Turquía se pronuncia hoy en un referéndum histórico sobre una revisión constitucional que podría reforzar los poderes del presidente Recep Tayyip Erdogan. El resultado de esta consulta popular influirá en el futuro de las relaciones con la Unión Europea y el enfoque de la «cuestión kurda».

Si gana hoy, Erdogan poseerá un poder considerablemente reforzado y podrá, en teoría, seguir en el cargo hasta 2029. El Ejecutivo estará concentrado en manos del presidente y el puesto de primer ministro desaparecerá. Sus partidarios defienden que una medida así es necesaria para estabilizar el gobierno y establecer las barreras claras con la Justicia y el Poder Legislativo. Pero para sus oponentes, el nuevo sistema no tendría ningún contrapoder, lo que abriría la vía a un régimen autocrático.

Las relaciones entre Turquía y la Unión Europea (UE) se degradaron enormemente en la recta final de la campaña, cuando Erdogan acusó a algunos países de «prácticas nazis». El líder turco indicó que la candidatura de Turquía a la UE, en punto muerto desde hace años, se pondría «sobre la mesa» después del referéndum. También reactivó el debate sobre la restauración de la pena capital, una línea roja para Bruselas.

En cuanto a los kurdos, desde la ruptura de la tregua histórica con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en verano de 2015, el sureste de Turquía se sumió en una espiral de violencia entre las fuerzas de seguridad turcas y los separatistas kurdos. Si el «sí» gana por escasa ventaja, Erdogan podría verse obligado a adoptar un enfoque más conciliador de la «cuestión kurda». Sin embargo, ahora le toca el turno a la retórica marcial y la prensa próxima al poder informa que después del referéndum se lanzará una ofensiva terrestre contra el PKK en el norte de Irak. «