En su primera aparición masiva posterior a las primarias del 13 de agosto, los altos referentes empresariales del ámbito local salieron a la cancha con un discurso de marcado apoyo al gobierno nacional, con una línea argumentativa homogénea, cuidadosamente estudiada y sin fisuras. Los dirigentes celebraron el resultado electoral como una victoria clara del oficialismo e interpretaron que la sociedad definió acompañar el ajuste largamente anticipado para el último tramo del año, en sintonía con la agenda de las corporaciones. 

Pero hubo más: con términos prácticamente idénticos, representantes de distintos sectores consultados por Tiempo concluyeron en que el resultado de las urnas fue una definición popular a favor la estrategia “gradualista” en detrimento de sectores que hasta el día anterior a las elecciones pedían un ajuste sin anestesia. 

La demanda del shock tocó niveles históricos semanas atrás cuando el parlamento de Brasil votó su controvertida reforma laboral. En esa ocasión, dirigentes argentinos de todos los sectores de la economía salieron a reclamar una reforma que pusiera al país en igualdad de condiciones con la ley del vecino, que lleva la regulación laboral prácticamente al Siglo XIX.   

Este jueves, en la edición 2017 del Consejo de las Américas, en el Alvear Palace Hotel, los empresarios se refirieron con recurrencia a Brasil pero, a diferencia de la previa electoral, esta vez tomaron distancia del modelo vecino. 

En los paneles que trataron la consigna «Argentina: Perspectivas Económicas y Políticas», hubo una participación contundente del gabinete nacional. Los funcionarios repasaron los hitos de la gestión oficial y prometieron un horizonte de crecimiento sostenido. En los pasillos del Alvear, los empresarios hicieron su propio aporte al optimismo generalizado. 

El presidente de la CAC y organizador del evento, Jorge Di Fiori, defendió la metodología oficial en diálogo con Tiempo: “luego de octubre, gradualmente, el gobierno va a tener que tomar decisiones de fondo en materia impositiva, de costos laborales, de infraestructura, de costos de transporte y de generación de empleo”. 

Consultado sobre el caso de Brasil, el ejecutivo remarcó que “no tenemos nada que ver: Ellos tomaron medidas drásticas (la reforma laboral) porque están en un contexto de crisis, ilegitimidad y corrupción que no coincide con el nuestro”, desestimó. 

A su turno, el dirigente alimenticio, Martín Cabrales, festejó el clima poselectoral y alentó a la alianza gobernante a encarar las reformas impositiva, laboral y previsional con el concitado perfil gradualista. El cafetero coincidió con Di Fiori en que “son  reformas muy necesarias pero Brasil no es el modelo”. No obstante advirtió que “con la legislación vigente las empresas no van a invertir” en el mercado local. 

El industrial José Urtubey, hombre de Celulosa Argentina y dirigente de la UIA, se definió “optimista” con la posibilidad de encarar las reformas en cuestión y confió en la capacidad del gobierno para realizarlas, pero advirtió que las medidas son objeto de estudio para la industria y abogó por un perfil “federal” de las decisiones. 

En paralelo con el Consejo de las Américas, el Grupo de Lideres Empresariales (LIDE), del que participan grandes firmas, dio a conocer una encuesta con la mira puesta en la economía de 2018. 

Los resultados entonan con el optimismo que reinó en los pasillos del Alvear: la Tasa de Crecimiento Anual será del 2,46%; la Tasa de Inflación rondará el 17,36%; el Tipo de Cambio promedio oscilará en los $20,45 por dólar; mientras que pagarán aumentos salariales cercanos al 19 por ciento.  «

Aeronáuticos, el próximo paso en la reforma laboral

Tanto el gobierno como las grandes empresas han adoptado el gradualismo para aplicar la reforma laboral y descartado una reforma global al estilo brasileño.

En este rubro, el gradualismo equivale a realizar cambios convenio por convenio especialmente cuando se abre la discusión paritaria. Y, en este sentido, la próxima discusión fuerte que viene es la paritaria aeronáutica.

Se trata de una discusión de Aerolíneas Argentinas con todos los sindicatos del sector cuyos resultados marcan las negociaciones de las demás empresas aeronáuticas. La discusión de este año, además, tiene un condimento extra: estará influenciada por las pretensiones de las aéreas low cost, que buscan imponer convenios por empresa a la baja.

Si bien las negociaciones paritarias aún no empezaron oficialmente, algunos sindicatos vislumbran una fuerte discusión con Aerolíneas, especialmente en el caso del sindicato de los técnicos aeronaúticos, APTA, que dirige Ricardo Cirielli.

El sindicalista considera que desde la gestión de Aerolíneas podría haber un planteo de modificación de una serie de cláusulas convencionales que en nombre de la seguridad aérea establecen criterios muy concretos en materia de dotaciones de control, mantenimiento y revisiones de las aeronaves.

«Quieren imponer normas más flexibles y menos estrictas. Nosotros nos oponemos, no porque son cuestiones convencionales sino por una cuestión de aseguridad aérea», dijo Cirielli a Tiempo.

Ante la consulta de este diario acerca de qué actitud adoptará APTA ante un eventual pedido de Aerolíneas de discutir cláusulas convencionales, Cirielli subrayó que «en las próximas negociaciones que vamos a llevar adelante con Aerolíneas y Austral, no vamos a negociar ningún punto convencional».

El titular de APTA detalló que «en el transporte aéreo, los puntos convencionales hacen, en su mayoría, a la seguridad aérea; no es una cuestión de regulaciones de tareas de los trabajadores».