Lothar Matthäus tiene 55 años y es el jugador que más partidos disputó en la historia de los Mundiales. Veinticinco veces se puso la camiseta de Alemania en cinco Copas del Mundo y una vez, en 1990, levantó el máximo trofeo como capitán del equipo que derrotó 1-0 a Argentina con un polémico penal que convirtió Andreas Brehme. “El contacto que hubo no fue suficiente para que el árbitro cobre”, le dice a Tiempo uno de los máximos ídolos alemanes, que estuvo en Buenos Aires invitado por la cadena Fox Sports y la Bundesliga como parte del Legend’s Tour, que promociona la transmisión de la liga alemana.

–¿Cómo se explica la evolución de la liga alemana?

–La calidad de los jugadores hace que tengamos un fútbol de mayor nivel. Contamos con una muy buena infraestructura, tenemos estadios hermosos, con localidades agotadas y nuestro juego es rápido, no es tan tranquilo y relajado como quizás en Sudamérica, en donde les gusta parar la pelota y tomarse más tiempo. En Alemania es siempre para adelante. Todo esto hace que el juego que se ofrece en la Bundesliga sea muy interesante. Y eso, naturalmente, impacta en la selección.

–¿Cuál es la mentalidad de la selección alemana?

–Es una mentalidad muy fuerte, profesional, de concentración total. Los alemanes entienden que en el fútbol sólo se logran resultados con espíritu de equipo. Y tal vez no tengamos una superestrella, como Messi o Cristiano Ronaldo, pero sí tenemos muy buenos jugadores y un equipo. 

–Hace unos años que Alemania logró combinar su histórica fortaleza mental con buen juego…

–Coincido. Hace unos 20 o 30 años los futbolistas alemanes eran muy fuertes, físicamente duros, pero ahora tenemos jugadores con mucha técnica. En las inferiores se les da a los jóvenes la oportunidad de entender el juego. Aprenden la técnica, y eso es importante.

–Más de dos años después, ¿qué análisis hace de la final de Brasil 2014?

–Fue un partido abierto, tal vez lo que se necesitaba en ese momento era un poco más de pasión para convertir un gol y buscar el partido. Argentina tuvo sus oportunidades, tres o cuatro, para meter el primero pero no lo logró. Recuerdo que Higuaín estuvo sólo frente a nuestro arquero e hizo algo que no había visto en mi vida. Fue muy bueno para Alemania pero, claro, no para Argentina. Me sorprendió, Higuaín es un gran goleador, no sé qué le pasó en ese momento para desperdiciar esa jugada tan fácil. 

–¿Qué sintió en la goleada 7-1 a Brasil?

–Estaba viendo el partido en Río, en una parrilla, y no lo podía creer. Era como una película. Uno, dos, tres goles, todo en diez minutos. No me parecía verdad, era como un sueño. Sabíamos que podíamos ganarle a Brasil, pero no de esa manera.

–¿Qué le falta a Argentina para dar el salto y volver a ganar una final?

–Suerte. Podemos hablar de otras cosas sobre la final del Mundial 2014, es verdad, pero le falta suerte. Algún día van a volver a ganar. En su momento a Alemania le pasó lo mismo. Hay que creer. Entonces después se gana. 

–Usted jugó ese partido, ¿fue penal el de Sensini a Völler en la final de Italia 1990?

–Hubo contacto pero, para mí, no fue suficiente como para cobrar penal. En cambio, en la última final, Argentina tendría que haber tenido un penal a su favor cuando el arquero alemán Manuel Neuer empujó a Higuaín dentro del área. Ese fue más claro que el de la final de 1990.

–¿Cuáles son las diferencias entre Messi y Maradona?

–No hay grandes diferencias, son similares. En Argentina les gusta comparar, pero en este caso no se puede hacer, son tiempos distintos. En su momento Diego fue el mejor, como antes, tal vez, lo había sido Pelé. Ahora Messi es el mejor. ¿Por qué hacer una competencia? Sí podemos hacerlo con Cristian Ronaldo, porque juegan en el mismo momento. Después de Messi, Agüero, del City, es muy importante. 

–Usted fue el que más partidos jugó en mundiales, ¿extraña algo?

–Ya no extraño nada en mi vida. El fútbol no es para siempre y lo sé. Tuve una carrera larga, jugué 21 años de manera profesional, tengo que agradecerle a Dios por esto. Jugar un mundial es un sentimiento espectacular, yo lo hice en cinco y pude ganar uno. Fue el momento más lindo. Ser el capitán, ganar, no se puede explicar, es algo que se siente (se estremece, mueve los brazos). Es felicidad en estado puro.

–¿Le hubiera gustado ser entrenador en Argentina?

–Estuve muy cerca de serlo. Estaba listo para venir a Argentina (a Racing), tenía todo empacado, los tickets para el vuelo Frankfurt-Buenos Aires, pero no me mandaron los papeles que pedí (avales bancarios) y cancelé todo.

–¿Qué sabe del fútbol argentino?

–En Europa seguimos a los jugadores argentinos, pero no tenemos la posibilidad de ver la liga. Cada tanto en algún programa de televisión podemos ver resúmenes, pero no mucho más. Sé que tienen clubes tradicionales, con un gran ambiente y con muy buenos jugadores. 

–¿Cuál es la diferencia entre el futbolista argentino y el alemán?

–Son bastante similares. Los argentinos tienen buena mentalidad, lenguaje corporal, buena técnica y son luchadores. Es difícil enfrentarlos. Saben cómo jugar.