El presidente de Brasil, Michel Temer, afirmó este miércoles que la reforma jubilatoria que impulsa su gobierno fue concebida para evitar un «colapso» del sistema previsional y que la iniciativa no quitará derechos a los brasileños sino que busca evitar recortes presupuestarios mayores en el futuro, como ocurrió en Grecia, España y Portugal.

Lo hizo en respuesta al paro y la movilización que los movimientos sociales y sindicales organizaron hoy en todo el país, con huelgas en servicios básicos como educación, salud y transportes en las principales ciudades.

«Presentamos un camino para salvar el sistema jubilatorio del colapso, para salvar los beneficios de los actuales jubilados y de los jóvenes que se jubilarán mañana; no habrá quita de derechos de nadie», dijo Temer en un acto en el palacio presidencial del Planalto, en Brasilia.

Entre las medidas que defiende el gobierno y que encuentran resistencia entre sus aliados en el Congreso está la equiparación de 65 años entre hombres y mujeres (ahora es 65 y 60) como edad jubilatoria y una contribución de 49 años para poder obtener la jubilación total.

«O hacemos una reformulación ahora y el Congreso podrá hacer modificaciones, pero no podemos hacer algo modestísimo para que en cuatro o cinco años tengamos que hacer cortes mayores como hubo en Portugal, España y Grecia», dijo.
Temer repitió la frase que dio la semana pasada a la revista británica The Economist, al abordar su falta de popularidad.

«Las medidas populistas comienzan llenas de aplausos pero luego son un desastre; las medidas populares no tienen aplausos inmediatos pero sí un reconocimiento posterior», dijo.

San Pablo, la mayor y más poblada ciudad de Brasil, amaneció este miércoles sin colectivos ni bancos, con algunas vías bloqueadas y con un enorme embotellamiento de vehículos particulares en un día en que fueron convocadas protestas en todo el país contra la reforma al régimen de jubilaciones propuesto por Temer.

La mayoría de los conductores de San Pablo atendió la convocatoria de los sindicatos durante la jornada de protesta, en tanto que el metro funcionaba parcialmente, con sólo dos de sus tres líneas circulando normalmente.

Los pasajeros del subte paulista -que habitualmente marchan colmados- vivieron esta mañana escenas grotescas debido al escaso funcionamiento del servicio, según pudo constatar Télam.

Ante la paralización del transporte público, el gobierno municipal suspendió provisionalmente la norma que restringe la circulación de vehículos particulares según su matrícula, con lo que, con miles de automóviles en las calles, la ciudad afrontó un enorme embotellamiento.

De acuerdo con la Compañía de Ingeniería de Tráfico de la alcaldía de San Pablo, hacia las 8.30 el embotellamiento en la ciudad se extendía por 149 kilómetros.
Al gigantesco atasco contribuyeron los bloqueos de algunas vías promovidos por organizaciones sociales como el Movimiento de los Sin Tierra (MST) que participaron en la convocatoria de protesta.

El Hospital das Clinicas de San Pablo, el.mas grande América Latina, prestaba esta mañana atención de emergencia, ya que los sólidos sindicatos de sanidad apoyan la protesta.

«Este gobierno no tiene legitimidad para las reformas porque no tuvo votos. Los financistas del golpe quieren estas reformas para aumentar lucros y quitar derechos. Para el trabajador será una desgracia», dijo Douglas Izzo presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT) paulista al promediar la mañana.

Una jueza de San Pablo, María Gabriella Pavlopoulos, ordenó garantizar transporte mínimo a líneas de colectivos que pasan por hospitales, en un fallo que difundió a la par de una declaración política: «Un día sin trabajo es un día sin pan en la mesa de millones de familias que dependen del trabajo informal», dijo.

En Salvador de Bahía, docentes cortaron las principales calles de la ciudad al grito de «Fora Temer», en tanto en Brasilia unos 1.500 militantes del MST ocuparon desde la madrugada los halls de acceso al ministerio de Economía.

Otro numeroso grupo concentró desde temprano sus reclamos y protestas frente a la Catedral de Brasilia.

En tanto, manifestantes llegaron a bloquear casi una hora la Vía Dutra, una de las principales autopistas del país y que comunica Río de Janeiro y San Pablo, en tanto que otro montó un bloqueo en la Raposo Tavares, otra importante vía de acceso a la mayor ciudad de Brasil.

Belo Horizonte, la capital del estado de Minas Gerais, amaneció sin el servicio del metro, en tanto que Recife, capital del estado de Pernambuco, enfrentaba una huelga parcial en el metro, así como bloqueos en algunas calles.

Las paralizaciones parciales se repiten en varias de las ciudades del país en una demostración de fuerza de los sindicatos y movimientos sociales que convocaron el Día Nacional de Movilización y Paralización contra la Reforma de las Jubilaciones.

Las protestas fueron convocadas por el Frente Brasil Popular y por el Frente Pueblo Sin Miedo, que reúnen a sindicatos como la CUT, (la mayor unión sindical de Brasil) y la Central de los Trabajadores de Brasil (CTB), al igual que a grupos sociales como el MST.