Luego de casi una década, Emmanuel Horvilleur volvió a editar un disco solista. De la mano del alter ego Xavier –que también es el nombre del álbum– encontró una nueva forma de decir todo lo que quería decir. La aventura resultó tan estimulante que no descarta que en lo sucesivo lleguen Xavier II y Xavier III. Ideas no le faltan, aclara. Crear ese personaje le allanó el camino a una nueva forma de crear.

La idea de lanzarse en esta aventura nació en una gira por Europa con Illya Kuryaki and the Valderramas. Durante unos días libres se metieron en un estudio con Didi Gutman y Rafa Arcaute, y entre maquetas y juegos, dieron las primeras pinceladas de Xavier: un disco que habla del amor en tiempos de fugacidades, empoderamiento femenino y la multiplicación de las fantasías. El trabajo también le da espacio a la reflexión, las preguntas existenciales y la nostalgia. Hay rock, reggae, pop y claro que están el funk y los ritmos urbanos, pero tamizados bajo el prisma de su estilo personal, con la atención puesta en el sonido prístino y una atmósfera onírica. A los 44 años, Emmanuel Horvilleur siente que ya no busca nada, que a la música hay que dejarla fluir.

Las canciones de Xavier circulan de manera natural. “El nacimiento de cada tema fue distinto, fue una acumulación de data. Fueron apareciendo hasta que el concepto general se impuso y todo se ordenó”, cuenta el cantante y compositor.

El tema “El hit” no paró de sonar durante el verano y fue el primero que salió en esa experiencia europea: propone una letra que se ríe de las fórmulas para ser exitoso y apuesta a un sonido genuino y personal. El trabajo en Xavier también incluye composiciones de alto vuelo poético como “Somos nosotros” o «Como un pez», un tema que Horvilleur compuso junto al grupo  Usted Señalemelo y Rafa Arcaute, y piezas lúdicas como «Negra Monamour» y «Welcome». Esta  placa es una invitación a conocer el universo musical de Horvilleur.  “Es un recorrido que desde el primer tema va mostrando lo que me gusta hacer”, dice.

El ex Illya Kuryaki and the Valderramas construyó una larga carrera solista. A fines de 2001 comenzó la grabación de su debut, que se concretó durante los primeros meses del 2003, bajo el nombre de Música y delirio. Él mismo lo definió como un trabajo de «transición». “Era una curiosa fusión de baladas rockeras y cumbias psicodélicas, sin perder la característica faceta lúdica que me gusta”, destaca. Luego vino Rocanrolero (2005), algo más emparentado con el rock clásico, con pocos toques de funk y hip hop. Y luego vino Mordisco, editado en octubre de 2007, con once tracks y varios invitados entre los que se destacan Ana Álvarez de Toledo, Nico Cota, Lucas Martí y Gustavo Cerati. Su sucesor sería Amor en polvo (2010).

 “Siempre tuve libertad creativa y nunca me dejé llevar por lo que puedan sugerir desde una discográfica o desde otro lado. Asocio la música a la libertad, aunque eso tenga un costo. En ese sentido estoy tranquilo porque nunca me traicioné. Siempre busco expresar sentimientos desde mi mirada, y eso no es fácil. En todo lo que hago hay como un sello propio, que tiene que ver con cómo interpreto”, destaca.

Para Horvilleur las canciones son parte de él y conectan con todo lo que lo rodea: “Me siento como un MacGyver, con lo que encuentro trato de armar una bomba”.

El primer tema de Xavier se llama “Welcome” y, entre sus melodías bailables, repite: “Hay caos en el aire, hay caos en aire.” También habla de un tango que lo recibe, lo cual parece remitir a la sensación del cantante cuando vuelve de una gira. Pero esa historia de bienvenida no tiene una bajada de línea directa: “No soy de indicar qué es lo que quise decir en cada letra. Dejo que cada uno piense lo que quiera. Es el primer tema y parece fiestero, pero luego se mete por diferentes terrenos. Puede ser que tenga que ver con la sensación al volver de una gira, pero dejo que cada quien lo interprete como quiera. En ese tema y en todos los temas”, puntualiza. En esa misma canción una estrofa se acerca a temas sensibles: señala que hay hombres que maltratan a las mujeres por no enfrentar sus propios guerras o demonios.

“La letra tiene mi mirada, claro –subraya–. Refiere a la violencia de género, que es algo muy grave, de lo cual se debe tomar conciencia porque genera mucho dolor e injusticia. Pero muchas veces hablo de sentimientos o cosas que no son muy concretas y me gusta que la gente que escucha le dé su propia mirada, aunque en alguna frase sí pueda bajar línea o se note lo que pienso o lo que me pasa con tal o cual asunto. No es algo que tengo presente o automatizado, es algo más inconsciente”.

Consultado sobre qué producen sus letras, confiesa que no lo tiene muy claro. “Uno siempre fantasea algo. Te hacés la imagen de alguien escuchando la canción y descubriendo algo, pero no podés trabajar pensando en eso. La música tiene tiempos diferentes a los de nuestras ansiedades: algo que grabás ahora puede que se ignore, no se entienda o hasta se malinterprete. Quizás después explota o quizás no pasa nada. Pero uno lo tiene que hacer igual para seguir buscando y encontrando cosas”, explica.

En cuanto a la vida moderna y las nuevas formas de consumo de música, Horvilleur destaca que no es algo que lo preocupe demasiado. “Sólo me preocupo para que mi música hable de manera natural, sin tanto maquillaje ni superproducción. Me gustan las cosas chiquitas, pero prolijas. Y que en la sumatoria de detalles se transforme en algo que movilice o toque alguna fibra. Todo lo que hago lo hago sin buscar un efecto determinado. No sería yo si hiciera eso. Si viene un mafioso y me dice que secuestro a mi abuela y que la mata si no hago un disco de reggaetón bien hitero con letras que él escribió (porque aparte de mafioso es escritor romántico), quizás me meto en un estudio, lo hago y tal vez hasta sea un éxito mundial. Pero en general esas cosas no pasan. Por suerte”, comenta entre risas.

Las nuevas expresiones musicales no son algo que Horvilleur tome a la pasada, y si se le pide un análisis particular de lo que ve dispara sin dudar: “El mainstream siempre repite lo que funciona. Una y otra vez, y muchas canciones son iguales y terminan siendo fórmulas que mucha gente abraza porque es lo único que se escucha. Posiblemente yo haya escuchado el nacimiento del trap, y  hay algún que otro nombre propio  que me gusta lo que hace. Pero yo qué sé, ¿qué querés que te diga? Cuando muchos hacen lo mismo, y desde cualquier punto del planeta se copia un beat o un efecto, se termina quitando el misterio. Deberíamos buscar algo novedoso, pero muchas veces no sé si es una decisión propia: si te ofrecen algo listo para tragar y no se trabaja la curiosidad, estamos fritos”.

¿CUÁNDO?

Emmanuel Horvilleur presenta Xavier, su quinto disco solista. Sábado 28 de marzo en el Lollapalooza 2020.


El futuro de los Kuryaki y un posible testimonio fílmico
La identidad y carrera musical de Emmanuel Horvilleur nació y se consolidó con Illya Kuryaki &The Valderramas. El dúo que conformó con Dante Spinetta se transformó en una banda emblemática y muy influyente. Por eso, aunque hoy el grupo está en pausa, las posibilidades de volver a juntarse siempre están a la vuelta de la esquina.
“Tal vez en esta etapa estemos cada uno en la suya y la pausa sea permanente. Pero nos sentimos cómodos así, en cualquier momento nos podemos volver a cruzar y, si los dos tenemos ganas, quizás surja la idea de hacer algo juntos otra vez. Pero no apuramos nada: nunca fuimos así y no lo necesitamos. Tampoco nos juntaríamos por compromiso o porque alguien nos los pide. Las ganas son claves cuando hace tanto que te conoces. Ya lo sabemos y por eso estamos muy tranquilos explorando otros territorios. Hasta que se dé un reencuentro”, comenta Horvilleur.
Mientras tanto, hay planes para hacer un documental. Pero sin fechas confirmadas. Todavía resta que Dante y Horvilleur definan cómo sería ese material audiovisual, que podría estar o no acompañado de canciones nuevas. Como ya ha pasado en otras etapas de sus vidas, ahora cada uno está en su carrera solista, tratando de darle vida a distintas ideas que en Illya Kuryaki &The Valderramas no tenían lugar.

El video que propone un reencuentro con el baile
El video del tema «Negra Monamour» (incluido en Ximena) fue dirigido por Cálido y muestra a un grupo de bailarinas que irrumpen en una fiesta llena de brillos, música y sensualidad. «Quise volver un poco a ese tipo de videos, que en algún punto remiten a Illya Kuryaki and the Valderramas. Para eso convoqué a Evangelina Bourbon, que es mi novia: ella junto a otras bailarinas argentinas profesionales le dan ese clima de fiesta al video. En el tema participaron Matías y Julieta Rada como estrellas uruguayas invitadas. Fue muy importante la participación de Mati porque no sólo tocó las guitarras, también usó el talkbox, que es un efecto con el que se consigue un sonido similar al de la guitarra desde un micrófono de voz. Grabó los estribillos y es como un artista invitado de esta canción», destaca Horvilleur.
El músico define a «Negra Monamour» como una canción dedicada a la mujer argentina en general y a las morochas en particular. «La palabra monamour surgió de algunas sesiones de grabación que hicimos en París. Sería ‘negra mi amor’, pero con el juego de idiomas encontramos un tono más atractivo», concluye.