María Alaye apoyó una rodilla en el césped frente a un pozo cavado en un rincón de la Plaza San Martín de La Plata, y estiró la mano para depositar en el fondo una cajita de madera de color rojo con una inscripción: “Adelina Dematti de Alaye, 24 de Mayo de 2016”. Dentro estaban parte de las cenizas de su madre, la Madre de Plaza de Mayo La Plata fallecida en esa fecha hace poco más de cuatro meses atrás. Encima, un grupo de hombres de HIJOS regional La Plata, plantaron un ginkgo biloba, conocido como el árbol de la vida y cuyas hojas semejan a los pañuelos.

Organismos de derechos humanos, familiares y militantes homenajearon a la madre de Carlos Esteban Alaye, un trabajador desaparecido el 5 de mayo 1977, que falleció en mayo pasado a los 88 años. El acto se realizó en la plaza céntrica de la capital bonaerense, ubicada entre la Casa de Gobierno y la Legislatura, donde todos los miércoles esas mujeres realizaban las rondas alrededor del monumento al Libertador exigiendo la aparición con vida de sus hijos y juicio y castigo a los genocidas de la dictadura cívico militar.

Otra parte de las cenizas de la Madre serán esparcidas este jueves en Plaza de Mayo, durante la tradicional ronda alrededor de la pirámide. También esparcirán otra parte en Chivilcoy, de donde Adelina era oriunda.

“La recordamos así, plantando un árbol, porque aún después de tanta muerte creemos en la vida. Y porque sabemos gracias a ellas que la única lucha que se pierde, es la que se abandona”, dijo Matías Moreno, de HIJOS regional La Plata.

Antes de plantar el árbol y descubrir la placa transparente que recordará su nombre y el de su hijo desparecido, las Madres de Plaza de Mayo de La Plata Herenia Sanchez Viamonte y Ramona Icardi, dieron con las cenizas de Adelina una última vuelta juntas alrededor del monumento.

Las acompañaron Rosa Bru, madre de Miguel -el estudiante de periodismo desaparecido en 1993-, los hermanos de los chicos de la Noche de los Lápices Marta Ungaro y Emilio “Taka” López Muntaner, e integrantes de HIJOS, militantes, el diputado provincial Miguel Funes y la concejal Florencia Saintout.

“Estamos despidiendo a una amiga, me cuesta mucho hablar”, dijo Herenia. Y recordó que la última vez que Adelina estuvo con sus compañeras en un acto fue dos meses antes de morir. “El 24 de marzo llegó a la plaza y apenas podía caminar. Dimos la vuelta al monumento y ella nos miraba desde una silla. Hasta el último momento, en esos días en que apenas se podía tener en pie, me llamaba a la mañana y me decía que tenía que ir a tal o cual lugar, porque ella ya no me podía acompañar”, contó.

“Estas mujeres, estas Madres eran las que nos llevaban a la escuela, las que nos cuidaban”, la recordó Lucía García de HIJOS. Y cerró: “Eran mujeres que cuando tenían cuarenta o cincuenta años se tuvieron que hacer a cargo de nosotros, de los hijos de sus hijos desaparecidos. Son nuestras heroínas. Son las que nos enseñaron a ser luchadores, porque ellas en 40 años no se quebraron ni un solo día”.

Cuando terminó el acto, los organizadores se llevaron la placa: es que pese a que la ordenanza que presentó el FPV en el concejo deliberante se votó por unanimidad, el Ejecutivo no cumplió su parte: «Cambiemos no nos ayudó en nada. No realizó el monolito que nos habían prometido para poner la placa», explicó Moreno, a un lado del ginkgo biloba.