes los que tienen que decidir», remarcó una de las únicas dirigentes territoriales que Sánchez tiene a su favor.

Pese al caos y la incertidumbre, Armengol cree que se puede recuperar el rumbo e incluso que todavía un gobierno alternativo de izquierdas aún es posible.

El plan del líder socialista de convocar primarias y un congreso federal para reafirmar su liderazgo y lograr unidad en torno a la estrategia, lo que desencadenó la maniobra de sus rivales, sigue en pie.

Por medio de un comunicado, lo que queda de la Comisión Ejecutiva aprobó hoy oficialmente la convocatoria de un Comité Federal del PSOE para este sábado, con el objetivo de aprobar un calendario que mantiene las primarias para el 23 de octubre y fija la fecha de un Congreso Federal Extraordinario para el 12 y 13 de noviembre.

Los críticos reconocen la convocatoria del Comité Federal, porque fue anunciada antes de la renuncia en bloque.

La política española está pendiente de lo que ocurra en el PSOE en las próximas 48 horas, a la espera de resolver la incógnita de si Sánchez resistirá.

A falta de un mes para que venza el plazo que tienen los partidos españoles para formar gobierno, la escisión en la «familia socialista» empuja a los españoles hacia nuevos comicios, los terceros en un año, prolongando la incertidumbre política.

«Estamos en una situación de auténtica emergencia nacional», advirtió el ministro de Asuntos Exteriores español en funciones, José Manuel García Margallo, llamando al PSOE a «salir del laberinto» permitiendo gobernar al PP.

Margallo recordó que el presidente catalán Carles Puigdemont «ha lanzado el mayor desafió a la unidad de España, en un momento en el que el país tiene gobierno en funciones» y que a esto se suma la crisis del PSOE, que debe ser un partido «fuerte» y «formar parte de la solución».