Una peña se reabre en una esquina de la zona sur de la Ciudad: un padrino y señora la visita cada semana; un talentoso cantor no vidente que trabaja en el subte alcanza a protagonizar la noche del bodegón; una calandria no abandona su repertorio ni pierde su fecha, aunque esté accidentada; los colifatos vecinos montan una radio con la presencia de Lalo Mir; son más los que cantan, bailan y cuentan en esta partitura visual. Se llaman Pepito, Doris, José Miguel, Lucrecia, Yuyú, Inesita, Juampy, Ricki o Pascualito. En el bodegón Los Laureles se empastan los grupos para sumar cantores, cantoras y bailarines a la integración social de la esquina de Av. Iriarte al 2200, donde se da lo nuevo en pareja de abrazo o micrófono abierto con la tradición. El arte de la danza y la música rioplatense prueba en la esquina añeja que colaboran con los motivos de salud y felicidad, pertenencia y libertad, como la revolución francesa, guiña un protagonista.
La voz de Doris Bennan, psicóloga social y dueña del lugar abre la cámara y el guión de En una esquina de Barracas, de Liliana Furió, desde el patio contiguo a Los Laureles. La pieza documental compone anecdotarios y un repertorio en vivo de tangos sobre y en el emblemático bodegón milonguero de 1893. Cómo la mujer logró ingresar al ambiente y administrarlo, a pesar de venir del palo del rock y desconocer los códigos del 2×4 del barrio, quiénes habitan el espacio cada semana y dan a la pasión tanguera el modo de vida del sur, que mira a la avenida de colectivos, empedrado y vías, y espera a sus vecinos, foráneos y extranjeros que ocupen las mesas para pedir sus platos, integrar los ciclos y hacer del piso de baldozas un arrabal de pertenencia.
Es una esquina, es la esquina para muchos y para su directora, quien fue y es habitué del lugar para difundirlo como cineasta, bailarina y terapeuta para la salud de personas con capacidades diferenciadas, pero además funciona como álbum de recuerdos entrañables para los peñeros y peñeras del sur. Como circuito posible presente y disponible, este lugar cobra un significado especial porque se trata de un lugar abierto con características inclusivas y necesarias para la población tanguera disidente, en este tiempo en que los circuitos tangueros de la ciudad friendly se están cerrando por crisis y tarifazos -con un pico de hasta el mil por ciento dado por el gobierno- imposibles de asumir para peñeros y para coordinadores de espacios culturales como así también para las bailarinas y bailarines. Así sucede, de forma penosa, con las milongas con más de una década de historia destina a la población LGTBIIT, Tango Queer, la milonga coordinada por la tanguera y escritora Mariana Docampo y por la emparentada La Marshall, conducida por el bailarín Augusto Balizano, ambos exponentes y pioneros indiscutidos del tango de abrazo abierto en Argentina, por la conducción intercambiable entre parejas del mismo sexo.
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Liliana Furió difunde y baila en las milongas locales e internacionales, sin dejar de llevar su cámara al hombro y charlar con sus milongueras y milongueras con intención de film para reconstruir la historia. Furió, en este sentido, al revés de Doris, toma el lugar sabiendo del tango, mirando desde el lugar de la mujer, visibilizando sus lugares y participaciones indiscutidas al momento de reconocer pequeñas revoluciones sociales, como la de Doris. Furió guionó y dirigió Tango Queerido, un documental sobre las pistas queer de Europa y Latinoamérica, con asistencia de Julie August, difundida también en circuitos locales y festivales extranjeros.
En una esquina de Barracas, el último arrabal tuvo su premiere en el Ecuhni, el sábado 19 de mayo a las 17 y se difunde en circuitos independientes. En Los Laureles, bodegón milonguero, tendrá su fecha especial de proyección el jueves 22 de junio a las 19.
Invitados: Doris Bennan, Inés Arce, La calandria, Pepe Pose, Cuqui Pose, Hugo López, Andrea Etchepare, Yuyú Herrera, Ricardo Pellejero, Diego Stanley, María de los Ángeles Lorenzo, Lucrecia Merico y Leandro Nikitoff.
