“Los niños son los que le abrieron los ojos a Chile nuevamente” señala Luis Le-Bert, vocalista, guitarrista y uno de los fundadores del legendario grupo musical Santiago del Nuevo Extremo (SNE), una banda de fusión fundamental en la historia musical de ese país, formada al calor de asambleas universitarias y protestas en los años 80, en plena dictadura de Augusto Pinochet (1973.1990).

De viaje por Argentina, para presentar su último CD La Flor Nacional, el grupo respondió, durante una charla con Télam, preguntas sobre la situación política en Chile y el estallido social desatado a mediados de octubre.

“Pasamos por un desierto demasiado seco, triste y duro”, señala Le-Bert buscando ilustrar no sólo el período de la dictadura, sino también la posdictadura y la pendular transición chilena que desde 1990 fue gobernada alternativamente por la derecha y por una coalición de centro.

De todo eso hablan sus canciones nuevas y antiguas, que mostrarán este sábado a las 20:30 en un recital en el Espacio Cultural Nuestros Hijos – ECuNHi, Avenida del Libertador 8151.

Café de por medio, Le-Bert retoma la charla y dice que “ese desierto había dejado una huella dolorosa y silenciosa” y que “ellos -el poder- contaban con nuestro silencio para una operación muy sencilla que fue privatizar todo, y que hicieron aprovechándose de que venían de una masacre reciente”, se lamenta, aludiendo al golpe de Estado de 1973 contra Salvador Allende.

“Y nadie dijo nada -prosigue-, entonces nos privatizaron el agua, la educación, la salud. Hasta que los que empezaron a decir cosas fueron los niños»” -enfatiza-, y recuerda que “hace 15 años atrás, unos estudiantes secundarios, ni siquiera universitarios, se tomaron los colegios y nos recordaron a los adultos las palabras que no habíamos pronunciado en 40 años”.

“Acá hay lucro con plata del colectivo, nos dijeron estos niños”, recordó Le-Bert, aludiendo a la ola de protestas conocidas como «la Revolución de los Pingüinos» (2006) en la que cientos de miles de estudiantes secundarios exigieron educación pública, gratuita y de calidad y el fin del lucro en la educación. “Y nosotros escuchamos -insiste-, como las marchas contra el sistema jubilatorio, porque para hacer canciones hay que estar atento, porque si tus canciones no suman la mirada de los demás no valen ni mierda. O tus canciones son uno más o son un ejercicio más de la industria, y eso es un ejercicio vacío”, sentencia.

El grupo posee una sólida carrera que suma más de una docena de discos realizados en estudio, en vivo y colaboraciones, una trayectoria erigida gracias a la rebeldía estética de sus principales plumas, que lograron sacudirse las huellas estilísticas de la Nueva Canción Chilena, el movimiento musical encabezado por Violeta Parra que acompañó los convulsionados 60 y 70 en Chile.

Sin renunciar a la esencia del movimiento, sumaron y enriquecieron el Canto Nuevo (la continuación de ese movimiento en los 80-90) aunque con otras influencias, otras texturas y otros vectores que atravesaban a la juventud chilena.

Esa creatividad les permitió también pintar con trazos certeros el Santiago obscuro y tembloroso de los 80, y “desarmar su historia antigua”, como reza alguna de sus letras, o preanunciar el estallido actual con la canción “Hasta encontrarnos”, donde previó que los chilenos se encontrarían “juntos de nuevo, en plena Alameda y llenos de estrellas”.

Tras más de 40 años de existencia, el grupo que compartió escenario con Silvio Rodríguez y Mercedes Sosa, entre otros, decidió autogestionarse para romper con las exigencias de la industria.

SNE abraza la resistencia y los reclamos del Chile actual, que sienten como continuidad de lo que ellos siempre fueron y dijeron en los escenarios, por lo que propugnan aprender de los niños y de su poesía y pulsión emancipadora, recordando que son ellos quienes iniciaron el estallido actual.

Además de Le-Bert, el grupo está integrado por la bajista, cantante y compositora América Soto, Pedro Villagra en los vientos (flauta traversa y saxo) y Carlos Basilio, en percusión.

Sus canciones actuales sostienen la misma mirada aguda de los orígenes del grupo.

Una de ellas –“La flor nacional”, de Villagra, que da nombre al CD-, está construída sobre una letra poderosa y un delicado equilibrio timbrístico entre cuerdas y percusión -enriquecido por la voz transparente de América Soto, que desnuda las deudas y la inequidad de los 30 años posdictadura, esas mismas que rechazan hoy multitudes en las calles chilenas.

En su agenda argentina, no faltaron visitas a sindicatos, una reunión con la integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, y el abrazo a las Madres en su tradicional marcha de los jueves en Plaza de Mayo.

La banda se presenta este sábado a las 20:30 en un recital en el Espacio Cultural Nuestros Hijos – ECuNHi, Avenida del Libertador 8151.