En los últimos meses comenzaron a visibilizarse algunos hechos de violencia relacionados con barrabravas e inseguridad en estadios. Entre los que competen a la Ciudad, están los acaecidos en la interna de la barra de River Plate, el domingo 18 de marzo, y que tuvieron su punto de máxima tensión en un enfrentamiento entre más de cincuenta personas, en las inmediaciones después del partido, y en donde hubo heridos de armas blancas y lesionados.

Asimismo, por esos días, también hubo problemas con la barra del Club Platense que amenazó y robó pertenencias de sus jugadores. Se señala este hecho, porque si bien este club tiene su estadio en Provincia de Buenos Aires, por lo general, sus barrabravas actúan en el barrio de Saavedra, por lo que más de una vez los incidentes se produjeron en jurisdicción porteña.

Por otra parte, en una disputa con armas de fuego entre miembros de la de la hinchada del Club de All Boys, murió un simpatizante tras recibir un impacto de bala en la cabeza el 1 de abril, una vez terminado el partido, en el barrio de Monte Castro.

Es habitual que llegadas las instancias previas a cada mundial de fútbol recrudezcan internas adentro de las barras y entre las distintas facciones de los clubes, que disputan algunos de los probables privilegios frente a la instancia mundialista: la posibilidad de viajar y la administración de recursos o negocios relacionados.

Y también persisten situaciones en la organización de nuestro fútbol, que semana a semana dan cuenta de improvisación y falta de recaudos por parte de organizadores y Estado, como acaba de ocurrir con el triste hecho del hincha fallecido en circunstancias aún inciertas, en el estadio de River Plate.

Este contexto, y en tanto comienza la cuenta regresiva para el evento mundialista, y pronto a iniciarse un nuevo semestre cargado de torneos locales, Copa Argentina y torneos internacionales, se acentúa la necesidad de la demorada reglamentación de la Ley Integral de Seguridad en el Fútbol de la Ciudad (Ley 5847), que regula la actividad de fútbol, y fue sancionada por la Legislatura el 14 de julio del 2017, por nuestra iniciativa parlamentaria. Lamentablemente, a más de diez meses todavía no ha sido puesta en marcha por el Ejecutivo de la Ciudad e inclusive en reuniones con el subsecretario a cargo del área se encontraron pocas precisiones al respecto.

Esta Ley reorganiza toda la regulación en la materia, tanto en lo que tiene que ver con los organismos del Estado encargados de la planificación de los operativos de seguridad, como la habilitación de los estadios, presupuestos de actuación policial, obligaciones de los organizadores, e incluso modificación de figuras contravencionales relacionadas con el evento deportivo.

Entre las cuestiones de importancia que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha debido poner manos a la obra y no lo ha hecho por esta falta de reglamentación, podemos enumerar: la creación de la Base de Antecedentes sobre violencia en eventos futbolísticos; la implementación de los procedimientos para el ejercicio del Derecho de Admisión; el seguimiento de los requerimientos que la ley establece para las reformas en infraestructura, sistemas de ingresos, videovigilancia y megafonía; la verificación y aprobación de la Estructura del Organizador para la Seguridad de cada club, con sus responsables de seguridad; la elaboración de un Protocolo de actuación policial; y el seguimiento de los planes de trabajo para el cumplimiento de las disposiciones sobre graderías.

Creemos que ante las circunstancias descriptas, y la envergadura y concurrencia en el fútbol de nuestra ciudad, es de suma importancia la reglamentación de la Ley que será clave para fijar límites de actuación, para evitar los conflictos entre facciones de barrabravas, y para garantizar una mayor organización de todo lo que hace al operativo de seguridad en un evento futbolístico.