El 1 de febrero un turista alemán dio positivo de Covid-19 en su paso por Canarias. Pasaron, desde entonces siete meses y medio, más de 358 mil contagiados y cerca de 29 mil muertos. A mediados de abril ya arreciaban las noticias sombrías. España perseguía a Italia y a Inglaterra en la macabra lista de países europeos con más casos y el sistema sanitario crujía. El verano arribó con sol y con noticias aliviadoras, pero con escaso turismo, una de las gruesas fuentes de ingresos del país: justamente en las últimas horas, tanto Francia, como Inglaterra y Alemania, anunciaron medidas, que incluyen fuertes limitaciones en pasos fronterizos.

El rebrote es una flagelo que padece toda Europa, especialmente en los países más afectados, que habían superado todo peligro de colapso sanitario, pero los valores de las últimos horas volvieron a preocupar. Por caso, en España se volvió a registrar un promedio de 3000 nuevos contagiados por día, aunque con cifras de fallecidos aún pequeñas.

De todos modos, el gobierno español lo considera una fuerte señal de rebrote, cerró discotecas y fiestas, volvió a prohibir aglomeraciones, restringió la apertura de bares y restaurantes, y tomó una medida que causó un fuerte impacto: la prohibición de fumar en público. El ministro de Salud, advirtió: «Si no se respeta la distancia, adoptaremos el cierre total del ocio nocturno».

Uno de los focos es Cataluña. En las últimas horas, los grandes titulares daban cuenta de un rebrote del Covid-19, además de la escandalosa derrota del Barcelona y del regreso de la Fórmula 1. La región, con más de 120 mil contagios, fue la que más padeció la pandemia en toda España. Ya sufrió unos 5500 muertos, y volvió a tener decesos en los últimos días. Se advirtió que si, continúan así, mañana, lunes, llegarían mayores restricciones.

Pero claro que no es el único tema que sacude a España. La situación de la monarquía no se resolvió con el viaje con paradero incierto de Juan Carlos I y resuenan las voces desde el progresismo y la izquierda que vuelven a poner en entredicho el sistema. En la alianza de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos consideran que la derecha implementó una “contraofensiva” para contrarrestar los escándalos de la monarquía y el creciente clamor de un eventual plebiscito que pondría en jaque el sistema monárquico. El propio Pablo Iglesias, líder de Podemos, enfrentó la investigación judicial abierta contra su partido por un juez de instrucción de Madrid sobre las supuestas irregularidades denunciadas por un exabogado, advirtió que son «maniobras de distracción» para no hablar «del debate social sobre la monarquía o sobre cómo emplear los fondos europeos». Mientras sigue siendo una incógnita el destino final de Juan Carlos I, en la península la broma es que donde esté no la está pasando mal. Sigue ostentando el título honorífico de rey, no renunció a sus derechos sobre la Corona como sí hizo su padre en 1977 y, además, produce inquietud que, en situación de reserva, aún es capitán general de las FF AA, lo que en las propias milicias produce resquemor, aun cuando fueron históricamente reaccionarias.