Un mes y medio de confinamiento fue demasiado para los españoles. Así como la semana pasada, apenas se les permitió dar paseos con los niños, las familias coparon los espacios públicos y los parques –lo que llevó a razonables críticas-; en las últimas horas, miles y miles aprovecharon el permiso para pasear y hacer deportes, y en las principales ciudades sorprendieron las imágenes de muchedumbres corriendo bajo el sol primaveral. Pasaron 48 días desde el 14 de marzo, día en que se decretó el confinamiento estricto. Hasta ahora, sólo podían abandonar su domicilio para ir a trabajar, muñirse de alimentos, ir a la farmacia o al médico y  dar cortos paseos con animales.

Esta medida coincide con una ralentización en el avance del coronavirus, cuyo pico se alcanzó a principios de abril en España, uno de los países más afectados, con más de 216 mil casos confirmados. Aunque las cifras de víctimas siguen conmoviendo, ayer el número de muertos diarios permaneció por debajo de los 300 por tercer día consecutivo (con 276). El número total asciende a 25.100 fallecidos. Madrid es la ciudad más golpeada: contabiliza al menos 8292 muertos.

Por el contrario, en Italia ayer se anunció un fuerte incremento de decesos: 474 muertos en las últimas 24 horas, el peor registro desde el 21 de abril. El repunte se produce apenas dos días antes de la apertura progresiva de la cuarentena, que con la utilización de drones estaba prevista a partir de mañana, lunes. Italia tiene un total de 28.710 fallecidos por el Covid-19, el segundo en el plantea luego de los EE UU.

Francia, en cambio, decidió prolongar hasta el 24 de julio el Estado de emergencia sanitaria y la cuarentena que rige se mantendrá con todo el rigor, como hasta ahora. “Los riesgos de recuperación epidémica» están «probados en casos de interrupción repentina de las medidas en curso», indica el proyecto de ley que ingresó al Parlamento en las últimas horas.

Por su parte, en Portugal, uno de los países menos afectador por el virus en el atacado continente europeo, causaron estupor las movilizaciones que la Confederación General de Trabajadores y los partidos de izquierda produjeron el 1° de mayo con la anuencia del gobierno del primer ministro socialista António Costa. Un millar de personas se reunieron en la tradicional plaza de la Alameda, de Lisboa, como todos los años. Pero esta vez mantuvieron la distancia entre sí de al menos un metro de separación…