La metáfora y el humor son dos herramientas muy útiles para ir metiendo al espectador en temáticas que por sí solas pueden resultar difíciles de digerir. En la obra “Trinchera” se articulan y potencian a la perfección. Escrita por Gustavo Gotbeter y dirigida por Manuel Lorenzo, la historia retrata la relación entre el soldado Edmundo Rivero, el cabo Panza y el teniente Oso Pereyra, se trata de una comedia dramática o una tragedia con aires de comedia, en el marco de un conflicto bélico  que no se sabe bien cual es que los ha llevado a una inútil misión en un islote perdido en la inmensidad del océano austral.

“Hace unos años escuche un audio de WhatsApp de alguien que supuestamente había visto a unos prófugos. Era bastante cómico y trágico a la vez. Eso me disparó a pensar sobre cómo vemos las cosas, las relaciones humanas, las lealtades y las estructuras como el despotismo o la humillación en algunos casos. Además, ubiqué la situación en un islote del Atlántico Sur, lo que remite inevitablemente a Malvinas, aunque no hay  referencias directas. Yo empecé a darle forma en el taller de dramaturgia Mauricio Kartun y en el de Ignacio Apolo. En un año lo termine”, dice Gustavo Gotbeter.

“Me gustó eso de aislar tres personas y armar una microsociedad, para  mezclar lo heroico con lo vil, el amor con el odio y el maltrato, para ver las paradojas que suceden muchas veces. Es una comedia que termina como una tragedia griega. Yo como autor creo que el gran logro del director y de los actores es que van llevando de la mano al espectador hasta que no entiendan nada”, agrega Gotbeter.  

El director Manuel Lorenzo, por su parte, destaca: “El texto es genial. Yo le cambié cosas para adaptarlo a la puesta, traté de darle un toque distinto, lo acorté como para que sea más directa, porque es una pieza profunda, con mucho simbolismo, una especie de comedia negra pero, que no lo es del todo sino una mezcla. Con el humor e ingenio se puede poner al espectador en situaciones donde se pregunte qué es lo que haría en ese lugar”.

Lorenzo entendía que era un texto simple pero no fácil, por lo que dejó trabajar a los actores. Aunque siempre con la intención de llevar a la obra hacia un lugar más irreal, más simbólico. “Nos gustó la idea de desarmar lo obvio, la trinchera es un mesa, todo parece un comedor, las armas y el vestuario son elementos que no están  hechos para la lucha o para la guerra o relacionado con lo militar. Pero la situación bélica la creamos con otras convenciones, pactadas tácitamente con los espectadores. Las actuaciones quizá que no sean tan naturalistas, sino que busquen en el sinsentido de algunos aspectos o situaciones lo poético.”

Para Gotbeter y para Lorenzo el teatro cumple un rol fundamental para la vida en sociedad. “Es una función  expresiva única, que pone en juego ideas y permite hablar de lo que muchas veces no se puede. A veces las palabras no alcanzan, entonces  el arte de combinar las palabras con el cuerpo y la vida da la chance de poder tocar distintas cuerdas”, destaca Lorenzo. Gotbeter destaca que el teatro debe apuntar a las emociones: “Interpelar la emotividad del espectador es lo primero. No me gustan las moralejas o grandes mensajes, sino que te pase algo con lo que ves.  El teatro es una gran mentira que solo nos creemos cuando está bien hecha.”


“Trinchera”. Escita por Gustavo Gotbeter, dirigida  por Manuel Lorenzo. Jueves a las 21 en El Método Kairós, El Salvador 4530.