La incineración de basura volverá a ser una realidad de la Ciudad. La discusión de las modificaciones de la ley de Basura Cero sucedió en tiempo récord y el tema pasó desapercibido para los porteños. Enrique Viale es abogado ambientalista y fuerte crítico de la termovalorización, el proceso por el cual se obtiene energía a partir de la quema de basura. «Además de los problemas ambientales, el sistema tiene una consecuencia social impredecible que son los 6000 cartoneros que ven peligrar su trabajo. Es gente que está desesperada. Son personas que habían vuelto al sistema, que habían creado un lugar de contención, un círculo virtuoso y ahora pueden volver atrás», explica. También descarta las comparaciones con los países europeos. «Allá se recicla entre el 70% y 80% y se quema el resto. En la Ciudad habría que quemar el 90%. Por eso es necesario reciclar y generar la menor cantidad posible de deshechos», apunta.

–¿Qué cambia con las modificaciones a la ley de basura?

–Es un cambio de paradigma total. Veníamos con una lógica que significaba un tratamiento integral de los residuos sólidos urbanos e ir reduciendo la cantidad que termina en disposición final en el relleno de la Ceamse. Para eso es necesario reciclar y lograr una menor generación de basura. Ahora vamos hacia una lógica lineal en vez de circular. La basura cero implica ventajas ambientales: si algo vuelve no necesitás fabricarlo de nuevo. En el paradigma lineal, cuando produzco algo, lo tiro y se quema y luego se vuelve a fabricar. Eso es lo que el gobierno quiere esconder.

–¿Qué significa la incineración de residuos?

–Es quemarlos en grandes hornos. No es como hace 50 años que cada edificio tenía sus hornos, sino que está unificado. La combustión de distintos materiales que a veces son desconocidos emite dos partículas cancerígenas que se llaman furanos y dioxinas. 

–¿Si se usa en países desarrollados, por qué no podría aplicarse en la Argentina?

–Hace 30 o 40 años algunas ciudades de Europa adoptaron este sistema pero ahora están en retirada. El parlamento europeo emitió una disposición para que sus miembros comiencen a abandonar el sistema. El problema con la contaminación atmosférica es que los seres humanos terminan absorbiéndola. En el mundo hay 6 millones de muertes por año por respirar aire impuro, pero no es algo inmediato. Pasa siempre con lo ambiental: cuando se produce un derrame los lobbistas desafían a los ambientalistas porque no hay muertos en el momento, pero son cuestiones que se manifiestan con el tiempo. Y eso ayuda a la impunidad.

–Se habla de la posibilidad de importar basura, ¿por qué?

–Estas plantas terminan siendo muy demandantes: se convierten en grandes devoradores de basura para mantener el ritmo de quema. El trabajo para concientizar a las personas para que reciclen no funcionó bien por responsabilidad del gobierno. Buenos Aires recicla el 10% de la basura que genera y Europa recicla entre el 70% y el 80%, es completamente distinto quemar el 90% de la basura que quemar el 20% o 30 por ciento. 

–Denunció una maniobra para «convencer» periodistas para que escriban a favor del sistema. ¿De qué se trató?

–Expusimos una serie de documentos del gobierno donde mostraban cómo pretendían manipular a la opinión pública y presionar a periodistas y medios a través de la pauta oficial y de viajes al exterior. Es un delito coaccionar con la pauta oficial y usar fondos públicos. El documento demuestra que gobierno vició el proceso de sanción de una ley, ocultó cuestiones básicas sobre lo que significa la termovalorización. En un cambio de paradigma de política pública la sociedad tiene que estar bien informada, de forma veraz y oportuna. Es la democracia, no estamos vendiendo televisores. 

–¿Qué rol cumplen los cartoneros en el reciclado de la basura?, ¿pueden perder sus fuentes de trabajo?

–Los que más han hecho por el reciclaje son los cartoneros, son los mayores ambientalistas del país. Ese 10% que se recicla es gracias a ellos. Hay miles de toneladas que no terminan en los rellenos por ellos. Y son los más perjudicados por este cambio de paradigma: peligran sus puestos de trabajo, las cooperativas están en peligro. Van a competir con la incineración por los residuos. El gobierno asegura que va a continuar con las políticas, pero al cambiar la ley cambian las prioridades. Además hay una lógica de concentración: lo que estaba disperso en miles de cooperativistas termina en las manos de dos o tres empresas que se harán cargo de todo el reciclado.

–En el gobierno insisten por el lado de la generación de energía, ¿lo ve como algo positivo?

–Es parte de un eslogan creado en un departamento de marketing. La realidad establece que es una energía que cuesta tres veces más que cualquier energía renovable y tampoco otorga grandes cantidades. Estas plantas cuestan entre 300 y 600 millones de dólares y quieren instalar seis, son miles de millones de pesos. Con el 10% de lo que vale una planta se pueden financiar diez años de políticas de reciclado.«