No en nuestro nombre, Christine Lagarde. Las políticas neoliberales que impulsan desde los países centrales y que promocionan como recetas a los Estados que integran el G20 no sólo están desconectadas de las demandas de los movimientos feministas locales, regionales e internacionales, sino que proponen todo lo contrario. Así lo denunciaron las organizaciones que integran Foro Feminista contra el G20 que criticaron los cuatro ejes que se debatieron esta semana en Buenos Aires en la cumbre del W20: integración laboral, digital, financiera y desarrollo rural. Esta agenda poco tuvo que ver con los objetivos de lucha que el feminismo latinoamericano puso sobre la mesa en los últimos años: aborto, femicidios, brecha salarial y representación política.

La desconexión no es casual. Mientras el W20 eligió a Juliana Awada, mujer blanca, rica, esposa de Mauricio Macri para abrir su evento, el Foro Feminista inauguró sus actividades con campesinas, travestis, economistas feministas y luchadoras por los Derechos Humanos en plena Plaza de los Dos Congresos, rodeadas de protestas de jubilados, trabajadores de la CTA y feria de verduras de las quinteras. Es que a dos meses del G20 que se realizará en Argentina, con el trasfondo del reincidente acuerdo con el FMI como daga filosa sobre la economía nacional, los movimientos sociales y políticos vuelven a tomar protagonismo, como en aquel Foro Social que se llevó a cabo en Buenos Aires en el convulsionado 2002.

Inclusión o sindicalismo feminista

Según ONU Mujeres, el 50% de las mujeres del mundo no tiene ingresos propios. Son el 60% de los graduados universitarios, pero sólo representan un tercio de la fuerza total de trabajo. En Argentina, según un informe del primer trimestre de 2018 de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, la tasa de desocupación de las mujeres es del 10,6% frente a un 8% en varones; mientras que la tasa de empleo de las mujeres es del 48,5% y la de los varones es del 64,1%. A su vez, del total de personas que realizan las tareas de la casa, un 74% son mujeres y un 26% son varones. A esto se suma el hecho de que casi todas las personas que trabajan en tareas de limpieza y cuidado en casas particulares son mujeres: un 98,4 por ciento.

Este año, a raíz de la disparada inflacionaria, el salario real tendrá su peor nivel desde 2008. El índice de precios al consumidor de septiembre rondó el 7% y el salario real se hundió un 12,4% interanual. Pero para las mujeres la cosa está peor ya que la brecha salarial es de un 30% según el Indec. Los proyectos de ley de paridad salarial y licencias paternales, mientras tanto, aún están en debate en comisiones del Congreso.

Si bien la representación sindical de las mujeres fue creciendo desde 2002, cuando se sancionó la Ley N° 25.674 de cupo femenino en los sindicatos para asegurar su participación en las cúpulas, de 1448 cargos sindicales sólo 80 son ocupados por mujeres según el Instituto de la Mujer de la CGT. De estos, 61 son cargos de vocalías o de revisiones de cuentas.

El aborto y la salud pública

Según cifras del extinto Ministerio de Salud, entre 2010 y 2015 casi el 20% de las muertes maternas derivaron de abortos inseguros. En los hospitales públicos de todo el país se registran casi 49 mil internaciones por aborto al año, lo que equivale a unas 135 por día. En 2015 alrededor del 84% de quienes que perdieron la vida por causa de aborto lo hicieron en establecimientos de salud públicos; 7% en privados; 2% en el domicilio particular y 7% en otros lugares.

Mientras el Congreso es blanco del lobby religioso para impedir la sanción de leyes de educación sexual y reproductiva, cada día 300 adolescentes de 15 a 19 años son madres: 240 por primera vez, 50 por segunda vez y 10 por tercera. A esto se suma que 7 de cada 10 de estos embarazos no son planificados y cada tres horas una niña de entre 10 y 14 años es madre. A menor edad, mayor es la probabilidad de que el embarazo sea producto de abuso sexual, relaciones forzadas y explotación sexual. Algo que se agrava por la disminución en la cantidad de anticonceptivos y preservativos distribuidos por el gobierno nacional durante la gestión de Cambiemos.

Ni una menos, marketing rosa

Otro de los ejes que dejó afuera el W20 fueron las políticas destinadas a la erradicación de la violencia machista. Argentina, ejemplo en el mundo por su visibilización a través de las masivas movilizaciones bajo el lema «ni una menos, vivas nos queremos», todavía no tiene un registro oficial de casos, y desfinanció los programas destinados a prevenir la violencia de género, como lo denunciaron multiples organizaciones de la sociedad civil y Derechos Humanos.

Según el Registro de Femicidios de la Corte Suprema de Justicia, en 2017 se relevaron 251 víctimas directas de femicidios en todo el país. Esta cifra surge de causas judiciales que se iniciaron entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2017 en las 23 jurisdicciones provinciales y en CABA. A pesar de ello, Marcos Peña invocó facultades extraordinarias ese año para reducir las partidas asignadas en el Presupuesto al Consejo Nacional de las Mujeres y al Plan Nacional de Acción contra la violencia de género. Por medio de la Decisión Administrativa 12/2017, resolvió recortar 67 millones de pesos que tenían asignados.

Las mujeres al poder

Si bien el W20 aduce impulsar liderazgos «femeninos», la representación política no estuvo en su agenda. Según la ONU, sólo once mujeres son jefas de Estado y de gobierno, 53 son jefas de parlamento (19,1%) y 1237 ocupan carteras en 186 países. En América Latina la situación logró avances importantes al elevar la tasa de representación femenina del 22,4% en 2015 al 25% en 2017. Pero Argentina aún tira para abajo el promedio. Las mujeres tienen a cargo apenas el 20% de gobernaciones y ministerios. En este último caso hubo un salto grande luego de septiembre cuando Macri degradó a secretarías ocho carteras dirigidas por hombres. Hasta entonces las mujeres tenían apenas el 11% de los ministerios.

Así, mientras nuestros gobernantes se jactan por ser sede del W20, en el proyecto de Presupuesto 2019 disminuyeron las partidas presupuestarias del organismo rector Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), lo que sumado a la inflación provocará una caída de al menos un 18% en términos reales. El Programa Hacemos Futuro Juntas (ex Ellas Hacen) y las líneas 137 y 0800 de Justicia perderán un 25%. Por eso el feminismo alzó la voz con un mensaje claro: no en nuestro nombre, Christine Lagarde. «