Decenas de alumnos, familiares, docentes y vecinos se reunieron hoy para realizar un abrazo simbólico al colegio Mariano Acosta para repudiar el intento del gobierno de la ciudad de Buenos Aires de echar a la directora Raquel Papalardo, luego de que se opusiera al ingreso de la policía al establecimiento. Ahora iniciarán los pasos legales para lograr su restitución. La masiva actividad que se realizó hoy en las puertas del colegio también contó con la presencia de la Unión de Trabajadores de la Educación.

La persecución contra la docente se inició luego de que se opusiera a que la policía ingresara ilegalmente en el establecimiento a principios de abril cuando los estudiantes estaban realizando una actividad de apoyo a la lucha docente. La policía entró a la fuerza y los padres hicieron una presentación en la Defensoría Tutelar del Menor.

La notificación de despido de Papalardo llegó de manera irregular a su domicilio particular, cuando está regulado que tiene que ser notificada por mesa de entrada del colegio donde ejerce. “No estoy notificada fehacientemente”, aclaró la directora a Tiempo.
Luego de la masiva actividad de hoy, Papalardo está satisfecha. “Me siento reconfortada porque no he hecho las cosas mal”, relata. “Un gobierno que me da el cese por un lado y una comunidad que me apoya en su totalidad después de 40 años por otro. Después de tantos años de trabajo en esta escuela nunca pensé que iba a tener que enfrentar esto. Ya es la segunda vez, ya me quisieron sacar en 2007, al principio gobierno Macri”, relata.

“El macrismo se ensaña conmigo porque no me callo: apoyo la defensa de los docentes, repudié la golpiza de los compañeros en el aula itinerante frente al Congreso, carpa estuve en contra del ingreso de la policía en la escuela, participé del proyecto de ley para evitar la entrada de las fuerzas de seguridad a los establecimientos”, enumera. “Además de ser docente tengo mi pensamiento político, tengo un posicionamiento y no lo voy a cambiar. Frente a este gobierno no se pude tener pensamiento propio, tenés que decir todo que sí”, asegura.
La docente da cuenta de la pluralidad de pensamiento en su escuela. “Acá hay de todo, hay gente de izquierda, peronistas y macristas. Todo es respetable. Yo manejo la institución para todos, pero para ellos soy un obstáculo, quieren que diga que sí a todo porque sí, y no entienden que acá hay un proyecto institucional en el que estamos enmarcados construido por docentes, estudiantes y familia”.