«Es un retroceso, una forma de ir contagiando de malas artes el camino de esta democracia que costó tanto conseguir», dice Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Se refiere a la maniobra del gobierno que repudiaron los organismos esta semana porque encubrió otro intento por beneficiar a los genocidas. Es la incorporación de 96 represores presos en el listado de las 1111 personas privadas de la libertad que el Servicio Penitenciario Federal (SPF), dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, envió a la Justicia para que evalúe excarcelar con prisión domiciliaria. 

El listado que se conoció por la prensa constituye el 62% de los genocidas mayores de 70 años detenidos en dependencias del SPF. Es decir que el organismo que depende de Germán Garavano propuso excarcelar a más de la mitad de los represores que tiene presos. Los organismos, con Abuelas, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, el Cels e H.I.J.O.S. a la cabeza, reaccionaron con un repudio al intento de beneficio a los represores. No representan ni el 1% de los presos y fueron incluidos por el Sistema Penitenciario con el pretexto de descomprimir las cárceles.  

«En las estadísticas estamos viendo que centenares de genocidas, por estas políticas actuales del gobierno, han pasado a tener cárcel domiciliaria. Sabemos que muchos pueden estar enfermos y que son viejos. Pero son personas mayores peligrosas, que no se arrepienten y que no han confesado», reflexiona Estela. «Es más, han dicho que lo volverían a hacer si fuera necesario. Es decir que tienen una formación genocida muy arraigada y, al salir y estar en un domicilio, pueden darse reuniones entre ellos, las comunicaciones y la confabulación. Humanitariamente uno piensa que si alguien está a punto de fallecer podría (acceder a la domiciliaria). Pero vemos que (Miguel) Etchecolatz sale de su casa cómodamente, sin esposas, acompañado como un ciudadano común cuando en realidad es un peligroso delincuente».

–¿Aunque la decisión es judicial, las domiciliarias no son justas?

–Es una injusticia. Tenemos presos políticos que, por las dudas, los tienen presos. Piden domiciliaria para no tener esa injusta detención y no los liberan porque los creen peligrosos. Hay una contradicción ofensiva para la ciudadanía. Pensar que se está teniendo una política totalmente adversa, contradictoria y peligrosa. Entonces rechazamos esas pretensiones de darles beneficios, sobre todo teniendo en cuenta que los delitos cometidos por esta gente son delitos que agravian a toda la sociedad. Son delitos de lesa humanidad, es decir que a la humanidad entera están ofendiendo. Naciones Unidas, la OEA, Amnistía Internacional y otras organizaciones defensoras de los Derechos Humanos están viendo la caída que tenemos en el camino de Memoria, Verdad y Justicia. 

–¿La propuesta de excarcelación abre un camino de impunidad tras el intento de aplicación de la ley de 2×1?   

–Sí. Es un paso hacia la impunidad. Proponen nombres como el «Turco Julián» o Christian von Wernich, a quien la Iglesia no ha repudiado como lo que fue, un asesino. Es una medida ofensiva para los que queremos que las cosas sean iguales para todos. Es un retroceso, una forma de ir contagiando de malas artes el camino de esta democracia que costó tanto conseguir, que es la más larga de nuestra historia y que desde nuestro lugar queremos preservar y, más que nada, fortalecer y no debilitar.

–El 24 de Marzo está próximo. ¿Cómo lo avizora en este contexto de retroceso en Derechos Humanos?

–Los organismos y buena parte de la sociedad estamos preparándonos para hacer lo que hacemos todos los años. Realizar una gran marcha y concentración en Plaza de Mayo, para señalar las políticas de retroceso que se están poniendo en práctica en Derechos Humanos. También marcar otros temas que son inherentes a los Derechos Humanos, como la desocupación, la falta de vivienda, el tema escolar y los maestros, en fin, todo lo que se está deteriorando con una indiferencia y una frialdad pasmosa. Creo que este año también vamos a hacer un documento muy fuerte y muy consensuado. 

–¿La Ciudad va terminar los arreglos en la Plaza a tiempo?

–Siempre es a la Plaza de Mayo y ya nos encargamos de saber con certeza que va a estar lista, por lo menos desde la Pirámide hasta la vereda del Cabildo para poder hacer la concentración ahí.

–Mencionó el retroceso en la política de DD HH, ¿cuál de las últimas le pareció la más grave?

–En principio, la de obligar a la doctora Alejandra Gils Carbó a que renuncie a la Procuración General de la Nación. Ella es una excelente mujer. No tuvo ideología política en su mandato sino que hizo lo que correspondía hacer, como la creación de ese espacio de los fiscales que trabajan en colaboración con la Conadi y con nosotros para el esclarecimiento de casos posibles (de nietos apropiados). Pero también se cerraron espacios en el Ministerio de Defensa, donde los archivos militares y de las fuerzas armadas eran estudiados para ver si existía algún dato que pueda llevar luz en la búsqueda de desaparecidos en general y de los bebés. También hay una disminución total en la Secretaría de Derechos Humanos en lo relativo a nuestros temas. El presidente sigue indiferente y también está el desprestigio de nuestro trabajo. Pero el agravio es para todo el pueblo argentino. Hay un retroceso enorme, con medidas muy autoritarias. No hablo de dictadura, pero son medidas dictatoriales. No es una dictadura. Es una democracia muy imperfecta.

Las actas de Stella Maris

La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) anunció que pondrá a disposición de la Justicia y los organismos las actas de bautismo realizadas en la Iglesia que funcionó en la ESMA, el más emblemático centro de detención de la dictadura, donde funcionó una maternidad clandestina. La existencia del documento con información de 1976 a 1979 se había conocido en enero. Luego, en febrero, el Papa Francisco recibió a Estela de Carlotto en el Vaticano y le prometió que Abuelas de Plaza de Mayo accedería a una copia para buscar allí posibles nietos apropiados.   

«Al Papa le pedí una copia para estudiarla porque la mirada institucional nuestra tiene experiencia. Entonces ahí podemos ver y descubrir, si lo hubiere, algún indicio de algún nieto robado. Nos dijo que habláramos con monseñor Ojea, que reemplaza a Arancedo en la Conferencia Episcopal. Ojea está dispuestísimo», contó Carlotto.

–¿Lograron una buena relación con la Iglesia?

–Hay un cambio de posición dentro de la cúpula de la Iglesia argentina con nuestro tema, que demanda encontrar desaparecidos vivos. Yo creo que hubo una equivocación de un primer momento por desconocimiento. Ahora tenemos los actos que hace este hombre (Francisco), al que yo considero como un hermano menor. Él da esa sensación con su calidez, su gentileza y sus decisiones, no sólo para nuestro país sino también para el mundo entero. «